Y el impresionismo cruz¨® el charco
El Thyssen muestra el impacto y seguimiento en EE UU del movimiento m¨¢s ¡°franc¨¦s¡±
Aunque la presencia de Francia ha sido determinante en toda la historia del arte, no hay un cap¨ªtulo m¨¢s genuinamente franc¨¦s que el impresionismo, el movimiento nacido en Par¨ªs en la d¨¦cada de 1860. Opuestos al aprendizaje acad¨¦mico, su principal objetivo fue plasmar la naturaleza a base de pinceladas sueltas y capturando la luz del momento. Sin obedecer a reglas inalterables, sus protagonistas entraron y salieron del grupo seg¨²n su personal criterio. El n¨²cleo esencial estuvo formado por Monet, Renoir, Sisley, Pissarro, Cez¨¢nne, Berthe Morisot, y Degas. Artistas de todo el mundo pusieron pronto el ojo sobre lo que hac¨ªan sus colegas franceses. Los estadounidenses Mary Cassatt o John Singer Sargent estuvieron entre los primeros que viajaron a Par¨ªs a empapar sus telas de la nueva luz art¨ªstica. Otros, como Theodore Robinson o Childe Hassam, tambi¨¦n viajaron, aunque se sumaron de una manera m¨¢s gradual. Un tercer grupo aplic¨® las t¨¦cnicas impresionistas a los paisajes y retazos de vida que les rodeaban en la propia Am¨¦rica.
La gran exposici¨®n de oto?o que este martes 4 de noviembre inaugura el Museo Thyssen-Bornemisza est¨¢ dedicada a revisar a fondo la expansi¨®n del Impresionismo en Estados Unidos a trav¨¦s de 80 obras que se podr¨¢n ver hasta el pr¨®ximo 1 de febrero. Comisariada por Katherine Bourguignon, conservadora de la Terra Foundation for American Art, experta en arte franc¨¦s y americano de finales del siglo XIX y principios del XX, la exposici¨®n ya ha sido vista en el Museo de los Impresionistas de Giverny y en la Galer¨ªa Nacional de Edimburgo.
?Hay diferencias en la forma en que los norteamericanos entendieron el impresionismo respecto a los franceses? Paloma Alarc¨®, conservadora jefe de Pintura Moderna del Thyssen y una de las mayores expertas en el impresionismo, precisa que el movimiento fue muy poco homog¨¦neo y que careci¨® de un c¨®digo cerrado como tuvieron otros. De manera que caben muchas aproximaciones. Todos pintan temas amables como el paisaje, ni?os felices o mujeres en momentos sugerentes, pero que salvo el ¨¢nimo de plasmar el instante y pintar del natural, las interpretaciones eran muy personales. Si tuviera que buscar una diferencia forzosa entre franceses y americanos, Alarc¨® se?ala la ubicaci¨®n de los paisajes. ¡°Cada uno pinta la parte de la naturaleza que tienes delante. Por lo dem¨¢s, la filosof¨ªa es similar. Algunos, como Cassatt o Sargent, ocupan desde Par¨ªs las primeras filas del movimiento, pero es en 1886, cuando el marchante Paul Durand-Ruel organiza en Nueva York la gran exposici¨®n de impresionismo franc¨¦s, cuando los americanos se dejan seducir por los temas y la pincelada brillante de los franceses¡±.
La exposici¨®n arranca con una selecci¨®n de obras de Berthe Morisot, la ¨²nica mujer ligada al grupo fundador, y Mary Cassatt, la americana que corri¨® a Par¨ªs para sumarse al movimiento. De ambas artistas se exhiben im¨¢genes de ni?os felices, rubios y vestidos de blanco junto a retratos de elegantes damas rodeadas por una densa luz blanquecina.
El primero de los cinco n¨²cleos de la exposici¨®n est¨¢ dedicado a los artistas que viajaron a Par¨ªs y participaron directamente en el movimiento: Mary Cassatt y John Singer Sargent, cuyas obras se exponen en di¨¢logo con pinturas de Cez¨¢nne, Renoir, Degas o Monet de la colecci¨®n Thyssen. Mary Cassatt, tal vez la m¨¢s representativa, fue invitada a participar en cuatro de las ocho grandes exposiciones impresionistas, las celebradas entre 1879 y 1886. ?nica representante norteamericana, logr¨® una buena acogida con sus cuadros de mujeres y ni?os de la clase media-alta que ella, por sus or¨ªgenes, conoc¨ªa a fondo. Amiga de Monet, al que visit¨® en Giverny, el ansiado templo de los artistas amantes del movimiento.
John Singer Sargent, hijo de padres estadounidenses, nacido en Italia, vivi¨® toda su vida en Europa. Amigo de Monet, se entreg¨® a la t¨¦cnica impresionista, aunque lo compatibiliz¨® con sus famosos retratos de encargo en los que solo se permit¨ªa un ligero toque impresionista.
El siguiente gran n¨²cleo est¨¢ dedicado a los artistas que a finales de 1880 se trasladan a Par¨ªs para pintar al aire libre en el bosque de Fontainebleau, en la costa de Breta?a y en Giverny. Uno de ellos es Theodore Robinson, quien en las sesiones al aire libre recoge los cambios de luces y sombras que se producen a lo largo del d¨ªa, pero sin descuidar el acabado casi de corte acad¨¦mico en sus composiciones. El otro gran representante de este momento es John Leslie Breck, asiduo de Giverny entre 1887 y 1891, quien incorpora a sus pinturas sombras coloreadas. De ¨¦l se exhiben doce almiares inspirados en los realizados por Monet.
El recorrido expositivo se ocupa despu¨¦s aquellos artistas que hab¨ªan visitado Europa, pero que realizan sus cuadros en sus ciudades respectivas asimilando como propios los temas, composiciones y colores del impresionismo. El m¨¢s conocido es Childe Hassam, quien hab¨ªa estado tres a?os estudiando y pintando en Francia, entre 1886 y 1889, sin participar en el c¨ªrculo impresionista, pero fascinado por su manera de trabajar. Esta etapa marc¨® de manera considerable su t¨¦cnica. Sus composiciones de esos a?os, creadas en el estudio, anuncian ya un inter¨¦s por los efectos de la luz. El otro nombre importante de este grupo es William Merritt Chase, famoso por sus vistas urbanas y sus jardines. Chase est¨¢ considerado como como uno de los pintores esenciales para el desarrollo del impresionismo en Norteam¨¦rica. De formaci¨®n art¨ªstica cl¨¢sica adquirida en Nueva York y en M¨²nich, en la d¨¦cada de 1880 se atrevi¨® con colores m¨¢s claros de los que marcaba el canon, temas modernos y novedosos encuadres. Las obras de esta ¨¦poca, con los parques p¨²blicos de Nueva York y Brooklyn como escenarios, supusieron un cambio fundamental en su carrera e influyeron en muchos otros artistas de su entorno.
A¨²n cuando ya en Europa la llama del impresionismo se extingu¨ªa, muchos otros pintores americanos prolongaron en el tiempo el inter¨¦s por perseguir el instante. Los coleccionistas y museos estadounidenses se hab¨ªan lanzado ya a adquirir muchas de las obras de los artistas que formaron el grupo pionero, reviviendo as¨ª una manera de entender el arte que cada vez sigue m¨¢s viva a juzgar por el inter¨¦s que el movimiento sigue teniendo en todos los museos del mundo y en el mercado internacional.
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