Los hijos m¨¢s inesperados
Andrew Solomon firma un conmovedor libro sobre las implicaciones de ser padre
Seres humanos, no simplemente casos. Este es un libro con nombres propios, que muestra hasta qu¨¦ punto el conocimiento comporta el enigma y el misterio de lo imprevisto y de lo inclasificable de la vida. M¨¢s exactamente, el dolor y el sufrimiento, o el encuentro con formas inauditas de sentido y hasta de alegr¨ªa, en situaciones verdaderamente l¨ªmite. Es un libro sobre las relaciones entre padres y madres y sus hijos e hijas, y no un cat¨¢logo que pretende clasificar experiencias, muchas de las cuales se ordenan como enfermedades o anomal¨ªas, algo sin duda pol¨¦mico para quienes desconf¨ªan, con raz¨®n, de la tipificaci¨®n de ¡°lo normal¡±. Baste el ¨ªndice para ratificarlo: ¡°Hijo, Sordos, Enanos, S¨ªndrome de Dawn, Autismo, Esquizofrenia, Discapacidad, Prodigios, Violaci¨®n, Crimen, Transg¨¦nero, Padre¡±. Con trescientas p¨¢ginas de bibliograf¨ªa, ¨ªndices y notas, y a¨²n m¨¢s en su edici¨®n digital, el volumen, que supera las mil, muestra una decidida voluntad de corresponder a los avatares y progresos de la ciencia, tambi¨¦n en su dimensi¨®n social y humana. Los terrenos son, sin embargo, tan resbaladizos y los avatares de la existencia tan desconcertantes que pronto comprendemos, a pesar de su atractiva lectura, que ni es tan f¨¢cil, ni tan posible saber en muchas ocasiones qu¨¦ es mejor. M¨¢s concretamente, qu¨¦ es mejor hacer.
Andrew Solomon, profesor de psiquiatr¨ªa en la Universidad de Cornell, tras ser reiteradamente galardonado con El demonio de la depresi¨®n, se muestra tambi¨¦n en esta ocasi¨®n concernido, hasta conmocionado, m¨¢s all¨¢ de su voluntad de presentar un estudio elaborado, en al menos diez a?os, con alrededor de trescientas familias que han aprendido a vivir, a convivir y a sobrevivir en situaciones de enorme complejidad, incluso extremas. La propia historia de Solomon se ofrece como una suerte de relato de alumbramiento. ¡°Emprend¨ª esta obra para perdonar a mis padres y la conclu¨ª concibiendo un hijo. Comprender el pasado me ha dado libertad para vivir el presente¡±. ¡°Solo reconoc¨ª que era gay cuando comprend¨ª que la homosexualidad no tiene que ver con la conducta, sino con la identidad¡±. Tal vez ¨²nicamente en este sentido define su obra como de autoayuda, como una suerte de proceso para convertirse en padre, en creador y descubridor, m¨¢s a¨²n que en reproductor, para proyectar y aceptar simult¨¢neamente. ¡°Este es un manual para aprender a ser receptivo¡±, para ¡°tolerar aquello que no puede curarse y una ilustraci¨®n de que curar, aunque sea factible, no siempre es lo apropiado¡±. Se trata de elegir, de poder elegir. Y en esto no se sabe qu¨¦ es peor, estigmatizar o atribuir un aire rom¨¢ntico a lo que nos enfrentamos.
En cada p¨¢gina hay algo que cuestiona nuestras posiciones o prejuicios, que nos inquieta, que nos da que pensar, que nos convoca a debatir
En cada p¨¢gina del libro hay algo que problematizar o discutir, algo que cuestiona nuestras posiciones o prejuicios, que nos inquieta, que nos da que pensar, que nos convoca a debatir. No nos deja indiferentes. Todos sentimos m¨¢s o menos cerca la irrupci¨®n de lo m¨¢s inesperado. Ni los imprescindibles diagn¨®sticos y pron¨®sticos logran finalmente esquivar lo que llega a calificarse en el libro como ¡°un sufrimiento infinito¡±, que conlleva en determinados momentos la necesidad de los padres de proteger de su propia desesperaci¨®n a sus hijos. No falta aliento, ni ¨¢nimo, ni fuerzas, pero tampoco Solomon claudica ante f¨¢ciles alivios o consuelos. Se trata de afrontar y de procurar acompa?ar, de cuidar y de remediar, pero sin precipitarse en el uso de la palabra ¡°enfermedad¡±, ni en el abuso de la palabra ¡°curar¡±. Llega a decirse que es una puesta en duda y en evidencia de las diversas formas de amar y de los conceptos divergentes del amor, y de entender lo que cabe esforzarse por hacerlo cuando hay que cruzar l¨ªneas divisorias. Tanto que Solomon viene a se?alar que ¡°la pasi¨®n confunde, y la mayor¨ªa de estos padres act¨²an de tal modo arrastrados por ella que identificarla como amor o como odio es quitarle importancia. Ellos no saben lo que sienten; solo conocen la fuerza de su sentimiento¡±. Las historias y las experiencias de estas relaciones no permiten precipitadas tomas de posici¨®n. Se trata, en ocasiones, de buscar simplemente no hacernos da?o cuando la autonom¨ªa tarda en llegar, y ya cuesta esperarla.
Se precisa, sin embargo, intervenir. No son espacios de pasividad. Y hay conocimiento y oficio y ayuda, y es necesario buscarlos, requerirlos, pero ello no siempre libera de lo que incluso la palabra ¡°temor¡± parece no alcanzar a decir. Y hay entrega, la que Solomon encuentra hasta extremos insospechados. ¡°Si un ¨¢ngel glorioso descendiera de los cielos hasta mi sal¨®n para decirme que me cambiar¨ªa mis hijos por otros que fueran m¨¢s listos, amables, divertidos, cari?osos, disciplinados o dotados, me aferrar¨ªa a los que tengo y, como la mayor¨ªa de los padres, le rogar¨ªa a ese atroz espectro que volviera por donde hab¨ªa venido¡±. No es simple resignaci¨®n, es expresi¨®n de una sociedad para Solomon cada vez m¨¢s diversa y tolerante. La regularizaci¨®n, la inclusi¨®n, la desinstitucionalizaci¨®n, el movimiento por los derechos de los discapacitados y las pol¨ªticas de identidad son el camino. Y esta tarea nos compromete. M¨¢s a¨²n, Solomon no olvida el valor y la generosidad de tantas personas para abrazar la m¨¢s inesperada y concreta diferencia.
Lejos del ¨¢rbol. Andrew Solomon. Traducci¨®n de Sergio Lled¨® Rando y Joaqu¨ªn Chamorro Mielke. Debate. Barcelona, 2014. 1.064 p¨¢ginas. 39,90 euros (electr¨®nico: 12,99)?
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