Placer y dolor
Una exposici¨®n en Par¨ªs muestra la influencia de la obra de Sade, el gran libertino del XIX
1. Sade. Donatien Alphonse Fran?ois de Sade (1740-1814) fue un fil¨®sofo, moralista y revolucionario, el cual, seg¨²n escribi¨® Paul Eluard, ¡°por haber querido devolver al hombre civilizado la fuerza de sus instintos primitivos, por haber querido liberar la imaginaci¨®n amorosa y por haber luchado desesperadamente por la justicia y la libertad absolutas, fue encerrado casi toda su vida¡±. Autor de Aline y Valcour, Justine o los infortunios de la virtud, Juliette o las prosperidades del vicio y Las 120 jornadas de Sodoma, tuvo una vida escandalosa. Sus libros estuvieron prohibidos hasta la segunda mitad del siglo XX.
2. Exposici¨®n. Sade. Atacar el sol es una excelente exposici¨®n organizada por el Mus¨¦e d¡¯Orsay con ocasi¨®n del bicentenario de la muerte del marqu¨¦s, que estar¨¢ abierta hasta el 25 de enero. Comisariada por la gran experta Annie Le Brun, con la colaboraci¨®n de Laurence des Cars, su prop¨®sito es mostrar la influencia de la obra de Sade en la sensibilidad del siglo XIX. No s¨®lo Baudelaire, Flaubert, Huysmans o Apollinaire se hicieron eco del gran libertino y librepensador, sino que pintores como Delacroix, Moreau, B?cklin, Rops, Odilon Redon o Kubin expresaron algunos de sus grandes temas. La muestra retrocede en el tiempo con obras cl¨¢sicas, y llega hasta el siglo XX con piezas de muchos surrealistas ¡ªgrandes defensores del Divino Marqu¨¦s¡ª, y tambi¨¦n de Picasso y Bacon. Ni muestra biogr¨¢fica, ni de cr¨ªtica literaria, es un ejercicio visual tremendamente imaginativo y tambi¨¦n subjetivo, seg¨²n el gusto de Annie Le Brun.
3. Violencia, crueldad. ¡°La bravura y la ferocidad tienen un sentido en el que pueden confundirse (¡) El valor no es m¨¢s que una especie de ferocidad¡±, escribi¨® Sade. Aqu¨ª sobresale Goya, con sus can¨ªbales y sus degollaciones, pero tambi¨¦n la impresionante Medea de Delacroix, la gran cabeza de Alfred Kubin, la Judith de Valentin de Boulogne y La caza salvaje de Von Stuck. El tema del rapto, que el siglo XIX liberar¨¢ de su encuadre mitol¨®gico, aparece en obras de Fuseli, Degas, C¨¦zanne y Picasso. M¨¢s adelante aparece un conjunto de dibujos antiguos de hombres con l¨¢tigo (los flagelantes de muchas im¨¢genes religiosapies) junto a las famosas masacres de Andr¨¦ Masson. La sangre, coadyuvante de la voluptuosidad seg¨²n Sade, protagoniza unos exquisitos dibujos de Rodin, que ilustr¨® Le jardin des supplices de Octave Mirbeau.
4. Entre placer y dolor, la inscripci¨®n del deseo. Recordemos que los franceses distinguen ¡°sadiano¡± (relativo al Marqu¨¦s de Sade) de ¡°s¨¢dico¡±. Lo que une placer y dolor, aunque no lo invente el siglo XIX, lo ejemplifica en la muestra el espl¨¦ndido boceto para Roger y Angelica Ingres, en el que Angelica, atada a la roca y deslumbrante en su desnudez, implora ser liberada. Im¨¢genes licenciosas, imaginaci¨®n desbordante del erotismo, pasi¨®n unida a la crueldad tanto en las fichas policiales como en los collages de Max Ernst, cuerpos desmembrados de Hans Bellmer, liberaci¨®n de los fantasmas en Pierre Molinier o Unica Z¨¹rn, tentadoras hetairas de los autores simbolistas; todo ello evoca la liberaci¨®n del deseo promovida por Sade.
5. Completamente ateo. Sade quer¨ªa romper con los prejuicios, las convenciones y la moralidad cristiana, viendo en la religiosidad una sumisi¨®n infinita a las leyes injustas y represivas. Esta secci¨®n de la exposici¨®n es muy variada, con im¨¢genes anticlericales que proliferaron durante la Revoluci¨®n Francesa, con monjas y sacerdotes en actividades er¨®ticas, hasta cuadros sobre La tentaci¨®n de San Antonio. Y tambi¨¦n obras del arquitecto erot¨®mano Jean-Jacques Lequeu (1757-1826), de las cuales la m¨¢s famosa es la de una monja que desvela sus senos sobre una inscripci¨®n que dice: ¡°Nosotras tambi¨¦n seremos madres¡±.
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