Realidad y ficci¨®n se dan la mano en el arranque del Hay Cartagena
El gran festival literario de la ciudad colombiana cumple su 10? aniversario La cita espera a 50.000 asistentes en cuatro d¨ªas
El Hay Festival Cartagena celebra desde este viernes, en la capital cultural del Caribe colombiano, su 10? aniversario. En esta cita, sumando Cartagena y otras dos sedes colombianas, Medell¨ªn y Riohacha, se espera a 50.000 asistentes.
En la primera jornada de una reuni¨®n que ha ido viajando lentamente del debate literario al debate de ideas, los periodistas Leila Guerriero y Jon Lee Anderson y el historiador ?lvaro Mej¨ªa Tirado participaron en una mesa sobre los problemas de la regi¨®n. Abri¨® la charla el moderador Alejandro Santos, director de la revista Semana, afirmando que si hace una d¨¦cada se ten¨ªa la ilusi¨®n de que llegaba la ¨¦poca dorada de Am¨¦rica Latina ¡ª¡°y la hubo¡±, dice, ¡°porque las econom¨ªas crecieron¡±¡ª, hoy se teme que esa ¨¦poca se ha cerrado (¡°el portazo ha sido la bajada de los precios del petr¨®leo¡±) y que los problemas siguen sin resolverse.
Uno de los fundamentales es, para Jon Lee Anderson, reportero de The New Yorker con una larga experiencia en Latinoam¨¦rica, ¡°el lastre de los autoritarismos¡± (pone como ejemplo Venezuela) y ¡°la falta de Estado de derecho¡± (y cita a los 43 estudiantes asesinados en M¨¦xico).
Pero, pese a todo, considera que la regi¨®n enfila un momento positivo. Una raz¨®n es el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, lo que la isla puede aportar a medida que se abra: ¡°Tiene un pueblo instruido pero sin medios. Cuba con econom¨ªa y m¨¢s libertades deber¨ªa ocupar su lugar hist¨®rico en la hermandad latinoamericana¡±. Otra es cierta noci¨®n de autonom¨ªa que ha ido cuajando con respecto al poder estadounidense en la regi¨®n. ¡°Am¨¦rica Latina est¨¢ a¨²n en una fase de adolescencia¡±, asegura, ¡°porque las din¨¢micas que la encaminan hacia la madurez est¨¢n a¨²n en desarrollo¡±.
Dice la escritora y periodista argentina Leila Guerriero: ¡°Am¨¦rica Latina, vista desde los centros de poder, se ha puesto de moda. Ahora, decir en Buenos Aires que uno es latinoamericano es un orgullo, cuando antes hablar de latinoamericanos era como hablar de neozelandeses. Y con esa idea del chic latino se corre el riesgo de que se borren las cosas tremendas que nos siguen pasando¡±. Y alude a que Am¨¦rica Latina contin¨²a siendo ¡°el lugar donde el asesinato pol¨ªtico es posible¡±.
El historiador colombiano ?lvaro Mej¨ªa Tirado amplia el foco de la regi¨®n: ¡°Europa cada vez importa menos en Latinoam¨¦rica, econ¨®mica y pol¨ªticamente. El mundo se est¨¢ corriendo hacia el Pac¨ªfico¡±, y remarca que el reto latinoamericano es la seguridad. Como muestra de que en Am¨¦rica Latina la violencia no es un destino irrevocable, en el debate se mencion¨® a Chile, gobernado por una mujer, Michelle Bachelet, y a Uruguay, gobernada por un se?or cuya mascota es una perra con tres patas.
De noche, los escritores H¨¦ctor Abad Faciolince y Juan Villoro, colombiano y mexicano, se pusieron a hablar. De realidad y de ficci¨®n. Abad dijo que la realidad a veces es una cosa ¡°tan insoportablemente presente¡± que no hay c¨®mo evitarla. Cree que una manera de sobrevivirla es la iron¨ªa. Habl¨® de su amigo Philippe Lan?on, periodista franc¨¦s del diario Lib¨¦ration que estaba en Charlie Hebdo en el momento del atentado. Le dieron dos tiros que le destrozaron la mand¨ªbula, cay¨® al suelo, se hizo el muerto, se salv¨®. Desde el hospital escribi¨® que ten¨ªa derecho de seguir riendo, ¡°aunque por ahora r¨ªa con el coraz¨®n porque con la mand¨ªbula no puedo¡±, cit¨® Abad.
Anticuerpos contra la crisis
Juan Villoro recogi¨® en la jornada inaugural del festival de Cartagena de Indias el guante de humor y, en su intervenci¨®n, habl¨® de c¨®mo le sorprend¨ªa lo ¡°l¨²gubres¡± que se pusieron sus amigos de Barcelona cuando se desbord¨® la crisis en Espa?a. ¡°Los latinoamericanos tenemos muchos anticuerpos contra las crisis¡±, dijo el escritor y periodista mexicano; ¡°de tantas que han pasado, de las que nunca han llegado a salir¡±. Villoro habl¨® tambi¨¦n de c¨®mo sus amigos colombianos no dejan de ser tipos hasta cierto punto felices aunque tengan historias tan horribles que contar. ¡°A esa paradoja¡±, afirm¨® el escritor, ¡°le podemos llamar literatura¡±.
Fuera del teatro donde se desarrollaba la charla, un evento para el que hab¨ªa que pagar entrada, unos cuantos ve¨ªan lo de dentro en una televisi¨®n que se dispuso para los que no quisiesen o no pudiesen pagar. Fue entonces cuando un hombre flaco y moreno, en camisa de manga corta, dijo lo que m¨¢s le hab¨ªa gustado. Lo dijo sentado en la acera, con una sonrisa y con un leve error en el nombre de su autor favorito del d¨ªa: ¡°Es la primera vez que escucho a Juan Vilorio. Y me parece muy bacano¡±.
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