Las guitarras firman la paz
Gallardo del Rey y Cort¨¦s reconcilian cl¨¢sica y flamenca en la Bienal de Sevilla
¡°Siempre he querido reivindicar que hay una ¨²nica guitarra, que es la espa?ola. Y esa guitarra tiene dos caras, como las monedas, y es lo mejor de la guitarra flamenca y de la guitarra cl¨¢sica. F¨¦lix Grande hablaba en su momento de una guerra civil que hab¨ªa entre el flamenco y el cl¨¢sico, pero quiero pensar que eso es un aspecto generacional que creo que est¨¢ superado. Hoy hay c¨¢tedras de guitarra flamenca en muchos conservatorios y la mayor¨ªa de los guitarristas flamencos de nueva generaci¨®n est¨¢n muy motivados para escuchar m¨²sica cl¨¢sica y aprender m¨²sica¡±. Con esta declaraci¨®n de intenciones presenta el guitarrista cl¨¢sico Jos¨¦ Mar¨ªa Gallardo del Rey el mano a mano que mantendr¨¢ esta noche con su hermano flamenco Miguel ?ngel Cort¨¦s en el Espacio Santa Clara. El estreno absoluto de Lo cort¨¦s no quita su gallardo, en el marco de la Bienal de Sevilla, supone un di¨¢logo entre dos maneras de sentir la guitarra con una madrina de excepci¨®n: Esperanza Fern¨¢ndez.
Uno ha recorrido medio mundo con los conciertos de Rodrigo y ha sido embajador de la guitarra en Nueva York. El otro, guitarra intuitiva y curtida al lado de las mejores voces y arreglada a la medida de la talla de grandes como Arc¨¢ngel. Despu¨¦s de un a?o de trabajo por conciliar el esp¨ªritu de sus manos, esta noche se reencuentran al borde de la madrugada para llevar a Santa Clara el resultado de una b¨²squeda, de una hermandad, de dos maneras de entender las seis cuerdas que, como dice Gallardo ¡°son muy diferentes pero complementarias¡±. ¡°Cada guitarra aporta a la otra lo que quiz¨¢ por t¨¦cnica o por escuela no ha tenido la oportunidad de vivir. Pero hay un nexo importante en com¨²n. Miguel ?ngel tiene la solera y el arraigo del flamenco muy tradicional y es un artista muy inquieto, y yo soy de formaci¨®n cl¨¢sica, pero tengo el coraz¨®n flamenco¡±, dice el cl¨¢sico.
Los a?os han ido haciendo que sus caminos se cruzaran una y otra vez. La primera en los Jardines del Generalife, cuando Cort¨¦s era casi un ni?o y Gallardo mucho m¨¢s joven, en una colaboraci¨®n con Mar¨ªa Pag¨¦s. Volvieron a coincidir al amparo de Carmen Linares y, un d¨ªa, la mujer de Gallardo del Rey lo acompa?¨® a un concierto de Cort¨¦s en Valencia y se le qued¨® mirando: ¡°Esa es la guitarra flamenca que llevabas tanto tiempo buscando¡±. Desde entonces, comenz¨® la aventura. ¡°Los primeros momentos fueron duros, pero el reto era que la guitarra diera un paso hacia delante y que estuvi¨¦ramos el m¨¢ximo tiempo posible tocando juntos en el concierto, no una parte cada uno y luego uno o dos temas al final. Buscamos un encuentro entre m¨²sicos, no un espect¨¢culo en com¨²n¡±, explica Cort¨¦s.
Por eso configuraron un espect¨¢culo que fuera un di¨¢logo, una simbiosis, un reencuentro como el de aquellos hermanos emigrantes que se separaron en el puerto y ahora se ponen de nuevo frente a frente. La guitarra que fue al conservatorio y la que se tuesta al calor de las hogueras se pon¨ªan a prueba juntas pero, ?c¨®mo hacerlas hablar?. ¡°Hoy no se enga?a f¨¢cilmente al p¨²blico: los m¨²sicos que tenemos inquietudes, para sacar un trabajo bueno tenemos que trabajar mucho¡±, dice Cort¨¦s, que confiesa que se dieron cuenta de que ¡°lo m¨¢s inteligente era hacer tres temas de la guitarra cl¨¢sica aflamencados y luego coger otros tres de flamenca haci¨¦ndolos cl¨¢sicos. El encuentro entre dos m¨²sicas se produce cuando todo empieza a fluir sin darse uno cuenta, d¨ªa tras d¨ªa¡±.
Esta noche cuando se pongan sobre el escenario, pasar¨¢n de la nana en la que Esperanza Fern¨¢ndez mostrar¨¢ su voz m¨¢s queda en el claustro del convento a la marcha procesional ¡®Amarguras¡¯ en la que reducen a 12 cuerdas la partitura de Font de Anta en una versi¨®n ¡°en la que se puede respirar la manera de tocar de cada uno, porque rendimos homenaje a un maestro que no pertenece a ninguno de los dos¡±, seg¨²n Gallardo.
Por lo dem¨¢s, lo ¨²nico importante es la guitarra, la ¨²nica posible en Sevilla en una bienal. La que sigue guardando las esencias del sentir, la que representa sin palabras al flamenco, esa patria y esa casa en la que, como dice Cort¨¦s, ¡°todo el mundo tiene su sitio¡±.
Babelia
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