Cuesti¨®n de tama?o
Lejos est¨¢n los tiempos en que pod¨ªas coincidir en una cola con Polanski, Losey o los Taviani, o tomar un caf¨¦ en una terraza al lado de otra mesa en la que John Huston disfrutaba de un whisky
Ver a un director como Wim Wenders apretujado entre el p¨²blico esperando para entrar a ver una pel¨ªcula es una imagen de esta edici¨®n del festival de Cannes que era poco usual en los ¨²ltimos a?os, ya que la popularidad de los cineastas no aconseja que se mezclen con la masa. Lejos est¨¢n los tiempos en que pod¨ªas coincidir en una cola con Polanski, Losey o los Taviani, o tomar un caf¨¦ en una terraza al lado de otra mesa en la que John Huston se estaba zampando un buen whisky, e incluso intercalar algunas frases con ¨¦l. Era hace a?os un festival m¨¢s peque?o y no menos importante que el de ahora, y si me apuran un tanto m¨¢s, puesto que las pel¨ªculas que aqu¨ª se presentaban se iban a exhibir luego por todo el mundo por el simple hecho de haber sido seleccionados en Cannes, y no digamos las que figuraban finalmente en el Palmar¨¦s. El festival ha crecido enormemente, hay casi que pelearse para ver una pel¨ªcula, como le ocurri¨® a Wim Wenders, y correr despu¨¦s locamente a la caza de la siguiente. No obstante, ha habido recientemente Palmas de Oro que han pasado luego de puntillas por las salas comerciales.
Parece una paradoja que cuanto m¨¢s grande se va haciendo Cannes y m¨¢s repercusi¨®n tiene en los medios las pel¨ªculas acaben teniendo menor consumo...
Parece una paradoja que cuanto m¨¢s grande se va haciendo Cannes y m¨¢s repercusi¨®n tiene en los medios las pel¨ªculas acaben teniendo menor consumo... con las excepciones que se quiera recordar. Y es que la oferta es excesiva. Tener que elegir entre el ¨²ltimo Godard, proyectado a concurso en sesi¨®n ¨²nica, o disfrutar de la llamada "master class" de Sofia Loren, tambi¨¦n ¨²nica y adem¨¢s irrepetible, supone cierta crueldad por parte de los programadores. Porque es que al mismo tiempo otras decenas de apetecibles ofertas coinciden en el horario. De ah¨ª que sea frecuente que al final festivaleros malvados presuman de haber visto la joya oculta que a los dem¨¢s se nos escap¨®.
Incluso el mercado del filme es inabarcable, no cabe ya en las dependencias disponibles a tal efecto y se desparrama por toda la ciudad. Y como viene ocurriendo en los ¨²ltimos tiempos, hay lamentos de los vendedores, casi siempre victimistas, aunque entre ellos haya tambi¨¦n excepciones. Una, por ejemplo, la de la pel¨ªcula argentina coproducida con Espa?a Relatos salvajes, que al parecer ha superado en ventas internacionales todas las previsiones, pero tambi¨¦n ellos se lamentan del abrumador ritmo que exige el festival de hoy en d¨ªa. Este a?o tiene su explicaci¨®n en que dura un d¨ªa menos y hay que concentrarlo todo. Pero en realidad se trata del tama?o elefanti¨¢sico que ha adquirido el certamen m¨¢s importante y grande del mundo.
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