Espa?a cabe en una secuencia
'Hablar', de Joaqu¨ªn Oristrell, muestra en un plano de 70 minutos el aqu¨ª y ahora de la crisis
Un tipo raro, con mascarilla y guantes, recogiendo envoltorios de helado en la boca de un metro. Una madre que esconde fruta robada en el carrito de su beb¨¦. Un joven que se pone a bailar en medio de la calle, avergonzado, mientras habla por el m¨®vil. Una pol¨ªtica que huye de un periodista. Podr¨ªan ser uno o una m¨¢s a pie de calle, gente interpretando su papel en la tragicomedia de la vida. Pero son Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Marta Etura, Mercedes Sampietro, Ra¨²l Ar¨¦valo, Antonio de la Torre, Astrid Jones... Y la lista sigue y sigue. Una constelaci¨®n de lo mejor del talento espa?ol del s¨¦ptimo arte para contar c¨®mo es la Espa?a del 2014. En un solo plano, sin cortes, de 70 minutos. Un plano titulado Hablar. As¨ª es la pel¨ªcula que hoy inaugura el festival de cine de M¨¢laga.
Plaza de Lavapi¨¦s, la antigua juder¨ªa de Madrid y actual caleidoscopio de razas y colores. Once de la noche de la ¨²ltima semana de agosto. La ¨²ltima toma va a empezar. Pero Peris-Mencheta est¨¢ tranquilo: "La tercera ya es buena. Joaqu¨ªn [Oristrell, el director] est¨¢ contento. Adem¨¢s est¨¢ muy chula porque se ve el paso del d¨ªa al anochecer. Ahora a darlo todo en la ¨²ltima". Se cala la mascarilla y se pone en posici¨®n, agachado para el arranque de la locura. Por delante, 700 metros de asfalto. Los que van, en ele, desde la Calle Valencia hasta el 31 de la Calle Doctor Fourquet, la Sala Mirador, escuela de Cristina Rota. Principio y fin de Hablar. Reto t¨¦cnico como El arca rusa, de Sokurov, o La soga (que ten¨ªa trampas), de Alfred Hitchcock. Pero en el medio de la calle, con el reparto y el barrio fundi¨¦ndose. Y por 300.000 euros, porque ninguno de los actores ha cobrado un duro. Todos a cero y si la taquilla tintinea, pues ya se ver¨¢.
El filme se ha rodado con solo cuatro tomas en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s?
La idea naci¨® entre bambalinas, all¨¢ por 2008. "Empez¨® siendo un proyecto teatral. Se titulaba igual, Hablar, e iba sobre una radio a la que la gente llamaba", explica Juan Diego Botto, uno de los art¨ªfices del proyecto junto a sus hermanas, Mar¨ªa y Nur, y su madre, Cristina Rota. Para ella hablar es m¨¢s que nada palabras. De hecho, en el seudoguion muy abierto a la improvisaci¨®n, los personajes llevan asociada su palabra: el loco del porno es la palabrota (Miguel ?ngel Mu?oz), la limpiadora p¨²blica es la palabra basura (Goya Toledo) y el maltratador (Juan Diego Botto) es la palabra que miente y explota. "?Qu¨¦ pasa con la perversi¨®n en el lenguaje? Ese fue el punto de partida. Y lo fuimos postergando y alimentando de mis ¨¢nimos y, casi se podr¨ªa decir, como proyecto familiar", cuenta Cristina Rota. Pero una comida en un restaurante italiano entre la familia Botto y Oristrell le acab¨® de dar forma. De ah¨ª a bajar, cuatro veces, la claqueta.?
Rodar en la calle tiene sus consecuencias. A veces para mal. No faltaban los comentarios, muy espa?oles, desde los bancos y esquinas. "Pues s¨ª que da pasta lo del cine, mira cu¨¢ntos son". "Me vas a decir t¨² a m¨ª por d¨®nde voy" o "?A ver si llamo a la municipal!". Pero tambi¨¦n hubo magia. Graciosa, como la que vivi¨® Juan Diego Botto: "Se me acerc¨® un se?or grit¨¢ndome: '?Pero esto que es, eh! ?Esto qu¨¦ es!'. Y yo le dije: 'Eso, se?or, esto qu¨¦ es, que antes era un barrio y ahora...'. Medio lo salv¨¦ [r¨ªe]". La que vivi¨® Mar¨ªa Botto fue m¨¢s m¨¢gica. Ella encarna a esa madre en la ruina, obsesionada con alimentar a su beb¨¦. Sin salir del personaje ni un instante: sentada en la calle, demudado el rostro, y acunando a su ni?o. "Se me acerc¨® una mujer y me dijo: '?Qu¨¦ te pasa, bonita? ?Qu¨¦ te pasa? D¨¦jame que te d¨¦ un abrazo'. Y me vino tan as¨ª que ni siquiera le dije que est¨¢bamos haciendo una pel¨ªcula".?
Desde sitios extra?os como la comedia se puede hacer pol¨ªtica", afirma Joaqu¨ªn Oristrell.
El otro gran h¨¦roe de la pel¨ªcula est¨¢ tras la c¨¢mara. Teo Delgado, director de fotograf¨ªa de decenas y decenas de filmes y series que incluyen dos de las partes de Torrente o episodios de Los misterios de Laura y Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®. La haza?a que han hecho muy pocos cineastas, filmar del tir¨®n toda la pel¨ªcula, la ha complicado a¨²n m¨¢s con la interacci¨®n con la calle. Pero ¨¦l se quita importancia: "Seguro que se habr¨¢ hecho algo igual. O parecido. Pero ha estado muy bien. Es la primera vez que hago una pel¨ªcula vi¨¦ndola". Delgado incluso bromea con los posibles gazapos que le cacen: "Es que tiene que haber fallos. Est¨¢ bien que los haya. Si rod¨¢ramos dos pel¨ªculas por d¨ªa y fueran perfectas, pues el acabose, ?no?".
Pero Hablar quiere ir ser algo m¨¢s que un experimento t¨¦cnico cuco. "Hay una parte pol¨ªtica e ideol¨®gica evidente. Desde sitios extra?os como la comedia, y para m¨ª esto es una comedia b¨¢rbara, se puede hacer pol¨ªtica", asevera Oristrell, algo que ¨¦l mismo ya hizo en filmes como Los abajo firmantes (2003), alegato pacifista con el tel¨®n de fondo del s¨ª de Aznar a la Guerra de Irak. El director tiene incluso un sue?o para el futuro: "A lo mejor un historiador dentro de 25 a?os puede inform¨¢ndose con ellas de muchas cosas". Eso s¨ª, Oristrell, Delgado, los Botto y todo el equipo sigue teniendo los pies en la tierra. El ¨²nico juez de si su locura merece la pena ser¨¢ el de siempre: el espectador en su estreno comercial el 12 de junio. Aunque antes, el jurado de la secci¨®n oficial de M¨¢laga.
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