Elfriede Jelinek: ¡°Nunca sabremos la verdad de esos asesinatos nazis¡±
La escritora ha llevado al teatro el proceso contra la banda fascista que asesin¨® a nueve inmigrantes en Alemania y sigue en la oscuridad. ¡°He escrito una pieza cuasi religiosa¡±
En 1965 se represent¨®, con un ¨¦xito de p¨²blico sin precedentes, paralelamente en 15 teatros de Alemania Oriental y Occidental una obra de Peter Weiss, La indagaci¨®n, en la que el dramaturgo y novelista jud¨ªo afincado en Suecia documentaba y comentaba el llamado proceso de Auschwitz en Fr¨¢ncfort. Desde entonces, el teatro documental se ha convertido en un elemento indispensable del paisaje teatral germanoparlante, a causa de su capacidad de iniciar o avivar debates p¨²blicos. El ejemplo m¨¢s reciente es La muchacha callada,de Elfriede Jelinek, que versa sobre el proceso judicial contra el grupo NSU (Clandestinidad Nacional Socialista), iniciado en mayo de 2013. La opini¨®n p¨²blica alemana qued¨® profundamente conmocionada cuando se desvelaron las actividades del grupo neonazi, que asesin¨® entre 2001 y 2006 a 9 alemanes de origen extranjero y a una agente, mientras cientos de polic¨ªas y los servicios secretos ocupados en el caso no lograban detenerlos. Las preguntas suscitadas por esta conmoci¨®n se han trasladado al teatro en buena medida. Paralelamente a la representaci¨®n en el teatro Kammerspiele de M¨²nich de la obra escrita por la Nobel de literatura de 2004 ¡ªcon puesta en escena de Johan Simons¡ª se han visto cuatro obras m¨¢s sobre el caso en otros escenarios de M¨²nich, Fr¨¢ncfort y Berl¨ªn.
En una entrevista por correo electr¨®nico, Elfriede Jelinek confirma esta funci¨®n social de los escenarios germanos contempor¨¢neos: ¡°S¨ª, el teatro alem¨¢n es, a trav¨¦s de sus directoras y directores, el m¨¢s pol¨ªtico y el m¨¢s interesante, m¨¢s que el de otros pa¨ªses. Una obra no s¨®lo se origina mediante el texto, sino mediante la colaboraci¨®n de todas las personas que posibilitan la puesta en escena. De todos modos, el teatro siempre ha sido pol¨ªtico. B¨¹chner copi¨® para su Danton p¨¢ginas y p¨¢ginas de los peri¨®dicos de la Francia revolucionaria. Y del mismo modo yo suelo meter citas en mis textos, sobre todo de dramas griegos, para captar la realidad, aunque luego nunca se deje captar. Desde la antigua tragedia griega, el teatro siempre ha sido pol¨ªtico. Hoy se me reprocha que la fuerza de la actualidad perjudique el valor literario de mi trabajo. Se trata de encontrar una v¨ªa de transformar la pol¨ªtica diaria en literatura, esto siempre es un paseo por la cuerda floja. Pero yo empeque?ezco lo grande y engrandezco lo peque?o¡±.
El teatro alem¨¢n es el m¨¢s pol¨ªtico. De todas formas, desde la tragedia griega, el teatro siempre fue pol¨ªtico¡±
En su obra Elfriede Jelinek ha partido de las citas de los protocolos judiciales y de la prensa para crear, con elementos b¨ªblicos y mitol¨®gicos, un espacio de cuestionamiento y reflexi¨®n. La muchacha callada est¨¢ centrada en la persona de Beate Zsch?pe ¡ªla ¨²nica superviviente del tr¨ªo asesino neonazi¡ª, que mantiene desde el inicio del juicio un f¨¦rreo silencio y representa un ataque feroz a los procedimientos de la investigaci¨®n policial y al fosilizado sistema judicial, a la vez que indaga en los abismos de la xenofobia y el filonazismo alemanes. Son temas sobre los que se ha enfocado atentamente en toda su obra la escritora austriaca afincada en M¨²nich.
Preguntada por el origen de esta pieza teatral, Elfriede Jelinek contesta: ¡°En realidad, escrib¨ª la pieza por sugerencia del teatro Kammerspiele de M¨²nich. Aunque ha habido muchas inspiraciones. De hecho, cuando la sugerencia me lleg¨®, yo ya ten¨ªa mi propio plan de escribir sobre estos asesinatos. Y no de forma documental. Como se sabe, entre tanto han surgido varias obras sobre la NSU, con enfoques muy diversos. Por supuesto, una no puede pasar de largo de este tema. Se trata de una serie inconcebible de asesinatos racistas, a lo largo de muchos a?os¡±.
Jelinek apuesta, como suele hacer y ya hizo en su obra sobre la guerra en Irak, Bambilandia, por desmontar las trampas y convenciones del lenguaje, empleando una iron¨ªa tremendamente mordaz y un pronunciado sentido de humor negro. Como personajes figuran la Virgen Mar¨ªa, el juez, un profeta, un ¨¢ngel, el hijo del hombre (un Jes¨²s pr¨¢cticamente mudo) y tambi¨¦n hay un coro de animales de peluche que representa la manada de j¨®venes neonazis. Son efectos de distanciamiento sin los cuales la desnuda presentaci¨®n de los hechos ¡ªreferidos con ret¨®rica oficinista en el juicio¡ª ser¨ªa dif¨ªcil de soportar, pues Jelinek a¨ªsla los enunciados de los testigos, de la defensa y del juez de su contexto para que la palabra desnuda revele todo su cinismo.
El caso NSU, un fracaso nacional
Por Luis Doncel
Tras una d¨¦cada de investigaciones que apuntaban en la direcci¨®n err¨®nea, Alemania descubri¨® con horror en 2011 que la violencia neonazi contra ciudadanos con un color de piel m¨¢s oscuro hab¨ªa vuelto al pa¨ªs. La decena de asesinatos cometidos en diversas ciudades alemanas a partir de 2000 no proven¨ªa de una oscura red de mafiosos extranjeros, sino de la organizaci¨®n Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU). ¡°Este es uno de los fracasos m¨¢s grandes en la historia de los servicios de seguridad alemanes¡±, dictamin¨® el l¨ªder parlamentario de los socialdem¨®cratas, Thomas Opperman.
Las fechor¨ªas de Beate Zsch?pe ¡ªla integrante de NSU que desde 2013 est¨¢ siendo juzgada en M¨²nich¡ª y sus compa?eros ya fallecidos Uwe B?hnhardt y Uwe Mundlos solo terminaron cuando ellos dos fueron hallados muertos en una caravana y ella se entreg¨® a la polic¨ªa. Una comisi¨®n parlamentaria dictamin¨® en 2013 ¡°fracaso hist¨®rico¡± de las autoridades alemanas en esta investigaci¨®n; y un informe de la Fundaci¨®n Otto Brenner ampl¨ªa ahora la responsabilidad a los medios de comunicaci¨®n.
Los autores del estudio se?alan que, con muy pocas excepciones, la cobertura period¨ªstica de los asesinatos sigui¨® el camino marcado por las autoridades: los medios contribuyeron a la marginaci¨®n de las v¨ªctimas y a la estigmatizaci¨®n de sus parientes, y participaron en la b¨²squeda de los delincuentes con especulaciones infundadas. Un ejemplo de este sesgo con tintes racistas fue el nombre con el que se popularizaron los cr¨ªmenes: ¡°Los asesinatos del kebab¡±. M¨¢s tarde se sabr¨ªa que el mal no proven¨ªa de extranjeros sedientos de venganza, sino de alemanes nazis.
¡°Se podr¨ªa decir que he envuelto el tema en una alegor¨ªa. S¨®lo queda viva una acusada principal, los dos autores de los cr¨ªmenes se han suicidado, aunque tambi¨¦n esto es dudoso. No he trabajado el caso criminal como tal, sino que he escrito una pieza cuasi religiosa. El punto de partida fue que Beate Zsch?pe (la muchacha callada, pues no habla ante el tribunal) de joven perdi¨® ambos ovarios por una operaci¨®n. Su madre, a su vez, fue sorprendida por el nacimiento de Beate. No sab¨ªa que estaba embarazada. Esta constelaci¨®n casi b¨ªblica del ¡®parto virginal¡¯ en dos generaciones me fascin¨®. Beate, en cierto modo, ha dado a luz a dos Jesuses que quer¨ªan librar al mundo de una manera atroz (y bien distinta del Jes¨²s original) de todo lo diferente. Me interes¨® esta Trinidad poco santa¡±.
El discurso dram¨¢tico imita el lenguaje b¨ªblico, el de las anunciaciones y mandamientos, dej¨¢ndose llevar por las caracter¨ªsticas asociaciones libres de palabras de la autora a siempre nuevos e imprevisibles derroteros que rozan a menudo el absurdo. La ceguera de los ¨®rganos del Estado, su indiferencia o su connivencia con las intenciones pol¨ªticas de los miembros del grupo, la falta de inter¨¦s por investigar la red de ayudantes son objetivo de este discurso que como una rueda de molino tritura las palabras empleadas en los interrogatorios, los comentarios de la prensa, las declaraciones de los padres, de los c¨®mplices y de los topos de los servicios secretos.
?No ten¨ªa miedo de ser devorada por la m¨¢quina medi¨¢tica que domina el proceso? Elfriede Jelinek responde: ¡°No, esto a m¨ª no me puede suceder, pues vivo en un retiro absoluto y rechazo terminantemente cualquier acercamiento. Y la pieza tampoco est¨¢ escrita para el efecto sensacionalista, algo que hubiese sido f¨¢cil de hacer, pero no me interes¨®. Es una obra muy abstracta. Tambi¨¦n porque se sabe muy poco, la acusada no habla y probablemente nunca se sabr¨¢ la verdad, especialmente sobre la implicaci¨®n de los servicios secretos en los cr¨ªmenes¡±.
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