Mater amant¨ªsima
La pel¨ªcula es un melodrama claustrof¨®bico que armoniza con el inter¨¦s de la nueva ola rumana por recorrer un tejido social con heridas por cicatrizar
Editada en 1995 como anticipo de su ¨¢lbum Dispetto, la canci¨®n Meravigliosa creatura ¡ªque en nuestro pa¨ªs populariz¨® un anuncio de Fiat Bravo¡ª es uno de los grandes ¨¦xitos de la incombustible rockera italiana Gianna Nannini. El tema suena en dos ocasiones ¡ªen una escena ambientada en una fiesta pudiente y en los cr¨¦ditos finales, tras la contundente catarsis que cierra el relato¡ª en Madre e hijo, reformul¨¢ndose como canci¨®n de patol¨®gico y asfixiante amor materno-filial. Tercer largometraje del rumano Calin Peter Netzer, merecedor del Oso de Oro y del premio de la Fipresci en el pasado Festival de Berl¨ªn, Madre e hijo es un melodrama claustrof¨®bico, que, al mismo tiempo que armoniza con el inter¨¦s de la nueva ola rumana por recorrer un tejido social con heridas por cicatrizar, parece encontrar inesperados puntos de contacto con recientes aportaciones asi¨¢ticas al g¨¦nero orientadas a cuestionar algunos de sus m¨¢s tradicionales arquetipos femeninos. Por ejemplo, las casi simult¨¢neas Mother (2009) de Bong Joon-ho y Poes¨ªa(2010) de Lee Chang-dong, en las que dos personajes extremadamente representativos del melodrama coreano ¡ªespecialmente en su vertiente de culebr¨®n televisivo: la madre y la abuela sufrientes¡ª ten¨ªan que lidiar, de maneras harto contrastadas, con la culpa y el pecado de, respectivamente, su hijo y su nieto.
MADRE E HIJO
Direcci¨®n: Calin Peter Netzer
Int¨¦rpretes: Luminita Gheorghiu, Bogdan Dumitrache, Florin Zamfirescu.
G¨¦nero: drama. Rumania, 2013.
Duraci¨®n: 112 minutos.
?La Cornelia Keneres que encarna con mano de hierro Luminita Gheorghiu ¡ªactriz a quien el espectador espa?ol ha podido ver a las ¨®rdenes de Michael Haneke (C¨®digo desconocido, El tiempo del lobo) o en t¨ªtulos clave de la nueva ola rumana (4 meses, 3 semanas, 2 d¨ªas, Aurora, M¨¢s all¨¢ de las colinas)¡ª tiene poco que ver con los personajes femeninos de esos dos heterodoxos melodramas coreanos: es una mujer acomodada, en conflicto territorial con su nuera por el dominio afectivo de su hijo, flanqueada por un hombre pusil¨¢nime, capaz de moverse en entornos hostiles con la suficiencia de quien sabe que el dinero puede comprar cualquier apa?o en un entorno tradicionalmente corrupto. Un accidente de tr¨¢fico en el que muere un ni?o la coloca, no obstante, en el mismo brete que a sus hermanas coreanas en la distancia: limpiar un nombre, gestionar una inocencia que quiz¨¢ nunca estuvo all¨ª, proteger al cachorro, aunque este se haya convertido en adulto disfuncional.
El director sigue a sus personajes con c¨¢mara nerviosa, en tomas largas que atrapan generosas raciones de tiempo real en el ojo del hurac¨¢n de la incomodidad. Hay muchas escenas que dan medida de la maestr¨ªa en juego: el tenso di¨¢logo con el conductor testigo en un centro comercial, con esposa e hija burguesas al fondo, por ejemplo. Pero el gran final conquista lo sobresaliente: en especial, cuando Cornelia parece estar entonando la eleg¨ªa por su hijo muerto ¡ªen realidad, por la muerte de sus expectativas maternales¡ª frente a los padres del ni?o que realmente muri¨® en el accidente.
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