Viaje a la excepci¨®n coreana
La industria del cine en Corea del Sur goza de una salud que asombra al mundo
Enfundado en una impecable librea negra, el se?or Kim da la bienvenida a los espectadores con una reverencia. Es el conserje del Cheongdam Cinecity, uno de los mejores cines de Se¨²l, un imponente bloque de hormig¨®n negro de 13 plantas. Se levanta en el coraz¨®n del c¨¦lebre barrio de Gangnam, entre los rascacielos de la capital surcoreana, una de las megal¨®polis m¨¢s extendidas y fren¨¦ticas del planeta. Con ese gesto, Kim abre las puertas del cine del futuro. Olviden la escueta combinaci¨®n de pantalla y palomitas: en Corea del Sur las salas ocupan edificios enteros empapados de tecnolog¨ªa, con proyecciones que empiezan cada media hora, desde las nueve de la ma?ana hasta la una y media de la madrugada. Las entradas se compran a un precio de entre seis y 10 euros con un toque en la pantalla del m¨®vil y se cancelan sin penalizaci¨®n hasta 30 minutos antes del comienzo de la pel¨ªcula. Y los surcoreanos lo agradecen: seg¨²n los datos del Observatorio Audiovisual Europeo, cada uno de los 50 millones de habitantes del pa¨ªs asi¨¢tico asiste de media a cuatro proyecciones al a?o (los 47 millones de espa?oles van al cine 1,7 veces al a?o, mientras que en el conjunto de la Uni¨®n Europea el dato es de 1,8). Un r¨¦cord que los surcoreanos comparten solo con los islandeses, y que en su caso se solapa con otro hito: la industria nacional produjo 17 de las 20 pel¨ªculas m¨¢s taquilleras del a?o pasado en una lista que encabeza la comedia carcelaria Miracle in cell no. 7 (solo estrenada en Asia seg¨²n Imdb).
De las 20 pel¨ªculas m¨¢s taquilleras, 17 son producciones nacionales
Pero el cine coreano tambi¨¦n cruza fronteras: exporta talento (directores como Park Chan-wook son solicitados en Hollywood) y pel¨ªculas como The host; el filme m¨¢s taquillero de todos los tiempos en la pen¨ªnsula asi¨¢tica fue un ¨¦xito en pantallas de medio mundo. Tambi¨¦n venden animaci¨®n. La reci¨¦n estrenada Operaci¨®n Cacahuete, es una coproducci¨®n entre la firma coreana Redrover, especializada en efectos especiales, y la canadiense Toonbox. El Gobierno de Se¨²l ha contribuido directamente con 6,4 millones de euros a los 32 millones invertidos en su producci¨®n, que hacen del filme la cinta de animaci¨®n m¨¢s cara jam¨¢s coproducida en Corea del Sur.?
De vuelta en el Cheongdam Cinecity el se?or Kim llama el ascensor, necesario para llegar a la taquilla en la octava planta de este cine cuidado hasta el m¨ªnimo detalle que alberga seis salas, tres restaurantes y una enorme tienda de ropa. La tecnolog¨ªa y el confort dominan y los sillones de piel se alternan con asientos con cascos de alta calidad. En este prodigio de la t¨¦cnica, donde una sala con pantalla 4D ocupa toda la decimotercera planta, hasta comprar palomitas conlleva la posibilidad de elegir entre tres sabores (cl¨¢sicos, dulces o una innovadora variante de cebolla) y contenedores de cinco tama?os. Hay hasta una suerte de quiosco enteramente dedicado a la venta de revistas cinematogr¨¢ficas.
Seg¨²n los datos del Consejo Superior de Cine Coreano (KOFIC), la producci¨®n de pel¨ªculas en Corea del Sur ha aumentado en un 50% en el ¨²ltimo lustro, alcanzando los 207 filmes, 120 m¨¢s de los que se produc¨ªan hace 10 a?os (en Espa?a la cifra ronda los 130 largometrajes). Y el p¨²blico ha premiado este esfuerzo: las entradas para las pel¨ªculas aut¨®ctonas alcanzaron el 60% de las 213,3 millones vendidas el a?o pasado (casi tres veces m¨¢s que las 78,2 millones adquiridas en Espa?a en el mismo periodo).
El aplastante dominio del cine nacional sobre las pel¨ªculas extranjeras no es nada nuevo en Corea del Sur: ¡°La atmosfera opresiva y agobiante que se instal¨® en el pa¨ªs en los a?os cincuenta, despu¨¦s de la guerra contra el Norte, afect¨® profundamente a los coreanos. La necesitad de alejarse de ella, de sentirse libres, influy¨® profundamente la cultura nacional. Cuando en 1988 Roh Tae-woo fue elegido a presidente tras 40 a?os de r¨¦gimen autoritario, la vuelta a la democracia y el fuerte crecimiento econ¨®mico de los a?os noventa conllevaron el boom de la cultura coreana y el paulatino abandono de la estadounidense. El cine fue un medio para transmitir esos valores, y una abundante parte de la poblaci¨®n empez¨® a ver pel¨ªculas nacionales¡±, explica Equan Choe, director de la Academia de Cine de Corea del Sur y miembro del KOFIC. ¡°En los noventa la industria cinematogr¨¢fica cobr¨® m¨¢s fuerza y creci¨® tambi¨¦n la demanda de taquillazos. Shiri, [una pel¨ªcula que relata, con un estilo parecido a las action movies hollywoodienses de los ochenta, un entramado de espionaje en el que se enfrentan las dos Coreas], es uno de los primeros ¨¦xitos en esta nueva etapa¡±.
¡®Top ten¡¯ 2013
- Miracle in cell no. 7, Lee Hwan-kyung (Corea del Sur).
- Rompenieves, Joon-ho Bong (Corea del Sur, EE UU, Francia, Rep¨²blica Checa).
- The face reader, Jae-rim Han (Corea del Sur).
- Iron Man 3, Shane Black (EE UU, China).
- The Berlin file, Seung-wan Ryoo (Corea?del Sur).
- Secretly, greatly, Chul-soo Jang (Corea?del Sur).
- The attorney, Woo-seok Yang (Corea del Sur).
- Hide and seek, Jung Huh (Corea del Sur).
- The terror live, Byeong-woo Kim (Corea?del Sur).
- Cold eyes, Ui-seok Jo, Byung-seo Kim (Corea del Sur).
El auge del cine en esa d¨¦cada se enmarca en el hallyu, o Korean wave, la ola que permiti¨® a la cultura pop coreana extenderse fuera de las fronteras nacionales y hasta convertirse en un modelo a seguir en algunos pa¨ªses lim¨ªtrofes. La clave de este ¨¦xito, seg¨²n escribe Keunmin Bae, investigador de la Universidad del Estado de Pennsylvania en un cap¨ªtulo del volumen Hallyu: influence of korean popular vulture in Asia and beyond, se encuentra ¡°en la exportaci¨®n de las telenovelas coreanas al noreste y sureste de Asia. Su creciente ¨¦xito empuj¨® tambi¨¦n otros g¨¦neros, sobre todo pel¨ªculas y m¨²sica pop, y contribuy¨® a la difusi¨®n de la comida, del idioma y en general de la cultura coreana¡±.
Esta suerte de revoluci¨®n cultural no ha tardado en desarrollar tambi¨¦n su aspecto comercial. En los noventa, una ¨¦poca en que la bonanza econ¨®mica empujaba con fuerza la producci¨®n nacional, las firmas de mayor envergadura irrumpieron tambi¨¦n en la industria cinematogr¨¢fica. ¡°Las grandes compa?¨ªas olieron pronto el negocio: hasta Samsung cre¨® un departamento de cine [que ya no existe]. En los a?os siguientes, las cuatro grandes [CJ, Showbow, Lotte y Next, las productoras de mayor envergadura del pa¨ªs] se hicieron con casi la totalidad del mercado¡±, asegura Choe. Pero el director de la Academia de Cine subraya que esta abundante inyecci¨®n de capital no se tradujo siempre en una mejora cualitativa: ¡°Entre 2005 y 2008 aument¨® la cantidad de dinero gastado en producci¨®n pero no la habilidad de los directores. Fue un periodo oscuro para el cine coreano y muchas productoras echaron el cierre. Solo las que comenzaron a contratar buenos directores sobrevivieron, y al cabo de una d¨¦cada crecieron exponencialmente¡±.
El pa¨ªs asi¨¢tico rueda 207 filmes al a?o frente a los 130 espa?oles
Para invertir esta tendencia, la Academia se ha concentrado en la formaci¨®n y selecci¨®n de nuevos realizadores que luego ingresar¨¢n en el mercado. Sus esfuerzos se han concretado en un aumento del 29,46% de los ingresos en taquilla entre 2009 y 2013, hasta los 1.551 millones de won coreanos (1.141 millones de euros).
Choi Dong-hoon, director de El gran golpe, la segunda pel¨ªcula m¨¢s taquillera de la historia en Corea, explicaba en una entrevista a EL PA?S que la receta de este ¨¦xito se basa en producciones que enfatizan el componente emotivo de las historias que narran: ¡°El cine coreano tiende a dar importancia a las emociones apasionadas. El humor y la tristeza se mezclan al mismo tiempo y, m¨¢s que historias tranquilas, hay dramas conflictivos. La actual tendencia del cine coreano es mostrar una fuerte expresi¨®n de catarsis y patetismo¡±.
Choe las compara con la ¡°comida basura, porque sabes qu¨¦ es lo que te espera y de alguna manera resulta adictivo¡±. Y en efecto, as¨ª como ocurre con la comida r¨¢pida, las grandes cadenas constituyen la otra pata del triunfo del cine coreano. Las firmas productoras y las salas tienen a menudo el mismo due?o: ¡°Trabajan en sinergia. Estoy abonada a una de ellas y no es raro que me ofrezca descuentos y promociones para ir a ver determinadas pel¨ªculas¡±, asegura Kelly Sung Un Jeon, una emprendedora de 28 a?os que suele ir al cine una vez por semana.
Las implicaciones de tanto poder concentrado en tan pocas manos no son poca cosa. Las big four produjeron las 15 pel¨ªculas nacionales m¨¢s vistas en 2013 y las distribuyeron en 800 salas: se llevaron el 75% de todas las entradas vendidas. As¨ª que el Ejecutivo de Se¨²l se est¨¢ planteando la aplicaci¨®n de una ley para romper un oligopolio ¡°que puede alterar demasiado el mercado¡±, explica Choe. Mientras tanto, el KOFIC ha puesto en marcha una serie de medidas para controlar y diversificar el mercado cinematogr¨¢fico. El Consejo introdujo un modelo ¨²nico de contrato de trabajo para los empleados de la industria cinematogr¨¢fica y firm¨® con las cuatros grandes un convenio que las obliga a publicar los resultados de sus ventas en DVD e IPTV (televisi¨®n online), que representan un tercio de sus ingresos.
Para promocionar el cine independiente, que seg¨²n los datos del propio organismo acapar¨® en 2013 solo 10.000 entradas, el KOFIC promociona las pel¨ªculas de peque?as productoras a trav¨¦s de su web, donde se permite su visi¨®n en streaming. Ofrece adem¨¢s incentivos hasta el 30% para las compa?¨ªas extranjeras que quieran grabar sus pel¨ªculas en Corea del Sur, y ha firmado acuerdos bilaterales con organismos parecidos en pa¨ªses como China, Vietnam, Chile o Per¨² para difundir el cine coreano m¨¢s all¨¢ de las fronteras nacionales. ?Hasta d¨®nde puede llegar esta expansi¨®n? A Choe no le caben muchas dudas: ¡°El cine va de locos, porque los directores de cine son eso, unos locos. Si hasta empiezan a ganar dinero, como ahora est¨¢ ocurriendo en Corea del Sur, esto tiene mucho margen para crecer¡±.
Babelia
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