Cuando los fantasmas pueblan ciudades
Fernanda Tr¨ªas da una vuelta de tuerca al imaginario, a veces gastado, de Buenos Aires
En el panorama de la literatura hispanoamericana actual destacan escritoras que, tanto por sus temas como por su desacomplejado v¨ªnculo con la tradici¨®n literaria, no pasan desapercibidas: Rita Indiana, Valeria Luiselli, Guadalupe Nettel, Giovanna Rivero, Lina Meruane¡ Tambi¨¦n Fernanda Tr¨ªas, disc¨ªpula de Levrero, forastera itinerante, que se apropia del territorio con su forma de mirar. Despu¨¦s lo abandona. No s¨¦ si llamar¨ªa "novela" a La ciudad invencible: depende de la predisposici¨®n a rellenar el g¨¦nero con nuevas acepciones, de su categorizaci¨®n ortodoxa o del hecho de desestimar los c¨®digos de barras. Yo, que me muevo entre la primera y la segunda posibilidad, dir¨¦ que La ciudad invencible es un texto notable: a trav¨¦s del poder transformador de la mirada, Tr¨ªas da otra vuelta de tuerca a un imaginario de prestigio ya gastado por exceso de uso ¡ªlo borgiano, ciudades e identidades inventadas, relojes blandos¡¡ª escribiendo de fantasmas que pueblan ciudades y de ciudades como construcciones fantasmag¨®ricas. Pero lo hace a partir de un significante literario ¡ª"el significante no perdona", escribe¡ª que desnuda las palabras de su carga libresca para devolverlas al ¨¢mbito de la experiencia personal.
La autora da otra vuelta de tuerca a un imaginario bonaerense de prestigio ya gastado por exceso de uso
Frente al prestigio de las tramas misteriosas y circulares, Tr¨ªas concibe una narraci¨®n donde la ciudad es un relato y el hecho de contar, un merodeo: una aproximaci¨®n hacia la ra¨ªz del asunto. La piedra hundida que dibuja ondas en la superficie de la laguna no se emplea como golpe de efecto sensacional, sino como pretexto para escribir un canto de amor a Buenos Aires. En la canci¨®n retumban las met¨¢foras: abandonamos lo que amamos ¡ªmarc¨¢ndolo y marc¨¢ndonos¡ª y tal vez el recuerdo solo sea un modo m¨¢s del abandono.
Fernanda Tr¨ªas trasciende las rutinas que alimentan cierta literatura de calidad y, si un cap¨ªtulo arranca con una sentencia m¨¢s o menos t¨®pica ¡ª"la cronolog¨ªa es artificial, solo determinada por la emoci¨®n"¡ª, el mismo cap¨ªtulo termina con otra sentencia que no lo es en absoluto: "El artificio es cronol¨®gico". ?se es el riesgo asumido en La ciudad invencible: perge?ar un artificio propio de su cronolog¨ªa que vulnere las frases hechas de la tradici¨®n en que se inscribe, y tambi¨¦n del discurso dominante sobre la literatura hoy.
Frente a la volatilidad de lo real y la solidez de las ficciones, frente al cuestionamiento de lo hist¨®rico, Tr¨ªas intuye la conveniencia de no olvidar, no perdonar ¡ªla dictadura argentina o la violencia amorosa experimentada en la propia carne¡ª, de reivindicarse hist¨®rica y biogr¨¢ficamente. Hablamos de la necesidad de un territorio tangible, del que la autora se apropia escribiendo, como punto de referencia para entender, incluso superar, heridas que no son imaginarias. Al renombre de las nebulosas se oponen la concreci¨®n de la carne, la escritura mat¨¦rica y las aristas de la geograf¨ªa. Del mismo modo que Camus ahonda en las tripas de Or¨¢n, en La ciudad invencible Buenos Aires no se conoce por sus monumentos, sino por c¨®mo viven y mueren all¨ª sus habitantes. En esa panor¨¢mica urbana sobresale la capacidad del ser humano para sobreponerse al dolor. El territorio se presenta como fragmento de tiempo en la experiencia biogr¨¢fica. A esa experiencia nos acercamos como lectores escorados, porque la narradora protagonista se construye con elipsis donde se entretejen pudor y exhibicionismo: ella se esconde de un amor violento, no es natural de Buenos Aires, lee manuscritos para una editorial, es vegetariana y tiene una vecina con pata de palo, le gusta celebrar fiestas con sus amigos en las que se acerca de otra forma al concepto de territorio: trasgrediendo l¨ªmites. El yo habla y se define en su voz y en su interacci¨®n con la ciudad, en la convicci¨®n de que tambi¨¦n el cuerpo es un texto insignificante en ausencia de contexto y de que cada acci¨®n configura el espacio del mismo modo que el espacio coloniza al individuo.
Tr¨ªas concibe una narraci¨®n
donde la ciudad es un relato
y el hecho de contar, un merodeo
En La ciudad invencible se resalta el env¨¦s de las palabras, su textura, esa cualidad de la que adolecen escritores actuales, planos y sensacionalistas en su uso de las t¨¦cnicas de la narraci¨®n. La trama del libro es la cartograf¨ªa de una vivencia y de una metr¨®polis, una mancha que va empapando el mantel. El bamboleo cronol¨®gico de los cap¨ªtulos, el escamoteo del centro, la vocaci¨®n de periferia y oblicuidad, intensifican la sensaci¨®n de que en el fondo una cosa sucede detr¨¢s de otra. La secuenciaci¨®n de la vida cotidiana y de la historia subdividida en periodos son artificios, pero el libro de Fernanda Tr¨ªas sugiere que tal vez lo artificial no es sin¨®nimo de lo irreal. Ni mucho menos de lo falso.
?La ciudad invencible. Fernanda Tr¨ªas. Demipage. Madrid, 2014. 135 p¨¢ginas. 16 euros
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