Cine sin fronteras, lujo sin fin
Yates y coches imposibles, hoteles de las mil y una noches, joyas fastuosas y fiestas ¡®vip¡¯ simbolizan la locura econ¨®mica que cada mes de mayo se instala en Cannes
En el puerto de Cannes hay un busto de Virginie Heriot. Desde su esquina, esta navegadora francesa observa cada d¨ªa las dos pasiones a las que entreg¨® su vida: los yates y la filantrop¨ªa. De hecho, ambas coinciden, ya que a bordo de las decenas de monta?as blancas que ocupan los muelles parece haber bastante amor entre los humanos. O eso se percibe, por lo menos, al mirar ¡ªdesde la distancia y la envidia de los comunes mortales¡ª los c¨®cteles que se celebran a bordo de estos Titanic en miniatura. Champ¨¢n de cuv¨¦es cotizadas, gastronom¨ªa supers¨®nica, barcos imposibles, b¨®lidos inalcanzables y muchos trajes y vestidos de marcas estratosf¨¦ricas por cent¨ªmetro cuadrado son las evidencias de una ciudad que estos d¨ªas, adem¨¢s de capital mundial del cine, lo es tambi¨¦n del lujo. Del ultralujo. Tanto, que el festival tiene un impacto econ¨®mico sobre la ciudad de al menos 130 millones de euros, seg¨²n estim¨® en 2012 el alcalde, Bernard Brochand.
Hoteles con m¨¢s estrellas que la v¨ªa l¨¢ctea, tiendas hiperexclusivas, precios por las nubes. Y yates, muchos yates. Unos 60, en concreto, calcula Jean-Christophe Bas, en la oficina del puerto de Cannes. Se refiere a los barcos de eslora inabarcable, que ocupan una zona reservada. Por ella estos gigantes de la navegaci¨®n pelean desde meses antes y gastan cientos de euros al d¨ªa, seg¨²n su tama?o ¡ªcon unos 60 metros de longitud, el alquiler diario del muelle vale 630 euros¡ª. Pero ?qu¨¦ es eso comparado con el privilegio de desayunar con vista al Mediterr¨¢neo y al Palacio de Festivales de Cannes?
Las tripulaciones suelen responder amablemente a las preguntas sobre los nav¨ªos pero su gentileza se transforma en sonrisa de compasi¨®n cuando uno pide echar un vistazo a bordo. ¡°Solo venimos a pasar unos d¨ªas agradables, nada m¨¢s¡±, aclara el due?o del Etoile, un juguete de 35 metros, casi nada respecto a sus vecinos. Aunque lo que dice no es del todo cierto. Porque hay yates alquilados por compa?¨ªas de cine en busca de negocios. Y claro, tambi¨¦n est¨¢n las embarcaciones de los famosos, como Russell Crowe, quien ancl¨® su joya por estas tierras hace unos d¨ªas.
Un apartamento con vistas al mar durante el festival supera los 50.000 euros
Sin embargo, hay maneras m¨¢s espectaculares de acercarse a la Croisette. Precisamente desde este a?o existe un servicio de jets privados que conecta Par¨ªs y Niza por 6.490 euros. El precio se refiere al vuelo para cuatro personas. Tranquil¨ªcese el eventual ususario: el viaje Niza-Cannes en coche est¨¢ incluido en el precio.
Una vez en la Croisette, sin embargo, hay que vivir. No es tan f¨¢cil. Ante todo, porque el alojamiento no es un derecho para todos los bolsillos. Un apartamento c¨¦ntrico se puede alquilar por unos miles de euros para todo el festival, pero supera los 50.000 si la conditio sine qua non es un balc¨®n con vistas a la Croisette. Es la opci¨®n preferida de muchas agencias de venta de pel¨ªculas.
Los que adviertan como una necesidad primaria tener el desayuno listo por la ma?ana y la habitaci¨®n impecable a su regreso pueden apostar por un hotel. Aqu¨ª hay cuatro cuyos clientes est¨¢n considerados como inquilinos del Olimpo: el Carlton, el Majestic, el Martinez y, sobre todo, el Hotel Du Cap acogen tanto a ciudadanos normales ¡ªbueno, los que puedan pagar por ello¡ª como a las estrellas cuyas fotos salpican sus paredes. En el Du Cap, una habitaci¨®n puede pasar de 2.000 euros la noche. Es el precio por 45 metros cuadrados de felicidad.
¡°Los que vivimos aqu¨ª procuramos no salir de copas ni a cenar fuera durante el festival, porque todo cuesta mucho m¨¢s¡±, relata la empleada de una agencia de alquiler de apartamentos. Y si bien es cierto que la ciudad est¨¢ repleta de pizzer¨ªas y quioscos que evitan un asesinato diario de la cuenta bancaria, la trampa siempre est¨¢ a la vuelta de la esquina.
En Cannes hay tantos famosos que hasta cuesta reconocerlos. Excluyendo, es obvio, los actores m¨¢s conocidos, hay tal cantidad de hombres trajeados y mujeres con vestidos de pasarela que es dif¨ªcil saber si se halla uno ante un tipo igual que ¨¦l, simplemente con un esmoquin alquilado... o ante el productor m¨¢s rico de China. Las joyas tambi¨¦n se pueden pedir prestadas para una noche de gala, aunque en la tienda de Cartier no lo confirman ni detallan los precios medios: la pol¨ªtica de la casa es que los trabajadores no puedan proporcionar informaci¨®n a los periodistas.
Imposible result¨® tambi¨¦n saber algo m¨¢s de Yadua. El anuncio de este rinc¨®n paradis¨ªaco de 11 hect¨¢reas al este de Australia apareci¨® durante el festival en algunas de las revistas diarias que por aqu¨ª se editan. ¡°Compra esta isla¡±, afirma la publicidad. Este peri¨®dico intent¨® poner en marcha por correo electr¨®nico una negociaci¨®n. No hubo respuesta. Una pena.
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