Yo soy la justicia
![Jos¨¦ Coronado, en un fotograma de 'Fuego'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DBBVCRI7BOESRR62D7L2AKDM5Q.jpg?auth=384d3a4922d8a39c0ae0225dcc4fcdd1d5ce84d66da4e2fee96b7ea4fbab93c3&width=414)
Que en el transcurso de apenas un a?o se hayan estrenado Asier y yo, Ocho apellidos vascos, Lasa y Zabala, 1980 y Fuego, m¨¢s la pronta llegada de Negociador,pel¨ªculas tan distintas en tonos, formatos, g¨¦neros e intenciones (art¨ªsticas, comerciales y, quiz¨¢, incluso pol¨ªticas), es un hecho que hay que celebrar tanto en lo social como en lo cinematogr¨¢fico, con independencia de la desigual calidad de cada una de ellas. El terrorismo de ETA es parte de nuestra m¨¢s negra historia reciente y ha llegado definitivamente al cine para quedarse.
FUEGO
Direcci¨®n: Luis Mar¨ªas.
Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Coronado, Leire Berrocal, A¨ªda Folch, Jaime Adalid, Montse Mostaza.
G¨¦nero: thriller. Espa?a, 2014.
Duraci¨®n: 90 minutos
Luis Mar¨ªas, el pen¨²ltimo creador en adentrarse en sus recovecos, lo hace a trav¨¦s de una vertiente in¨¦dita, la de la venganza con fines individuales y nunca colectivos, y en un tono m¨¢s cercano al thriller, incluso al noir, que al drama pol¨ªtico. Una tentativa complicada y valent¨ªsima que, sin embargo, naufraga tanto por falta de complejidad como por desajustes narrativos y t¨¦cnicos.
Al grano: la pel¨ªcula arranca fatal. A la escena inicial, la que acabar¨¢ desencadenando a?os m¨¢s tarde la ira, con un coche bomba que acaba con la vida de una mujer y que deja sin piernas a una ni?a, sin la potencia dram¨¢tica ni visual suficiente para dejar helado al p¨²blico, le siguen diversos problemas de verosimilitud (el contrato con el joven polaco, la excusa editorial que lleva al encuentro del expolic¨ªa con la mujer del etarra...), y una serie de secuencias donde el tono recitativo de las interpretaciones se impone sobre la naturalidad.
En cambio, en el segundo acto, ya en Lekeitio, donde se desarrolla el n¨²cleo central de la historia, el evidente inter¨¦s del planteamiento y la mejor¨ªa de las actuaciones provoca que todo quede en manos del cl¨ªmax, donde Mar¨ªas debe poner trascendencia y br¨ªo, reflexi¨®n y mensaje. Pero ah¨ª solo hay trazo grueso, verbalizaci¨®n e irrelevancia. Que el discurso del protagonista sea tan comprensible como b¨¢sico no significa que lo deba ser el de la pel¨ªcula en s¨ª misma.
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