Philip Kerr: ¡°Escocia sola ser¨¢ peor que Grecia¡±
Se mueve con habilidad entre la 'boutade' y la confesi¨®n sincera. El creador del detective Bernie Gunther intenta esquivar la literatura y charla sobre pol¨ªtica, f¨²tbol y la irascibilidad escocesa
Las fiestas literarias, y m¨¢s si son para celebrar un premio, suelen ser un sitio extra?o, lleno de gente de lo m¨¢s diversa con intereses de lo m¨¢s dispar que confluyen en dos puntos: en los lugares de distribuci¨®n de canap¨¦s y brebajes alcoh¨®licos; y en el inter¨¦s por conocer, hablar, adular o revolotear alrededor del premiado. Sin embargo, en la fiesta del VIII Premio RBA de Novela Negra celebrada en Barcelona faltaba el ganador, Lee Child. A cambio nos dimos de bruces con Philip Kerr (Edimburgo, 1956), que se empe?aba en presentarse como Lee Child. No sabemos qu¨¦ pensar¨¢ el creador de Jack Reacher de su doble en Barcelona, pero de la broma inicial y una breve conversaci¨®n a tres bandas surgi¨® un ¡°a que no hay...¡± que parece ser tan catal¨¢n como madrile?o y escoc¨¦s, y al d¨ªa siguiente, a las ocho de la ma?ana, est¨¢bamos cara a cara con el creador de ese explorador de la doble moral, de ese Philip Marlowe alem¨¢n llamado Bernie Gunther.
?PREGUNTA. Con su serie del detective Gunther ha ahondado en las consecuencias del nacionalismo y su expresi¨®n m¨¢s radical a trav¨¦s del nazismo ?D¨®nde hunde sus ra¨ªces el independentismo escoc¨¦s?
RESPUESTA. Todo nacionalismo se basa en el racismo y el odio. Soy escoc¨¦s, nac¨ª en Escocia, como mis padres, como mis abuelos. No vivo all¨ª, no tengo acento escoc¨¦s, y por eso hay mucha gente que piensa que estoy desacreditado. La raz¨®n por la que han elegido votar en esta fecha es por una batalla en 1314. Es rid¨ªculo. La ¨²ltima vez que el ej¨¦rcito escoc¨¦s venci¨® al ingl¨¦s fue hace 700 a?os. Y en torno a esa misma fecha se hizo una pel¨ªcula con Mel Gibson, Braveheart, que es todo lo hist¨®ricamente err¨®nea que puede ser una pel¨ªcula. El deseo de ser una naci¨®n viene de ah¨ª. Los partidarios del s¨ª tienen un serio problema con la verdad.
M¨¢quina de fabricar titulares, Kerr dispara sin piedad y se mueve con habilidad entre la boutade y la confesi¨®n m¨¢s sincera, sin que sus interlocutores terminemos de saber qu¨¦ terreno pisa en cada momento. Es escoc¨¦s, pero habla de sus compatriotas en tercera persona del plural.
P. ?Cu¨¢l ser¨¢ el resultado del refer¨¦ndum del 18 de septiembre, y c¨®mo ser¨¢ el d¨ªa despu¨¦s?
R. Escocia es el ¨²nico caso en el mundo en el que la parte pobre de un territorio se quiere separar de la parte rica. Si llegase la independencia, una de las opciones es que mantengan la libra como moneda, de manera que todas las decisiones econ¨®micas seguir¨ªan siendo adoptadas por el Banco de Inglaterra. Es como si Alex Salmond dijese que quiere dejar de pagar la cuota del gimnasio y seguir utilizando todas las m¨¢quinas. Creo que va a ganar el no, pero la distancia es cada vez menor. Da miedo pensar en el d¨ªa despu¨¦s, porque si el 40% de los escoceses vota por la independencia, ese 40% va a sentir¡[larga pausa] que no han sido escuchados y se van a mostrar enfadados, agraviados, porque ese es el car¨¢cter escoc¨¦s: estar resentidos, ser agresivos, sentir que han sido enga?ados. No son gente particularmente racional.
P. Todo esto puede decirlo porque es escoc¨¦s.
R. Pues claro. Y se me puede aplicar a m¨ª tambi¨¦n. Es algo que tiene que ver con el car¨¢cter escoc¨¦s y que hace a la gente muy irascible. Se dice que un escoc¨¦s puede montar una pelea con una venta cerrada. Y no es broma.
Si hay muchos catalanes que creen que lo de Catalu?a y Espa?a es un ¡°matrimonio sin amor¡±, la relaci¨®n entre Escocia e Inglaterra va de cabeza al divorcio y con demanda de por medio. Como si fuera el cornudo que acaba de descubrir su condici¨®n, Kerr ataca de nuevo. ¡°Muchos ingleses se han dado cuenta con este proceso de que pagan por ese lujo llamado Escocia¡±, asegura con los ojos bien abiertos y una perenne sonrisa, que un observador mal pensado podr¨ªa calificar de sarc¨¢stica. ¡°Creo que es muy ¨²til tener un Gobierno que no sea catal¨¢n al que echar la culpa de todo. El problema es cuando te gobiernas a ti mismo y no tienes a nadie a quien culpar¡±, contin¨²a. ¡°Escocia est¨¢ muy bien as¨ª porque tiene m¨¢s dinero del que tendr¨ªa si fuera independiente¡±, remata.
Kerr se dio cuenta de que quer¨ªa ser escritor con 10 a?os y lleva contando historias desde entonces, pero no parece muy dispuesto a comentar de su obra.
P. Hablemos de sus libros.
R. ?De verdad? Escocia estaba mejor.
P. Bien, pues sigamos con la pol¨ªtica. Ya que est¨¢ en Espa?a y es un orgulloso brit¨¢nico, ?qu¨¦ le parece lo de Gibraltar?
R. Una locura. Pero ?qu¨¦ quieren que hagamos? Putin tampoco quiere Ucrania, pero no puede asumir el coste pol¨ªtico de renunciar. Es lo mismo en Reino Unido con esa peque?a y est¨²pida roca. No hay nadie en Reino Unido, nadie con algo dentro del cerebro, que quiera qued¨¢rsela.
El f¨²tbol es un potente y curioso recurso para unir almas y redirigir conversaciones. Donde no nos ha llevado la pol¨ªtica nos va a llevar el deporte rey. Kerr no lo sabe, pero acaba de encajar un gol.
P. Con todo el respeto, ?por qu¨¦ alguien se hace fan del Arsenal?
R. Soy del Arsenal desde hace 40 a?os. Eliges un equipo y lo sigues siempre, sin importar lo que pase. ?De qu¨¦ equipo es usted? ?Del Real Madrid? Eso es f¨¢cil. Gasta dinero y ya est¨¢.
P. ?C¨®mo ve el f¨²tbol actual?
R. El dinero est¨¢ acabando con ¨¦l. Antes del cierre del mercado, s¨®lo en la Premier se hab¨ªan gastado cerca de 1.200 millones de euros. Eso es insostenible.
P. Y la serie de novelas que est¨¢ preparando, ?c¨®mo enfocan el asunto?
R. Tratan de un entrenador que se convierte en una especie de detective. Por ahora tengo planeadas cuatro o cinco historias. Me gustar¨ªa llevarle por varios pa¨ªses, ya que, al contrario que la inmensa mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, habla varias lenguas.
P. Una de las historias es en Grecia.
R. S¨ª. Y para llevar la conversaci¨®n a un c¨ªrculo perfecto dir¨¦ que cualquiera que apoye la independencia de Escocia deber¨ªa ir a Atenas.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque nada funciona. Es un desastre. Es un lugar arruinado, sucio, donde la gente no tiene dinero ni perspectivas de futuro. El d¨ªa uno despu¨¦s de la independencia Escocia ser¨ªa peor. Peor.
?Catalu?a en bancarrota? Nadie se imagina algo as¨ª, no va tan lejos. El escoc¨¦s vuelve al f¨²tbol para rematar el asunto. ¡°Creo que, estrictamente hablando, los ingleses tambi¨¦n deber¨ªan ser preguntados sobre si quieren deshacerse de los escoceses. Es una pregunta perfectamente leg¨ªtima. Alex Ferguson, el exentrenador del Manchester United, hablaba de los ¡®vecinos ruidosos¡¯ en referencia a los aficionados del Manchester City. Bueno, hay mucha gente en Inglaterra que se ha dado cuenta ahora de que tiene a esos ¡®vecinos ruidosos¡¯ y, francamente, creo que hay cada vez m¨¢s gente que quiere que se vayan¡±, afirma con tono indignado y cierta muestra de hartazgo que no le evita seguir disparando, pasar a preguntarse por qu¨¦ no se habla m¨¢s de la econom¨ªa y el yihadismo y menos de Escocia y terminar loando a la reina y despreciando a los pol¨ªticos por hablar y hacer demasiado.
Antes abri¨® la puerta de la literatura y casi se nos cierra. Aprovechamos que anda con la guardia baja tras la diatriba.
P. ?C¨®mo se maneja el ¨¦xito?
R. Todav¨ªa ando esper¨¢ndolo. No siento que sea exitoso. No es algo que me diga a m¨ª mismo, porque ser¨ªa el inicio del desastre. Soy ambicioso y decidido, es mi parte m¨¢s escocesa, y creo que lo m¨¢s importante est¨¢ todav¨ªa por llegar.
P. En una ocasi¨®n Paul McCartney neg¨® el supuesto antimaterialismo de los Beatles. Dijo que, de hecho, en ocasiones, se sentaba con John Lennon a componer y dec¨ªan: ¡°Vamos a escribir una piscina¡±. ?Se sienta usted a escribir una piscina?
Kerr se r¨ªe, pero no contesta. Prefiere mezclar en r¨¢pida sucesi¨®n referencias a George Orwell, comentarios sobre la divisi¨®n de la izquierda espa?ola en la Guerra Civil y una escenificaci¨®n de una escena de La vida de Brian, que coge al vuelo a ra¨ªz de un comentario en espa?ol. Puro show.
P. Si alguien le dice que ha le¨ªdo todos sus libros, ?qu¨¦ piensa, que es una persona con buen gusto literario o un psic¨®pata?
R. [Risas]. Creo que pensar¨ªa: lea otras cosas. Hace poco hice un programa de televisi¨®n con Gerard Depardieu. Es un tipo genial, divertido. Ha le¨ªdo mis libros. Y durante el programa me dice: ¡°Eres como Balzac¡±. Y no, no soy como Balzac.
P. Hablando de fans. ?El escritor ha de ser accesible o es mejor que mantenga cierto misterio sobre su figura?
R. Todos los a?os hago un gran tour por Am¨¦rica, que dura dos semanas aunque parece eterno. Llego a una ciudad, vamos a una librer¨ªa y hablo. Lo que he aprendido despu¨¦s de tanto tiempo es que todo escritor debe ser dos personas si quiere triunfar. Uno, el que escribe y se queda en casa, un ser antisocial, mis¨¢ntropo, que no quiere ir a ninguna parte, no quiere hablar con la gente. El otro, el que va de promoci¨®n y que tiene que ser completamente distinto, accesible, simp¨¢tico, divertido. No me imagino a Orwell o a Graham Green haciendo una gira promocional. Es como ser Doctor Jekyll y Mr. Hyde.
?Entonces? Algo no cuadra. Cualquiera dir¨ªa que hemos estado con el escritor y con el personaje a la vez, algo as¨ª como Philip Gunter. O con Lee Child bronceado. Ya saben, las fiestas son un lugar extra?o.
Kerr, Philip Kerr
Los delitos cometidos durante una noche deber¨ªan ser juzgados esa misma noche. Bajo ning¨²n concepto a la ma?ana siguiente. Una promesa absurda, nocturna y engorilada me hizo prepararme unas preguntas, dormir nada, madrugar, coger un taxi, llegar tarde y darme cuenta de que unos dormimos en camas y otros en lechos de plumas de ganso crionizadas. En la cafeter¨ªa del hotel, tanto el autor de novela negra Philip Kerr como Juan Carlos Galindo, periodista de EL PA?S, se me asemejaban a personajes sacados de un hermoso cap¨ªtulo de Retorno a Brideshead. Aunque parec¨ªa mentira, los tres hab¨ªamos estado en la misma fiesta de entrega del Premio RBA de novela negra la noche anterior. Premio que el escoc¨¦s gan¨® hace unas ediciones. En ese evento nos hab¨ªamos hecho Philip Kerr y yo fotos de grupo. ?l pos¨® su mano en mi hombro y yo le ce?¨ª la cintura con la m¨ªa hasta que pens¨¦ que se me abrir¨ªa la chaqueta y mostrar¨ªa una, a todas luces, falsa barriga. Despu¨¦s hablamos un rato, el tiempo que mi ingl¨¦s formado por t¨ªtulos de canciones, instrucciones de instalaci¨®n de DVD y frases de Al Pacino dio de s¨ª. Cuando dije algo as¨ª como "The first cut is the deepest, insert the disk and I know, Fredo, I know", Kerr decidi¨® marchar por una rubia. Al parecer, ten¨ªa sed.
Philip Kerr (Edimburgo, 1956) es la expresi¨®n del ¨¦xito y exhibe una seguridad sin tormento. Simpat¨ªa premeditada de gatillo f¨¢cil. M¨¢s delgado, bronceado y atractivo, uno que ha coincidido con ¨¦l a lo largo de los ¨²ltimos a?os se percata de que Kerr cada vez se asemeja m¨¢s a Bernie Gunther y yo m¨¢s a mi padre. La entrevista hace minutos que ha empezado. Me disculpo. Desayuno continental. Fruta, jam¨®n, zumos. Yo matar¨ªa por un colacao con galletas, pero me hago el sofisticado y atravieso a tenedor un pedazo de sand¨ªa.
Est¨¢n hablando de Escocia, del refer¨¦ndum, y me temo lo peor. Para un periodista madrile?o, tener a un catal¨¢n con resaca antes de desayunar es el cervatillo que se queda atr¨¢s en las estampidas. ?Quieres m¨¢s a pap¨¢ o a mam¨¢? Quiero galletas. Eso es lo que quiero. Kerr sonr¨ªe. Sus dientes son perfectos. Blancos. Su camisa tambi¨¦n. Tiene desabrochados tres botones. Galindo pregunta. Yo escucho. Hablan de Escocia, del refer¨¦ndum, de la nueva serie de novelas ambientadas en el mundo del f¨²tbol, de su equipo favorito, uno de aquellos que aprendieron a jugar al f¨²tbol por correspondencia y olvidaron pagar la ¨²ltima clase. La que ense?aba que la cosa consist¨ªa en chutar a puerta y marcar m¨¢s goles que el contrincante. Les aseguro que s¨¦ de lo que hablo.
Pasan los minutos. S¨¦ que Galindo ha de tomar un tren en media hora, y su entrevistado, un avi¨®n algo m¨¢s tarde. Me temo lo peor. Que no haya sitio para mis preguntas. Philip Kerr parec¨ªa estar poco interesado en hablar de literatura. Se entusiasm¨® hablando de pol¨ªtica y f¨²tbol, pero cuando Galindo lo intent¨®, Kerr exhibi¨® cara de ¡°?ahora de libros?¡±. No importaba. Yo hab¨ªa dormido poco, desayunado fruta y me sent¨ªa con menos autoestima que Jean Valjean. Adem¨¢s, me interesaba saber c¨®mo afecta a la creatividad el ¨¦xito, el saber qu¨¦ esperan de ti, el cruce de caminos entre perpetuar una manera de hacer y renunciar a la inc¨®gnita del error, de nuevos caminos, de la creaci¨®n como enigma. Todo eso sin parecer envidioso, resentido o imb¨¦cil. En realidad, Hemingway ya resolvi¨® el asunto. Cuando le preguntaron qu¨¦ destrozaba a un escritor, ¨¦l contest¨®: el ¨¦xito, las mujeres, el alcohol, la falta de ¨¦xito, la falta de mujeres y la falta de alcohol. Pero yo era un hombre con una promesa que deb¨ªa pagar. Finalmente pude hacer algunas. No supe del creador de Bernie Gunther m¨¢s de lo que ya sab¨ªa. Quiz¨¢s uno escribe y promociona y explica de qu¨¦ escribe hasta que ya no sabe por qu¨¦ ni de qu¨¦ escribe, qu¨¦ fue de aquello que te quemaba. Lo pienso al quedarme ya solo, cara a cara con lo que queda de sand¨ªa.
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