A todo color

El padre de Ricardo Cavolo (Salamanca, 1982) era pintor, y ¨¦l siempre se recuerda en su estudio, atento a sus ense?anzas y rodeado de colores y pinceles. Dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, lo sigue estando. ¡°Utilizo tintas caligr¨¢ficas, que son m¨¢s intensas que la acuarela. Mi trabajo es cl¨¢sico: utilizo el pincel y la pluma, y solo recurro al ordenador para digitalizar la obra y ajustar los colores para que queden como en el original¡±.

Tener al profesor en casa fue una suerte, dice. ¡°Nunca me impuso un estilo, algo que s¨ª hacen en la facultad, sino que me ense?¨® las herramientas. E hizo mucho hincapi¨¦ en el color¡±. Sus inconfundibles ilustraciones son un estallido de colores primarios. ¡°Quiz¨¢ por eso siempre creen que soy mexicano o brasile?o. No asocian ese colorido a un europeo¡±.

Tras ocho a?os en Madrid, desde hace uno vive en Brighton, ciudad que nunca hab¨ªa visitado antes, pero reun¨ªa tres atributos: ¡°Tiene mar, es tranquila y peque?a¡±. Aunque a¨²n le quedan multitud de rincones por explorar. ¡°Trabajo de lunes a domingo de 8.00 a 12.00. He aprendido que, al menos en esto, o eres un genio o tienes que trabajar mucho. No soy lo primero, pero lo segundo funciona¡±. Y viaja mucho. Acaba de regresar de Hong Kong, donde ha pintado un mural, y pronto har¨¢ lo propio en Mosc¨².

Junto a sus libros de arte folk y outsider, en su mesa de trabajo todav¨ªa reposan las ilustraciones que ha creado para una baraja de tarot ¡ª¡°ya en la carrera, un profesor me dec¨ªa que, con mi estilo, ten¨ªa que hacer unas cartas as¨ª¡±¡ª que veremos este oto?o. Adem¨¢s, prepara dos libros ¡ªuno en solitario y otro en compa?¨ªa¡ª y exposiciones en Montreal y en ?msterdam. ¡°Me froto las manos cuando tengo esperas en aeropuertos: veo pel¨ªculas, temporadas completas de series, leo c¨®mics¡­¡±. Cuando llega a destino, solo hay tiempo para el trabajo.