Assia Djebar, el arte de tejer la frase
La escritora y cineasta argelina ha sido el ¨²nico autor ¨¢rabe que ha ingresado en la Academia Francesa
Assia Djebar, seud¨®nimo de Fatima-Zohra Imalhay¨¨ne (Assia: consolaci¨®n; Djebar: intransigencia), falleci¨® el pasado 6 de febrero en Par¨ªs. Ten¨ªa 78 a?os. La escritora y tambi¨¦n cineasta naci¨® en Cherchell (la antigua Mauritania Cesariense), a unos 90 kil¨®metros al oeste de Argel.
Gracias al regalo de amor de su padre (profesor de franc¨¦s de ni?os llamados ind¨ªgenas), la peque?a F¨¢tima entra en la cultura, mientras se aleja de un futuro ¡°oscuro¡±, destinado al encierro de las ni?as p¨²beres en la Argelia de aquella ¨¦poca: ¡°Chiquilla ¨¢rabe que va por primera vez a la escuela, una ma?ana de oto?o, de la mano de su padre¡±. Esos fueron sus primeros pasos hacia la lengua francesa y la frase luminosa, l¨ªmpida, como Assia Djebar narra, hermosamente, en la obertura y el final de El amor, la fantas¨ªa (Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo, 1990). As¨ª, cuando preguntan a la madre por qu¨¦ su hija no se pone velo, la madre responde: ¡°Hiya taqra¡± (¡°Ella lee¡±. Es decir: ¡°estudia¡±). Luego, aprobado el Bachillerato, Assia se marcha a Par¨ªs, donde obtiene la licenciatura en Historia y Geograf¨ªa. En 1955 es la primera mujer argelina admitida en la Escuela Normal Superior de Par¨ªs. Luego, profesora en las Universidades de Rabat, Argel, Baton Rouge (Luisiana, EE UU) y en New York.
A lo largo de su obra ¡ªtraducida a una veintena de lenguas¡ª recibe un impresionante n¨²mero de premios literarios. Miembro de la Academia Francesa, se convierte en la primera escritora ¨¢rabe ¡ªno hay ning¨²n escritor ¨¢rabe entre sus miembros¡ª que forma parte de esa instituci¨®n desde que en 1635 la creara el cardenal Richelieu.
Las obras de Assia Djebar est¨¢n s¨®lidamente estructuradas, en varios estratos que se yuxtaponen o funcionan en paralelo, se rozan, se transforman en una unidad, puesto que existe siempre un hilo de Ariadna que enlaza los cap¨ªtulos: investigaciones hist¨®ricas y literarias, la vida y el imaginario de la narradora.
Posee el arte m¨¢gico de contar y el encanto de una escritura evocadora de sensaciones sutiles, no solo en lo que se refiere a la sonoridad de la palabra escogida, sino tambi¨¦n a nivel del intelecto, tan ricas son sus novelas en evocaciones hist¨®ricas, con referencias sociales y expresiones psicol¨®gicas, mientras se abandona al flujo de la memoria intimista, entre el vaiv¨¦n del tiempo y del espacio, esculpiendo palabras, expresando el deseo vehemente de ir a investigar m¨¢s lejos a¨²n, en la historia, en la m¨²sica, el arte, la filosof¨ªa, la arqueolog¨ªa, el griego antiguo, el lat¨ªn, la lengua l¨ªbico-bereber y la memoria colectiva. Siempre, con emoci¨®n, sensible lucidez y pudor exquisito, ahondando en la huella de una historia individual cuya sombra proyectada no es otra que la de su pueblo argelino y sus or¨ªgenes.
Escriba de la historia de su pueblo que endosa el sufrimiento de los argelinos ¡ªla esperanza tambi¨¦n¡ª y lo integra en su propia historia. Narradora ¡°escuchante¡±, mientras se olvida de s¨ª misma, permaneciendo en un plano secundario, enormemente receptiva, generosa, humilde. Es decir, el arte de la arquitectura de su escritura intertextual basada en la redacci¨®n y la escucha, puesto que fue una de las escritoras que mejor supo ¡°ver¡± el mundo ¡°mudo¡± de aquellas mujeres argelinas. Escogi¨® dejar resonar el clamor de esas voces amortajadas, hasta sentirse llena, labrada con ellas, con ¡°el deseo salvaje de no olvidar¡±.
Une faceta que no se puede acallar, en el recorrido intelectual de esta gran escritora, es su actividad teatral y cinematogr¨¢fica pionera, con el que Djebar ilumina, de repente, innumerables presencias de mujeres. Las im¨¢genes son, ante todo, la aprehensi¨®n del silencio con el fin de hacer perceptible lo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la evidencia.
Cuando la ficci¨®n se respalda con la historia contempor¨¢nea, cierta claridad ilumina nuestro mundo. Desde hace mucho tiempo tuve el honor de tratar a Djebar; la present¨¦ en el sal¨®n del Palacio de Carlos V, emplazado en la Alhambra. Jam¨¢s olvidar¨¦ sus confidencias, su relato sobre su ¨²ltimo libro, Sin habitaci¨®n propia (Lumen, 2009), la ¨²ltima de sus obras publicada en Espa?a. Ni su mirada clavada al atardecer embelesada, ante Al qal¡¯at al-Hamra, La Fortaleza Roja, dominando la ciudad de centelleantes luces.
Leonor Merino es doctora por la Universidad Aut¨®noma, traductora y autora de Encrucijada de Literaturas Magreb¨ªes y La mujer y el lenguaje de su cuerpo. Voces literarias del Magreb.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.