Epifan¨ªas envueltas en im¨¢genes
El libro ha perdido prestigio como objeto regalable, algo que se nota sobre todo estos d¨ªas
Uno de mis m¨¢s dilectos y admirados amigos editores ¡ªpongamos que se llama Arm¨®n Bala para evitar su identificaci¨®n¡ª atribu¨ªa la relativa, pero evidente, desafecci¨®n hacia el libro a una especie de presunto ciberataque medi¨¢tico contra ¨¦l, propiciado por quienes nos hemos limitado a constatar un hecho incuestionable: el fin del dominio exclusivo de la llamada Galaxia Gutenberg, tras cinco siglos y medio de imperio absoluto en el terreno de la cultura escrita. Como ven, la vieja historia del mensajero culpable. Es como si la mera menci¨®n del hecho ¡ªapreciable por cualquiera que quiera mirar a su alrededor y sepa contar artilugios lectores en los transportes p¨²blicos¡ª fuera la causante del problema, cuando lo cierto es que nunca como ahora el libro de papel ha sido objeto de m¨¢s homenajes, eleg¨ªas y glosas en los medios. La desafecci¨®n, sin embargo, existe: aunque s¨®lo sea en algunos sectores, el libro ha perdido ¡°prestigio¡± como objeto regalable, algo que se nota sobre todo en estos d¨ªas en que la gente que todav¨ªa puede hacerlo se dedica a ejercer lo que se llam¨® ¡°elegancia social del regalo¡±. Comp¨¢rese el gasto en esencias, perfumes y colonias ¡ªel moderno oro, incienso y mirra que transportan los dromedarios de los Magos¡ª con el de libros, que no tienen quien los anuncie en la peque?a pantalla con et¨¦reas muchachas en ropa interior y blandas dominatrix de Jean Paul Gaultier. Por no hablar de los pol¨ªticos, que parecen que tengan alergia al libro (tambi¨¦n los de Podemos) y nunca se hacen la foto con uno. A falta del tir¨®n final de Reyes, las ventas no se apartan demasiado de la pauta del a?o pasado, a pesar de que Rajoy y los suyos hayan lanzado las campanas al vuelo. En todo caso, habr¨¢ menos devoluciones posnavide?as, aunque s¨®lo sea porque los libreros, que tienen olfato, han reducido stocks. Por lo dem¨¢s, una parte significativa del trabajo de los distribuidores parece haberse concentrado en lo que llaman ¡°grandes cuentas¡±, es decir, en clientes como las grandes cadenas y las grandes librer¨ªas, en un intento de cubrir los huecos que ha dejado la contenci¨®n de las independientes a la hora de hacer pedidos. Supongo que la situaci¨®n merece un serio debate entre todos los agentes de la cadena del libro y entre todos los que est¨¦n dispuestos a ayudar (?de verdad!) a las librer¨ªas, pero mientras tanto quiz¨¢ no venga mal un poco de humor. Como el que puede encontrarse en la oportuna recopilaci¨®n Los libros en The New Yorker (Asteroide), que recoge casi dos centenares de estupendas vi?etas sobre el mundo del libro publicadas a lo largo de los ¨²ltimos a?os por el c¨¦lebre semanario. Aunque en ellos la imagen es indisoluble de la palabra, no me resisto a describirles tres cartoons que tratan asuntos que considero muy actuales. En el primero, del dibujante Michael Malin, un empleado de una megalibrer¨ªa que acaba de comprobar en su ordenador las existencias del libro solicitado por una clienta, le contesta: ¡°Tenemos el calendario del libro, libretas del libro, el audiolibro, el DVD de la pel¨ªcula basada en el libro, pero no tenemos el libro¡±; en el segundo, de David Sipress, la escena tiene lugar en el despacho de una directora editorial, que ha convocado al autor para darle el veredicto de su comit¨¦ de lectura: ¡°Es una buen¨ªsima novela negra¡±, le dice, ¡°pero nos pregunt¨¢bamos si podr¨ªas volverla sueca¡±. En la ¨²ltima, del tambi¨¦n habitual cartoonist Jack Ziegler, se representa al consejero delegado de un grupo editorial presentando a sus ejecutivos los objetivos del a?o: ¡°Como medida de ahorro, en nuestro cat¨¢logo de oto?o hemos decidido ahorrarnos las ventas a librer¨ªas y las correspondientes devoluciones y mandar las novedades directamente a la trituradora¡±.
Epifan¨ªas
Por alguna raz¨®n, cada vez que se acerca la festividad de la Epifan¨ªa (la duod¨¦cima noche shakespeariana) me acuerdo de ¡®Los muertos¡¯, el magistral relato de James Joyce que pone broche final a Dublineses (1914; varias ediciones de bolsillo) y que deber¨ªa ser objeto de un seminario monogr¨¢fico en las clases de principiantes de las escuelas de escritura creativa. Como recordar¨¢n los que lo hayan le¨ªdo o hayan visto la impecable pel¨ªcula (1987) que sobre el cuento realiz¨® John Huston, la trama se desarrolla principalmente durante una fiesta familiar (probablemente de Epifan¨ªa) y termina con la particular epifan¨ªa (en sentido joyceano) que experimenta el protagonista tras escuchar un recuerdo de su esposa en la habitaci¨®n de hotel que comparten, mientras la nieve cae dulcemente ¡°sobre todos los vivos y los muertos¡±. Un cuento triste, como lo son a su modo casi todos los que se refieren a esa m¨¢gica noche que todos esperamos con ansia cuando fuimos ni?os. Por cierto que si buscan libros para regalar a los m¨¢s peque?os, no dejen de consultar a sus libreros, que sabr¨¢n recomendarles mejor que nadie lo que puede gustarles. Por mi parte les he seleccionado, por si les sirven, tres t¨ªtulos aptos para ni?os y ni?as de entre 10 y 80 a?os que ya hayan arrinconado definitivamente los ¨¢lbumes infantiles. Leviat¨¢n (Kalandraka), de Ram¨®n Trigo, que obtuvo el Premio Lazarillo, plantea con im¨¢genes de alto contenido simb¨®lico (referencias a Jon¨¢s y a Moby Dick) una historia de ballenas; tambi¨¦n del prol¨ªfico taller de Kalandraka sale Bestiario, de St¨¦phane Poulin (y pr¨®logo de Jean Fug¨¨re), repleto de elegantes dibujos surrealistas y de ir¨®nicos gui?os culturales. Y, por ¨²ltimo, El drag¨®n de pap¨¢ (El Cuarto de las Maravillas), de Ruth Stiles Gannett (ilustrado a l¨¢piz graso por su madrastra), un cl¨¢sico de 1948 que ha sido lectura casi obligada de tres generaciones de ni?os anglohablantes.
Gr¨¢ficas
Dos novelas gr¨¢ficas de lo mejorcito que se ha publicado en los ¨²ltimos meses de un buen a?o para el g¨¦nero. Y adem¨¢s, las dos coinciden en explorar las posibilidades de la biograf¨ªa m¨¢s o menos ficticia. La editorial Gallo Nero ha rescatado con honores de novedad Ego & Arrogancia (2006), de la estupenda pareja formada por el escritor Harvey Pekar (American Splendor) y el dibujante Gary Dumm. El libro cuenta la historia de Michael Malice, un personaje a la vez fascinante y moralmente repulsivo, rebelde, antisocial, insolidario, uno de los grandes h¨¦roes negativos o villanos positivos de la moderna ficci¨®n gr¨¢fica. Asterios Polyp (2009), de David Mazzucchelli, que ahora reedita Salamandra en la serie dirigida por Catalina Mej¨ªa, es una aut¨¦ntica obra maestra del g¨¦nero. Cuenta la historia de un profesor de arquitectura de 50 a?os al que un incendio y una huida cambian la vida. Y de qu¨¦ modo. El relato, lleno de dicotom¨ªas, dualidades y homenajes a la mitolog¨ªa cl¨¢sica, es un ejemplo perfecto de las posibilidades narrativas de la novela gr¨¢fica, desde la estructura hasta el punto de vista (hay fragmentos contados por un hermano gemelo mortinato); durante mi lectura, hubo momentos en que volv¨ª a recuperar la sensaci¨®n de desaf¨ªo al lector y por aquel contar la complejidad de modo complejo que tanto echo de menos en la novela de esta ¨¦poca.
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