Entre sublime y vulgar
El jugo de esta extravagancia de Elton John est¨¢ en su abundante repertorio original
El anhelo nost¨¢lgico por lo no vivido es una de las esencias de la mejor m¨²sica. Lo explotaron Elton John y su letrista Bernie Taupin, cuya primera etapa se elevaba melodiosa y ficticia sobre las brumas de la Inglaterra provinciana, en canciones inducidas por los sabores de la variopinta m¨²sica norteamericana, la enga?osa mitolog¨ªa que proyectaba Hollywood. Su esforzada inspiraci¨®n ¡ªy la timidez disfrazada de excentricidad del gustoso vocalista¡ª les recompensar¨ªa en 1973 con su ¨¢lbum m¨¢s popular. No ser¨¢ su mejor obra, pero s¨ª ¡°la ra¨ªz k¨¢rmica¡±, seg¨²n Taupin, de una exitosa asociaci¨®n que ya jam¨¢s volver¨ªa a brillar as¨ª. Tras a?os afinando su artesan¨ªa ¡ªarrancando infalibles tonadas al piano, fabulando enso?aciones frente a la cruda realidad¡ª, las canciones manaron solemnes, efusivas, melanc¨®licas, crom¨¢ticas, sensuales. Unas se ensimismaban ante la gran pantalla (Candle in the Wind), otras cabalgaban l¨²dico rock and roll (Bennie and the Jets, Saturday Night¡¯s Alright), transluc¨ªan miserias de arrabal (Sweet Painted Lady) o amores s¨¢ficos (All the Young Girls Love Alice). Restaurado en su 40? aniversario, se ampl¨ªa con versiones de artistas contempor¨¢neos y un concierto, pero el jugo de esta extravagancia, entre sublime y vulgar, est¨¢ en su abundante repertorio original.?
Elton John. Goodbye Yellow Brickroad. Mercury-UMC
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