El violinista en el estercolero
Situada en el norte de Alemania en 1911, la nueva novela de Svenja Leiber tine un precioso arranque aunque su protagonista se desvancece seg¨²n avanza la historia
Crecer en el campo, descalzo entre vacas y sometido a la mano dura patriarcal, no tiene gracia cuando se sale del basto patr¨®n pueblerino porque se posee un talento especial. Ruven Preuk tiene el o¨ªdo musical perfecto, a los 10 a?os oye el comp¨¢s que marca la luz en los ¨¢lamos y escucha el sonido sinf¨®nico del bosque. Pero desde que le han visto dirigir la orquesta de las espigas en el campo de avena, en el pueblo le toman por pirado, y su pasi¨®n por la m¨²sica le cuesta m¨¢s de una paliza. No obstante, Ruven persigue los sonidos y ritmos que le susurran todas las cosas hasta alcanzar una virtuosidad en el viol¨ªn que le lleva a la ciudad y le lanza en medio de las tragedias del siglo XX.
Svenja Leiber, autora de uno de los debuts m¨¢s originales de la actual narrativa alemana (Schipino, 2010), ha ubicado el precioso arranque de su segunda novela en 1911, en el norte de Alemania, la misma tierra y ¨¦poca que eligi¨® Michael Haneke para La cinta blanca. Es un buen punto de partida para entender c¨®mo se prepar¨® la tormenta que arras¨® Europa tambi¨¦n en provincias, lejos de los centros de agitaci¨®n pol¨ªtica. ?sta llega en los a?os veinte al pueblo, y no s¨®lo con las marchas de antorcha de los nacionalsocialistas, sino tambi¨¦n en la persona de la maestra comunista. Hasta aqu¨ª la historia de Ruven y su lucha por alcanzar las cimas de su arte atrapa con un rico trenzado narrativo, vivos colores y fecunda imaginaci¨®n metaf¨®rica (traducida con la habitual solvencia por Richard Gross).
Leiber incluso ha colado una muy contempor¨¢nea reflexi¨®n sobre la nefasta influencia del marketing en las artes
Leiber incluso ha colado una muy contempor¨¢nea reflexi¨®n sobre la nefasta influencia del marketing en las artes: el don musical de Ruven representa una d¨¢diva ambigua, le har¨¢ desgraciado porque no sabe venderse. No entiende que para triunfar hay que ofrecer una imagen, y en vez de desempe?ar el papel del genio, en sociedad permanece encallado en su timidez y humildad. Sin embargo, de repente, los cautivadores hilos narrativos de la novela se le escapan a la autora, que empieza a acumular inopinadamente peripecias y an¨¦cdotas ¡ªmuchacha jud¨ªa y amor imposible, matrimonio con pueblerina humilde, guerra, mutilaci¨®n, viol¨ªn quemado, hija rechazada, etc¨¦tera¡ª, de tal modo que la prometedora novela se torna en un tour de force argumental, aparte de un cansino florilegio de t¨®picos.El t¨ªmido protagonista palidece del todo como personaje y s¨®lo en el ¨²ltimo cuarto recupera la novela algo de su viveza inicial, al centrarse en la hija rechazada.
Svenja Leiber es mucho mejor narradora de lo que podr¨ªa hacer creer Los tres violines de Ruven Preuk. Esto se demostr¨® ya en su contundente libro de relatos Luz de caza, de 2005, pero sobre todo en su imaginativa, sutil apolog¨ªa del perdedor ubicada en Rusia, Schipino. Ojal¨¢ esta novela se hubiese traducido primero.
Los tres violines de Ruven Preuk. Svenja Leiber. Traducci¨®n de Richard Gross. Malpaso. Barcelona, 2014. 415 p¨¢ginas. 18,50 euros
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