La altura del amor

Con las pel¨ªculas en cuyo punto de partida hay un cierto atrevimiento para hablar de cosas tan intemporales y esenciales como el amor y el sexo siempre existe la obligaci¨®n de hurgar por parte del cr¨ªtico. Incluso m¨¢s que en las historias convencionales, ya sea porque su esencia es tradicional, pacata o incluso moralista. Coraz¨®n de le¨®n, s¨¦ptimo largo del argentino Marcos Carnevale, de los que tres se estrenaron en Espa?a, las discretas Elsa y Fred (2005) y Tocar el cielo (2007), y la nefasta Almejas y mejillones (2000), est¨¢ sin duda dentro del primer grupo, apelando desde su base al poder del amor por encima de cualquier barrera, en principio f¨ªsica, pero sobre todo social, cuando la plebe de alrededor no acaba de entender una relaci¨®n (y no para de presionar contra ella) a todas luces desequilibrada: cultural, f¨ªsica, econ¨®mica...

En Coraz¨®n de le¨®n la base es clara: mujer separada, guapa, sexy y alta, por una de esas casualidades de la vida, mantiene una (aparentemente) grandiosa conversaci¨®n telef¨®nica con un hombre con el que decide quedar, y cuando este aparece mide poco m¨¢s de 1,30 cm. La idea, con enormes posibilidades, y a la que en alg¨²n momento espor¨¢dico Carnevale le saca partido, se desarrolla, sin embargo, sin poder esquivar tres grandes problemas. Primero, que nunca se decide entre la comedia loca cl¨¢sica, la f¨¢bula m¨¢s o menos meliflua, la bomba descacharrante, mordaz y pol¨ªticamente incorrecta, casi al estilo de los hermanos Farrelly, y la comedia dram¨¢tica-rom¨¢ntica-psicol¨®gica, mezclando todas ellas sin que el conjunto tenga una clara identidad. Segundo, que el presumible atractivo del tipo, b¨¢sicamente de labia y sensibilidad, pues f¨ªsicamente Guillermo Francella puede ser de todo menos guapo (y menos, reducido digitalmente), es bien dudoso: si bailar salsa, tirarse en paraca¨ªdas y decir cada cierto tiempo expresiones como ¡°in one hour¡± resulta sexy para una mayor¨ªa de los espectadores, cerraremos la boca.

Y tercero, que el atrevimiento tampoco es tal: se ha optado por reducir con efectos especiales a un actor de estatura normal, y no por un actor afectado de enanismo (como Peter Dinklage, de Juego de tronos), y en un tema crucial, la secuencia de sexo, Carnevale opta por la elipsis completa. De modo que lo que queda es una comedia que se ve con cierto inter¨¦s por ver ad¨®nde llegan, pero que nunca deja el poso de lo verdaderamente ins¨®lito y reivindicativo.