Apolog¨ªa del bocadillo

Hay pel¨ªculas cuya historia interior lleva escrita en la frente su historia exterior. Y viceversa. Jon Favreau era un buen actor de comedia que, un buen d¨ªa, decidi¨® dar el salto a la direcci¨®n con Made, corte independiente, rodada con sus amigos, escrita por ¨¦l; los estudios se fijaron en sus maneras y le fueron ofreciendo pel¨ªculas cada vez m¨¢s grandes, hasta el ¨¦xito de Iron man, a la que siguieron las mastod¨®nticas Iron man 2 y Cowboys & aliens, todas sin su participaci¨®n en el guion. Pero Favreau decidi¨® parar, volver a sus or¨ªgenes, escribir en solitario una comedia barata, dirigirla y protagonizarla: Chef,el relato de un cocinero de altura al servicio de un hostelero que le obliga a dejarse de experimentaciones y confeccionar los platos que su p¨²blico demanda, que un buen d¨ªa vuelve a sus or¨ªgenes con una furgoneta en la que vende bocadillos hechos con mimo y autenticidad. Blanco y en botella.

Favreau abandona el carbono caramelizado (o como se diga) de los efectos especiales con una comedia familiar en forma de bocata para toda las edades. Eso s¨ª, inane. Favreau demuestra que quiz¨¢ sea tan majo como parece en la pantalla, y recluta a gente como Dustin Hoffman, Robert Downey Jr., Scarlett Johansson y Oliver Platt, que se prestan para papeles no ya secundarios sino terciarios, mientras reflexiona con simpat¨ªa pero sin fuste sobre las redes sociales y el papel de los cr¨ªticos gastron¨®micos (extrapolable a los cinematogr¨¢ficos) en el hundimiento del trabajo ajeno. Un filme en el que, formalmente, s¨®lo hay un instante excelente: el montaje el¨ªptico de tres segundos, en el que se resume una jornada de (falsa) diversi¨®n en un parque de atracciones de un padre divorciado y su hijo espor¨¢dico, al que ve de vez en cuando.

Muy listo, se hace con Sof¨ªa Vergara y un estupendo John Leguizamo, am¨¦n de una colecci¨®n de canciones para el p¨²blico latino de EE UU, expuestas sin originalidad. Es decir, Favreau vuelve al bocata, pero con ingredientes tan pensados para el gran p¨²blico (incluida la fiebre del audiovisual por la cocina) como los que demandaba en la ficci¨®n el due?o de su restaurante.