¡°Todos somos vanidosos, pero no creo que ande presentable¡±
El escritor conversa sobre la fe cat¨®lica y el orgullo gay, el mapa pol¨ªtico y su militancia y de Kant
Este gran eremita de la ciudad con chispa a sus 75 a?os para adentrarse a¨²n en los ambientes de un botell¨®n, escritor ventr¨ªlocuo en el inmenso gui?ol que despliega por sus novelas frescas con personajes parlantes, explorador de puertas para dentro de la condici¨®n humana, activo, enfermizamente curioso, no deja la escritura aparte ni a tiros. ?lvaro Pombo, santanderino angl¨®filo, uno de los autores espa?oles vivos m¨¢s singulares, nos habla de la fe cat¨®lica y el orgullo gay, del mapa pol¨ªtico y de Kant¡
Pregunta. Eso de los curas pichabrava y pichabreve que ha creado usted en su novela La transformaci¨®n de Johanna Sans¨ªleri, ?qu¨¦ son? ?Recuerdos de infancia?
Respuesta. No, no. Un intento de situar la fe cat¨®lica en un contexto como el de la parroquia. Esos motes son un par de frases sueltas insignificantes dichas en el libro.
P. Como vemos a la Iglesia tan sensible con esos temas y pidiendo perd¨®n todo el rato y usted es creyente.
R. Yo estoy fuera de la Iglesia cat¨®lica.
P. ?D¨®nde?
R. Doy por supuesto que hay formas de religiosidad dentro de ella, que es una estructura muy defectuosa y muy complicada. Mi inter¨¦s en eso es m¨¢s anal¨ªtico que piadoso. Soy una persona muy anticuada.
P. Pues parece al cabo de la calle, porque tambi¨¦n se ha parado a analizar el fen¨®meno de los canis y las chonis, todo ese ambiente macarrilla refundado entre los pol¨ªgonos. ?Se deja caer por ah¨ª?
R. No, ni por ah¨ª ni por ning¨²n lado. Me lo cuentan, lo oigo. Tomo nota, lo retengo. Yo vivo en un mundo parecido a lo kantiano. Tampoco ¨¦l sal¨ªa ni a cruzar el B¨¢ltico. Pero le contaban cosas de todo el mundo y sin Internet. T¨² ahora pones canis en Google y te salen mil p¨¢ginas.
P. Eso, en clave santanderina, podr¨ªamos decir que son los raqueros ¡ªbarriobajeros¡ª de toda la vida¡
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?lvaro Pombo (Santander, 1939), acad¨¦mico, Premio Herralde, Nacional de Narrativa, Nadal, Planeta, poeta, ensayista y un autor totalmente original.
R. Claro, pero con coche. Para hacer eso tan hortera de ponerse en corro con las luces y la m¨²sica a todo meter. Los raqueros no eran horteras. Estos son m¨¢s fuertes y guapos. Eran supervivientes en un mundo donde se impon¨ªa robar carb¨®n de los trenes. Resultaban agresivos y simp¨¢ticos, como las pescaderas, cuando les daba. En Santander somos muy as¨ª: simp¨¢ticos cuando nos da.
P. Bueno, en su casa tampoco comer¨ªan mal, usted era de familia noble.
R. S¨ª, pero en la ¨¦poca de posguerra exist¨ªa una austeridad que se pegaba a todos los estratos. Com¨ªas todo lo que hab¨ªa en el plato. No ¨¦ramos millonarios tampoco.
P. Pronto se fue a Inglaterra a trabajar de botones en un banco, ?no es as¨ª?
R. M¨¢s bajo todav¨ªa.
P. ?Un Pombo m¨¢s bajo que un botones?
R. ?Un horror hist¨®rico! Yo trabaj¨¦ de todo. Pero antes estudi¨¦ Filosof¨ªa en Birkbeck College, cuatro a?os. Encontr¨¦ un anuncio y llam¨¦ para un puesto. Me dijeron que estaba demasiado bien cualificado para ello, pero les convenc¨ª. Empec¨¦ como chico de la limpieza y termin¨¦ de telefonista. Hay clases. Hac¨ªa horas extras. Fue mi momento m¨¢s esplendoroso en Inglaterra.
No s¨¦ si Podemos sabr¨¢ organizar el Ministerio de Agricultura
P. ?A qu¨¦ se iba uno entonces al extranjero?
R. A Londres, me fui a Londres por angl¨®filo, aunque por entonces la opci¨®n m¨¢s pol¨ªticamente correcta era Par¨ªs.
P. Digamos que Par¨ªs pintaba como la meca de la intelectualidad de izquierdas, pero que aquello, a usted, tampoco le importaba mucho porque nunca escor¨® hacia ese lado¡
R. No frecuentaba a esa gente porque ni los conoc¨ªa en Espa?a. Al ¨²nico que frecuent¨¦ fue a Jos¨¦ Luis Aranguren, que ahora, reley¨¦ndolo, me he dado cuenta de la importancia que sigue teniendo. Era muy atinao, pero en Espa?a es que nos olvidamos.
P. ?El pasado est¨¢ todo por construir como sostiene usted a menudo? ?O es una conclusi¨®n propia tras alcanzar 75 a?os?
R. Tengo una relaci¨®n espejeante y c¨ªclica con el tiempo, m¨¢s primitiva, no de progreso. Todo se repite.
P. Cuando hablan sus personajes, algunos sacados como de tardes en mesa camilla, se establece un viaje entre la filosof¨ªa de altura y el S¨¢lvame de luxe, bastante fascinante. Entre Kant y la pedorrez sin soluci¨®n de continuidad.
R. No s¨¦. Un poco, s¨ª. Tengo o¨ªdo para el di¨¢logo. Es una ocurrencia eso del S¨¢lvame deluxe. Un patio de vecindad. Yo lo que hago m¨¢s bien es reproducir conversaciones en las casas. Un imaginario colectivo reducido, sin esc¨¢ndalo, como buscan ellos.
P. Lo de que el PSOE acab¨® con las queridas, ?me lo explica?
R. Bueno, pues que con ellos, quien dice el PSOE, dice la democracia, esa instituci¨®n franquista o de derechas, estable, termin¨® definitivamente. Antes, a la querida, se la ten¨ªa sin tapujos. Fueron a?os tan tontos aquellos. Espl¨¦ndidos, pero la libertad tambi¨¦n tiene su horterez, su vulgaridad, siempre est¨¢ condicionada.
P. Pues en libertad no parecemos ir a m¨¢s, pero lo que es en en horterez...
R. Desde luego. El otro d¨ªa, Luis Antonio de Villena escribi¨® un art¨ªculo cr¨ªtico sobre la celebraci¨®n del orgullo gay. Ni ¨¦l ni yo somos sospechosos de atacar el movimiento de nuestros hermanos, pero, por ejemplo, insiste en que los homosexuales j¨®venes carecen de una cultura honda sobre su movimiento o en general.
P. Si aplicamos eso que proclam¨® usted de que los homosexuales eran un lenguaje, ?d¨®nde hay faltas de ortograf¨ªa?
R. Son, somos un lenguaje, pero se ha abaratado, se ha vuelto un poco cateto.
P. O sea que no le vamos a ver montado en una caravana por la Gran V¨ªa.
R. No doy el body para subirme a una carroza. Todos somos vanidosos pero no creo que ande presentable. No critico a nadie, pero no me va lo verbenero.
P. ?Pica la vejez?
Esta edad es un estado mental con una receptividad especial
R. Echas de menos la movilidad. Pero me encuentro menos solo. Si por vejez entendemos el progresivo camino hacia la muerte¡ Pierdo poco tiempo, lo aprovecho. ?Pica? ?Molesta? No tanto. Hay un lamento, tipo Gil de Biedma, por la p¨¦rdida de vigor sexual y eso¡
P. ?Tampoco desaparece del todo?
R. El deseo sigue atando, pero esta edad es un estado mental con una receptividad especial. Sigue siendo hermosa la vida er¨®tica, tiene la vivacidad del mundo. Me siento perceptivamente activo, pero en un espacio reducido. Ya no necesito la ingesta de alcohol, por ejemplo, me atonta.
P. ?Est¨¢ la cosa como para cargarse el bipartidismo y dar paso a su amiga Rosa D¨ªez?
R. Deb¨ªa de ser nuestro momento. Pero UPyD es un partido de centro e institucional. La irrupci¨®n de Podemos, por ejemplo, ha hecho que se vayan a replantear los mecanismos tradicionales.
P. No le ha sentado muy bien a su l¨ªder esa aparici¨®n de Pablo Iglesias. ?Ven peligrar el espacio?
R. UPyD ha tenido mucha gente en contra. Rosa D¨ªez provocaba una hostilidad a izquierda y derecha. Est¨¢ asentada. Yo estoy desconcertado porque Podemos, por ejemplo, ha sabido utilizar bien las nuevas tecnolog¨ªas y v¨ªas de comunicaci¨®n, lo que no s¨¦ si sabr¨¢n es organizar el ministerio de agricultura.
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