Cuando nadie (apenas) le hac¨ªa caso
Un recuerdo de la primera entrevista de este peri¨®dico a Alejandro G. I?¨¢rritu, en 2000
De entre el plantel de estrellas y directores con pedigr¨ª que poblaron el Festival de Cannes en el a?o 2000, lo nuevo, aquello que reconocemos como un gran paso adelante en t¨¦rminos creativos, quedaba al margen. En el programa concurr¨ªan, por ejemplo, los hermanos Coen, Lars von Trier, o la ¨²ltima palabra de Bergman en el s¨¦ptimo arte con Infiel¡ Sin embargo, entre todo aquel rumor de focos, se iba abriendo paso gracias al boca o¨ªdo, una tremenda, inquietante y brutal pel¨ªcula mexicana: Amores perros.
Si la edici¨®n de aquel Cannes destac¨® especialmente fue, sobre todo, por el descubrimiento de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. Tras ganar entonces el gran premio de la semana de la cr¨ªtica, las sospechas de que hab¨ªa nacido un enorme narrador de nuestro tiempo llamado a dar vuelco a un arte como el cine se han confirmado en cada uno de sus t¨ªtulos. Pero ayer todo el mundo pudo corroborarlo cuando subi¨® a recoger su Oscar por el prodigio de Birdman.
Aquel a?o, le hice a I?¨¢rritu la primera entrevista para EL PA?S. Lo malo es que nunca la llegamos a publicar. Sus declaraciones sirvieron para dar cuenta del impacto en algunas cr¨®nicas, pero bien porque fuera un d¨ªa con pocas p¨¢ginas, bien porque la probablemente vol¨¢til actualidad de urgencias varias no lo permitiera, sus palabras se las llev¨® el viento.
Pero el encuentro qued¨® en la memoria. Fue en un hotel de la Croissete, nada lujoso. Aparec¨ªa con una sonrisa de primerizo un tanto ansioso y desconcertado por su propio naciente ¨¦xito. Agradecido del caso prestado sin siquiera sospechar que su debut no supon¨ªa una mera excepci¨®n, sino que en ella se hallaba el germen de todo un vigoroso cine latinoamericano para el nuevo siglo.
Aquel primer toque de atenci¨®n de I?¨¢rritu era la presentaci¨®n de todo un explorador formal ¡ªen Birdman reinventa el plano secuencia y lo vuelve a dimensionar en el espacio y el tiempo¡ª, de un creador que ha retratado la pulsi¨®n contempor¨¢nea de manera muy trascendente: el hallazgo de esa excepci¨®n tan escasa que damos en llamar genio.
La actitud de chico amable, con el pelo repeinado hacia atr¨¢s, la complicidad de quien esboza una sonrisa cuando escucha comparaciones con Bu?uel, el agradecimiento por el tiempo compartido aquel primer encuentro cuando I?¨¢rritu no era apenas nadie y nos dio por fijarnos un poco en ¨¦l, es lo que viene a la memoria hoy cuando hemos podido verle por un rato ajeno a sus oscuros fantasmas, feliz, con su m¨¢s que requete merecido Oscar en la mano.
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