Radiograf¨ªa literaria del sexo en la Red
La autora A. M. Homes da otra vuelta de tuerca a su lado m¨¢s perturbador en ¡®Ojal¨¢ nos perdonen¡¯, una novela sobre las costumbres sexuales en la era tecnol¨®gica
A finales de los ochenta del pasado siglo, durante una estancia en la colonia para escritores de Iowa, A. M. Homes (Washington, 1961) ten¨ªa siempre cerca de su escritorio una mu?eca Barbie con una botonadura de un tama?o mayor del habitual. De manera casi indefectible, cuando la gente entraba en su apartamento lo primero que hac¨ªa era desnudarla. Tratando de encontrarle sentido a algo as¨ª, Homes escribi¨® Una mu?eca de carne y hueso, relato en el que un adolescente se enamora de la Barbie de su hermana, le administra un tranquilizante y simula un acto sexual con ella. M¨¢s adelante, le arranca la cabeza a Ken, el novio de Barbie, y eyacula en el hueco.
En Adultos a solas, otra historia de la misma colecci¨®n (La seguridad de los objetos, 1990), un matrimonio aprovecha que sus hijos est¨¢n fuera de casa para emborracharse, fumar crack y ver pel¨ªculas porno. Los protagonistas del cuento reaparecen en M¨²sica para corazones incendiados, novela publicada en 2003 en la que sus hijos prenden fuego a la casa familiar durante una barbacoa. En El final de Alice (1996), su obra m¨¢s pol¨¦mica y audaz, el lector se adentra en la mente enferma del violador y asesino de una ni?a. En sus ficciones, A. M. Homes reproduce situaciones en las que el lado m¨¢s oscuro de la condici¨®n humana se ve atemperado por r¨¢fagas de humor negro. Y en su nueva novela, Ojal¨¢ nos perdonen(Anagrama), ese humor se transforma en grotesco para trazar una radiograf¨ªa de los nuevos h¨¢bitos sexuales en la era de Internet.
Aunque el escenario principal de sus narraciones es el condado de Westchester, en el estado de Nueva York, el mismo que examinaran a fondo en sus ficciones Richard Yates y John Cheever, autores con quienes Homes est¨¢ en deuda, aunque la suya sea una mirada mucho m¨¢s fr¨ªa y deshumanizada, m¨¢s cercana al hacer minimalista del c¨¦lebre libro American Psycho de Bret Easton Ellis. En Ojal¨¢ nos perdonen, la sexta novela de Homes, contin¨²a con una veta que apareci¨® por primera vez su anterior entrega narrativa (Este libro te salvar¨¢ la vida,2006), cabe una cierta dosis de esperanza.
La escritora ha elegido un hotel frecuentado por las celebridades literarias neoyorquinas para conversar acerca de su obra. ¡°Lo que presenci¨¦ el 11-S, cuando film¨¦ todo el suceso desde la terraza de mi casa, cambi¨® el tono de mi escritura. Hasta entonces me sumerg¨ªa en lo m¨¢s profundo de mi imaginaci¨®n para llevar a cabo mis indagaciones, que versaban sobre asuntos muy oscuros, porque sab¨ªa que cuando terminara de escribir regresar¨ªa a un entorno seguro. Aquello desapareci¨® de golpe cuando se derrumbaron las torres. Los norteamericanos cobramos conciencia de nuestra vulnerabilidad, lo cual sacudi¨® nuestro ego¨ªsmo. Mi escritura adquiri¨® una dimensi¨®n m¨¢s redentora, sin dejar de lado los asuntos de los que me hab¨ªa ocupado siempre¡±.
Aunque los atempere el humor, la oscuridad de los temas sigue presente en la ¨²ltima novela de A. M. Homes, lo cual plantea una cuesti¨®n de fondo sobre el conjunto de su obra: ?es su escritura un intento de reflejar el malestar de una sociedad enferma? ¡°Yo no dir¨ªa eso. Siempre estoy observando lo que me rodea y describo situaciones y personajes que ilustran la complejidad y las contradicciones de los tiempos que vivimos. Mi fascinaci¨®n por ciertos comportamientos aberrantes es genuina. ?Por qu¨¦ hay gente capaz de cometer actos de una atrocidad indecible?¡±.
En 2007, A. M. Homes public¨® La hija del amante, libro autobiogr¨¢fico que aborda el hecho de su adopci¨®n y en el que reconstruye el encuentro con sus padres biol¨®gicos, quienes dieron con ella tras numerosas dificultades. Su lectura es tan perturbadora como sus indagaciones m¨¢s escabrosas en el terreno de la ficci¨®n. ¡°Es el libro m¨¢s dif¨ªcil que he escrito, junto con El final de Alice. Era como volver a abrir a diario una herida, impidiendo que dejara de sangrar, como si quisiera llevar al l¨ªmite mi capacidad de sufrimiento, en aras de dar con la verdad¡±.
En La hija del amante hay un momento en el que Homes se imagina un encuentro sexual con su padre biol¨®gico, asunto que lleva la conversaci¨®n hacia el papel central que desempe?a el sexo en los momentos cruciales de sus obras. ¡°Creo que el sexo logra expresar la condici¨®n humana en toda su complejidad. Mi dificultad como escritora es que el lenguaje no es capaz de articular esa complejidad. No es posible atrapar con palabras algo tan profundo y oscuro. No me cabe la menor duda de que ah¨ª est¨¢ la clave de nuestra conducta en todos sus aspectos, la historia de nuestras relaciones, la esencia de nuestra personalidad. Si no fuera escritora ser¨ªa sex¨®loga¡±.
En Ojal¨¢ nos perdonen la indagaci¨®n sobre las costumbres sexuales de nuestro tiempo se traslada a la era tecnol¨®gica, con los fren¨¦ticos intercambios caracter¨ªsticos del sexting y las facilidades que ofrece Internet. Todo ello, esta vez, con grandes dosis de un humor grotesco. ¡°Quer¨ªa escribir un libro que me divirtiera leer, entretuviera, me hiciera re¨ªr, lo cual no es f¨¢cil, porque yo no me r¨ªo as¨ª como as¨ª. El humor es un arma muy eficaz porque permite profundizar, abriendo una rendija en la defensa del lector. Si se consigue hacer re¨ªr resulta m¨¢s f¨¢cil hacer llorar¡±.
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