Observando atentamente la ciudad
El dibujante Pepe Medina compone su visi¨®n del mundo solo con im¨¢genes
Seis mesas, cuatro archivadores, incontables pilas de revistas y estanter¨ªas a plena capacidad delimitan el espacio de trabajo del dibujante Pepe Medina (Palencia, 1969). Una buhardilla ¡ªen esta ¨¦poca del a?o, muy calurosa¡ª en la que ha encontrado refugio lejos de Madrid. Abandon¨® hace a?os la ciudad y no ha mirado atr¨¢s. Me atraen mucho los entornos urbanos, me intriga eso de vivir todos juntos en un lugar tan hostil, me llama la atenci¨®n c¨®mo nos uniformiza, asegura. Ahora me he convertido en un espectador del funcionamiento de la ciudad, disfruto mucho de sentarme y mirar.
Y eso es precisamente lo que hizo para recopilar material para Ciudad, que puede verse en el Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) hasta el 28 de septiembre. Vivi¨® y dibuj¨® la urbe burgalesa durante una semana y media para "verla como un ciudadano y no como un turista". Se limit¨® a deambular. "Entr¨¦ en una deriva en la que me expuse a que me sorprendiera lo m¨¢s mundano". Y se permiti¨® registrar esas peque?as cosas carentes de importancia que, por alguna raz¨®n, se acumulan en nuestra memoria: el rinc¨®n de una calle, el banco de un parque, un rostro. De Burgos plasm¨® sus "alucinantes" zonas verdes, las tardes ociosas de los jubilados en la estaci¨®n de autobuses, la universal obsesi¨®n de los j¨®venes por las pantallas. "Con esta exposici¨®n quer¨ªa mostrar lo excepcional de lo cotidiano". Ese dossier de im¨¢genes recogidas, subraya, en d¨ªas de diario "cuando se observa la cotidianidad en estado puro" recal¨® primero en un cuaderno ¡ª"siempre llevo uno encima: es lo m¨¢s bonito del dibujo, puedes trabajar en cualquier parte"¡ª y despu¨¦s en las composiciones, casi siempre en blanco y negro ¡ª"no necesito el color"¡ª, que ahora expone el CAB.
Ciudad parte de la observaci¨®n, pero sus trabajos suelen originarse en la lectura. De textos sobre ciencia e investigaci¨®n, de las noticias. Durante m¨¢s de cuatro a?os ilustr¨® la secci¨®n de Opini¨®n del diario P¨²blico y desde entonces no ha podido desprenderse de esa exigente rutina. "Me levanto, desayuno y empiezo a dibujar mientras escucho la radio. Si algo me llama la atenci¨®n, se queda en el cuaderno". Dibujos originales de esa prol¨ªfica ¨¦poca atestan los archivos de su estudio y el de su mujer. En ellos y en los muchos otros que esperan, a¨²n in¨¦ditos, en las p¨¢ginas de sus cuadernos sigue encontrando inspiraci¨®n. "Reciclo mucho". Abre una libreta de tapas manoseadas y repasa im¨¢genes, ideas, dice, tan vigentes entonces como ahora. Es de 1994, cuando viv¨ªa en Londres. "Me basta mirarlo para colocarme en ese lugar y tiempo, me sirve como un diario". Ante sus ojos, esos ideogramas cobran sentido de inmediato, ante los ajenos, se abre un desaf¨ªo descifrable solo a su debido tiempo. Es su lenguaje. En ¨¦l expresa sus reflexiones sobre lo que le rodea. "Es lo que hago: componer otra visi¨®n del mundo solo con im¨¢genes".
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