Muere Moncho Alpuente, el gran periodista sat¨ªrico
Como escritor y cantante, eligi¨® el humor como arma de combate contra Franco y los posos del franquismo
Unos luchaban contra Franco haciendo pintadas y participando en manifestaciones. Moncho Alpuente (Madrid, 1949-Canarias, 2015) tambi¨¦n particip¨® en esas actividades pero dispon¨ªa de un arma a¨²n m¨¢s eficaz: un humor gamberro, que disparaba contra el homo franquistus.
Alpuente, que ha fallecido este s¨¢bado en Canarias, v¨ªctima de un infarto, altern¨® el periodismo ¨Cen radio, prensa y televisi¨®n- con los discos y las actuaciones. En homenaje a Frank Zappa, fund¨® el grupo Las Madres de Cordero, que pas¨® a denominarse Desde Santurce A Bilbao Blues Band. Con el grupo teatral T¨¢bano, montaron una funci¨®n llamada Casta?uela 70.
No era una obra particularmente hiriente ¨Cse puede apreciar en la edici¨®n impresa de 2006, Casta?uela 70. Esto era Espa?a- pero acudir a verla al Teatro de la Comedia ten¨ªa sabor a transgresi¨®n. Efectivamente, al poco acudieron unos ultras alborotadores que armaron el esc¨¢ndalo necesario para que se prohibiera inmediatamente.
La Desde Santurce A Bilbao Blues Band edit¨® un LP en 1973, Vidas ejemplares. All¨ª estaba lo que Moncho defin¨ªa como su ¨²nico ¨¦xito internacional, ? El hombre del 600 ? : durante a?os,recordaba, recib¨ªa a trav¨¦s de SGAE una m¨ªnima cantidad por las radiaciones del tema en la emisora del Principado de Andorra.
Con su iron¨ªa y su conocimiento de las tendencias musicales, Moncho encontr¨® acomodo en programas alternativos de TVE. No eran trabajos libres de riesgos: grabando a ?u para Popgrama, se vio obligado a mediar entre el arrebatado cantante del grupo, Jos¨¦ Carlos Molina, y un productor de TVE de mal beber, que reforz¨® sus argumentos convocando a un facha con pistola.
En 1980 public¨® un LP, como Moncho Alpuente y los del R¨ªo Kwai, que conten¨ªa un rock and roll simp¨¢tico, "Carolina querida", donde encarnaba a un pasota en la corte de M¨®naco. Ah¨ª le arrollaron los acontecimientos: brot¨® lo que luego se llamar¨ªa "movida" . Inevitablemente, Moncho se reciclar¨ªa en enviado especial a "la movida", al servicio de unos medios descolocados. Despu¨¦s de todo, hab¨ªa nacido en la Calle del Pez, en una familia de pasteleros, y conoc¨ªa al dedillo el barrio de Malasa?a, entonces en plena transformaci¨®n.
Convendr¨ªa destacar que Moncho era bueno para detectar el talento fresco y formar equipos (hasta sus bandas, de apariencia liviana, inclu¨ªan excelentes instrumentistas). Bajo el t¨ªtulo de Madrid Me Mata, realiz¨® un magazine en Radio El Pa¨ªs y una bella revista, de formato apa¨ªsado, en complicidad con el dise?ador Oscar Marin¨¦. Tambi¨¦n mont¨® en 1986 un musical con grandes pretensiones¡y magros resultados. La reina del Nilo pretend¨ªa modernizar el g¨¦nero chico y cont¨® con un reparto potente : Carmen Maura, F¨¦lix Rotaeta, Santiago Ramos, Carmen Maura, Ricardo Solfa, ?gata Lys, Guillermo Montesinos y El Gran Wyoming.
Con Wyoming, integrar¨ªa un t¨¢ndem ¨¢cido en ?Qu¨¦ noche la de aquel a?o ! y coincidir¨ªa en otros espacios televisivos. Con El Reverendo a los teclados, har¨ªan Sopa de ondas en Radio 5. Tambi¨¦n ser¨ªan c¨®mplices en otro grupo cuyo nombre remit¨ªa al rock de los sesenta: The Moncho Alpuente Experience, que public¨® discos hilarantes. Fue el animador de una campa?a malasa?era contra las restricciones al consumo del tabaco, lanzando una canci¨®n coral, "Todos por el humo". Era una batalla que hab¨ªa que pelear, aunque supiera que estaba perdida de antemano: se trataba de defender la libertad del individuo.
Para entonces, Moncho hab¨ªa comprobado que, efectivamente, el ritmo de vida de Madrid pod¨ªa ser mortal. Se instal¨® en Segovia, donde inmediatamente fund¨® una publicaci¨®n humor¨ªstica, El Cochinillo Feroz. Una vez a la semana, tomaba el autob¨²s de La Sepulvedana hacia Madrid : manten¨ªa en Malasa?a un apartamento, cercano al palacete donde reside Esperanza Aguirre. Ser¨ªan enemigos ¨ªntimos, aunque Moncho se preguntaba si no hab¨ªa contribuido a lanzar a un personaje funesto con tanto chiste sobre su supuesta incultura. Al menos, la arist¨®crata del PP ten¨ªa m¨¢s aguante que Jes¨²s Gil y Gil, que ¨Caseguraba- le mand¨® a unos matones del Frente Atl¨¦tico.
Aunque tuvo breves trabajos fijos, Alpuente pertenec¨ªa vocacionalmenyte al ejercito de los freelancers. Su modus operandi consist¨ªa en asimilar una enorme cantidad de informaci¨®n, que transformaba y volcaba en las plataformas que ten¨ªa disponibles. Sin pretenderlo, se transform¨® en el cronista oficioso de la Villa y Corte, con colaboraciones en este peri¨®dico y en La Ventana de Radio Madrid.
En los ¨²ltimos 25 a?os, firm¨® una decena de libros, incluyendo lo que llamaba "ajustes de cuenta" con Francisco Franco (Hablando francamente), el Dios de la Biblia (Versos sab¨¢ticos) y la historia de Espa?a (Grandezas de Espa?a: la historia m¨¢s grande jam¨¢s contada con menos escr¨²pulos). Prob¨® tambi¨¦n con la novela negra, adaptada al casticismo madrile?a.
Moncho llev¨® con dignidad la crisis del periodismo. De repente, se hizo realidad la pesadilla de cualquier freelancer: ya no llegaban los encargos. Escrib¨ªa en los blogs de p¨²blico.es y manten¨ªa secciones en revistas de papel como Ca?amo y Mongolia. A pesar de su bien ganada fama de bohemio y ¨¢crata, era un profesional cumplidor y eficiente : sab¨ªa lo que quer¨ªa contar y lo hac¨ªa con amable contundencia. Desdichadamente, su ingenio cotizaba a la baja en un mercado devastado.
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