No solo escapismo
Mircea Cartarescu escribi¨® un poema c¨®mico en prosa sobre Rumania en v¨ªsperas de la ca¨ªda de Ceausescu
Mircea Cartarescu escribi¨® El Levante en torno a 1987; por entonces era profesor de instituto y viv¨ªa en un piso sin calefacci¨®n en Bucarest con un hijo reci¨¦n nacido, una esposa, ninguna confianza ya en las potencias de la ficci¨®n. Muy pronto estallar¨ªa la revoluci¨®n cuyo s¨ªmbolo ser¨ªan los cad¨¢veres de Nicolae y Elena Ceausescu, pero (por supuesto) el escritor no lo sab¨ªa, y su reacci¨®n ante una realidad de pobreza y estrecheces fue puro escapismo: concebir una ficci¨®n que careciera de ambas, que conjurara el hecho de que, como dice uno de los personajes de este libro, ¡°el pa¨ªs ha sido saqueado y las poblaciones se han convertido en ruinas, y entre estas ruinas proliferan serpientes¡±.
En El Levante todo es opulencia, un lenguaje que no elude los lugares comunes del follet¨ªn decimon¨®nico, la caracterizaci¨®n de los personajes, sus acciones. El poeta Manoil se al¨ªa al pirata Yogurta el Tuerto y a su hijo, al que conoce de Cambridge (?!), al esp¨ªa Languedoc Brillant y al inventor Le¨®nidas Antrop¨®fago para derrocar la tiran¨ªa en Rumania. En un follet¨ªn (evidentemente) la lucha tendr¨ªa un final feliz, pero El Levante no es exactamente un follet¨ªn, sino m¨¢s bien una reescritura del g¨¦nero presidida por la iron¨ªa posmoderna cuyo modelo es el cap¨ªtulo ¡®Los bueyes del sol¡¯ de Ulises. ¡°Me he propuesto escribir una epopeya y crear una flor a partir de unas hojas muertas y olvidadas¡±, dice su autor, pero El Levante no es exactamente una epopeya tampoco, sino m¨¢s bien un largo poema c¨®mico en prosa sin demasiada comicidad en el que el narrador interviene en el relato, apela a su lector, llama la atenci¨®n sobre sus anacronismos (el napalm, el ma¨ªz, las figuras de Ernesto Guevara y George Steiner), incluye poemas y juegos tipogr¨¢ficos y no es nada austero a la hora de concebir prodigios: de una gota de sangre surge un ni?o que recita poemas nacionalistas; en otro pasaje brotan azucenas de unos botones de oro; el ojo del narrador aparece en el cielo provocando el terror de sus personajes; al voltear el catalejo con el que se los observa, los barcos quedan boca abajo y se hunden en el mar, etc¨¦tera.
¡°Todo es real en mi libro, al igual que en el mundo del que procedo¡±, afirma el narrador; cuando ¨¦ste se vuelve personaje, el lector comprende que El Levante es puro escapismo y tambi¨¦n algo m¨¢s serio, un juego intertextual del tipo de los que practicaron Jorge Luis Borges, Luigi Pirandello y Miguel de Unamuno. Tambi¨¦n es un canto a Rumania, ese pa¨ªs al que ¡°la mano de Dios¡± (contra lo que se dice en este libro) no parece haber acariciado todav¨ªa.
El Levante. Mircea Cartarescu. Traducci¨®n de Marian Ochoa de Eribe. Impedimenta. Madrid, 2015. 240 p¨¢ginas. 20,95 euros.
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