Un Arnie de bajo coste

En Sin tregua (2012), su anterior trabajo como director, David Ayer equipaba a una pareja de polic¨ªas con c¨¢maras digitales para esbozar un discurso sobre el narcisismo que no llegaba a cuajar, ni a ahondar ¡ªen la pel¨ªcula, incluso los narcos grababan en v¨ªdeo sus propias proezas para construir su ¨¦pica port¨¢til¡ª. De paso, Sin tregua daba un barniz contempor¨¢neo a los lugares comunes en la herencia de la buddy movie. Sabotage vuelve a hacer uso de c¨¢maras digitales, al tiempo que integra en su metraje las texturas diferenciadas de dispositivos de videovigilancia y de grabaciones de interrogatorios de asuntos internos de la DEA, pero aqu¨ª el norte del cineasta parece ser otro: revivir el esp¨ªritu de una pel¨ªcula media de acci¨®n de los ochenta, tocada puntualmente por el exceso y cierta excentricidad. En este sentido, la presencia de Arnold Schwarzenegger al frente del reparto adquiere la calidad de un icono referencial: el axioma del modelo de pel¨ªcula que se quiere evocar, a trav¨¦s de una sucesi¨®n de im¨¢genes cuya nitidez no funciona como figura de estilo, sino como posibilismo. Sabotage parece, as¨ª, la nieta low cost de una pel¨ªcula que en los ochenta podr¨ªa haber firmado un Walter Hill o un John McTiernan, ninguno de ellos en sus mejores momentos.

Tras el intento de birlar una cantidad de dinero a un cartel de la droga en una operaci¨®n de alto riesgo, los miembros del equipo de ¨¦lite de la DEA que lidera el personaje interpretado por Schwarzenegger van siendo liquidados seg¨²n la variante sangrienta y s¨¢dica del m¨¦todo Diez negritos. Hay, pues, un cierto punto de originalidad en esa estrategia ¡ªfundir la pel¨ªcula de acci¨®n y el whodunit¡ª, pero lo m¨¢s interesante llega en el ¨²ltimo tramo, cuando Ayer parece olvidarse de esa ambici¨®n de ser un renovador del cine negro que alent¨® sus primeros pasos como guionista y director para perder, l¨²dicamente, las formas en una delirante persecuci¨®n final y en un explosivo ep¨ªlogo que, en buena medida, invitan a recordar por qu¨¦ resultaba tan divertido ver pel¨ªculas de Arnold Schwarzenegger hace 30 a?os.