Sobrevolando al mito
Por su gruesa puesta en escena, Ava DuVernay no consigue salir de la mediocridad
Primeros minutos de pel¨ªcula. Martin Luther King se dispone a recibir el premio Nobel de la Paz. La conversaci¨®n con su esposa, en tono de a?eja biograf¨ªa en im¨¢genes, gira en torno a su vestimenta, tambi¨¦n a ciertos deseos de futuro. El mito comienza su discurso en Oslo. Cambio de escenario: un grupo de ni?os bajan felices las escaleras de lo que parece una iglesia; no los conocemos, pero tambi¨¦n hablan de est¨¦tica, de peinados; huele a elemento de distracci¨®n. De pronto, un estallido da un vuelco al coraz¨®n del espectador. La sorpresa dura menos de un segundo, y se debe m¨¢s al sonido que al fondo del relato; fuego de artificio que intenta manipular las emociones. No lo consigue.
En el siguiente plano, se ve a una de las cr¨ªas volando a c¨¢mara lenta entre las esquirlas y el polvo. La imagen deber¨ªa conmover y no te remueve un m¨²sculo. ?Insensibilidad? No, lenguaje cinematogr¨¢fico equivocado.
SELMA
Direcci¨®n: Ava DuVernay.
Int¨¦rpretes: David Oyelowo, Carmen Eyogo, Tim Roth, Tom Wilkinson, Wendell Pierce.
G¨¦nero: pol¨ªtico. EE?UU, 2014.
Duraci¨®n: 128 minutos.
En su tercer largometraje de ficci¨®n, y el primero en estrenarse en Espa?a, Ava DuVernay, con una larga carrera como publicista, no logra convertir en emoci¨®n cinematogr¨¢fica uno de los periodos m¨¢s esenciales en la historia americana del siglo XX: el activismo pol¨ªtico de Martin Luther King y, en concreto, la marcha desde Selma hasta Montgomery para pedir el derecho al voto para los ciudadanos negros. A trav¨¦s de una puesta en escena tan gruesa como la de la secuencia inicial con las cr¨ªas, con continuas c¨¢maras lentas en los momentos dram¨¢ticos y hasta con efectos de sonido para subrayar las palizas, los palos y los pu?etazos, DuVernay no consigue que, a pesar del evidente inter¨¦s hist¨®rico y de sus relaciones institucionales, la pel¨ªcula se eleve por encima de una mediocridad que solo alcanza la correcci¨®n en algunas de las reuniones entre King y Lyndon B. Johnson, entre el primero y sus ayudantes, y entre el presidente y el entonces gobernador de Alabama. Pero nunca llega a haber personajes de verdad. Se pasa de puntillas por los aspectos m¨¢s grises del protagonista, caso de sus infidelidades matrimoniales, y los mitos entran y salen sin que lleguen a constituirse en seres humanos cre¨ªbles: Malcolm X, Edgar J. Hoover... Cuando aparecen, dicen lo que dir¨ªa su estereotipo, casi su caricatura.
Candidata al Oscar a la mejor pel¨ªcula en perjuicio de obras como Foxcatcher, y ganadora del premio a la mejor canci¨®n, Selma deja para los ¨²ltimos minutos sus im¨¢genes m¨¢s potentes, cre¨ªbles y desgarradoras: las reales de la marcha, filmadas en blanco y negro por documentalistas y noticiarios de la ¨¦poca.
Babelia
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