Shangh¨¢i se abre al arte occidental
La bienal china ha expuesto durante cuatro meses a artistas europeos y estadounidenses
El term¨®metro es descomunal y se divisa a varios kil¨®metros a la redonda, incluso entre la niebla espesa y contaminada que gobierna Shangh¨¢i. Hoy marca 16 grados desde la fachada de la Power Station of Art, antigua central el¨¦ctrica de 42.000 metros cuadrados reconvertida en 2012 en el primer museo de arte contempor¨¢neo de titularidad estatal en esta ciudad. A su alrededor, cientos de conductores circulan por laber¨ªnticos bulevares de circunvalaci¨®n, luciendo esa sonrisa propia de las econom¨ªas emergentes. Bajo cada puente, una pantalla gigante les saluda escupiendo datos sobre el curso de la bolsa, casi siempre al alza. La clase media entra y sale de nuevas zonas comerciales, envolvi¨¦ndose de un lujo cada vez m¨¢s asequible para sus rebosantes bolsillos ¨Chay marcas francesas que se plantean una pronunciada subida de precios, para seguir siendo deseadas y deseables¨C y celebra todas y cada una de las fiestas occidentales, de San Valent¨ªn a Navidad y vuelta a empezar, con la misma pasi¨®n que si hubieran sido idea de Confucio.
?Qu¨¦ papel juega el arte en una sociedad pr¨®spera y en plena transformaci¨®n? La Bienal de Shangh¨¢i, clausurada esta semana tras cuatro meses ofreciendo un extenso y ambicioso programa de arte contempor¨¢neo, ofrece una posible respuesta. La cita, iniciada en 1996, llegaba este a?o a su d¨¦cima edici¨®n. Si las anteriores se hab¨ªan visto perjudicadas por el gusto de sus responsables por la espectacularidad m¨¢s gratuita, adem¨¢s de una programaci¨®n formada casi exclusivamente por nombres locales, la que ahora llega a su fin ha supuesto un salto adelante en una direcci¨®n distinta. ¡°Hemos querido potenciar el di¨¢logo entre Occidente y Oriente. Nuestro comisario es un alem¨¢n de perfil acad¨¦mico, Anselm Franke, y el 60% de los artistas presentados son internacionales, frente a solo un 40% que vienen de China, Taiw¨¢n y Hong Kong. A medida que pasen los a?os, iremos a m¨¢s¡±, sostiene Li Xu, vicedirector de la Power Station of Art, confirmando un pronunciado cambio de orientaci¨®n. ¡°Le pedimos a Anselm que preparara una exposici¨®n a partir de los sentimientos, que fuera capaz de emocionar a la gente. No quer¨ªamos solo textos en las paredes¡±.
En las salas del recinto, que hace poco acogi¨® una gran muestra sobre el surrealismo con lienzos procedentes del Centro Pompidou de Par¨ªs, encontramos esta vez las obras de Peter Dreidl, Adrian Melis o Stephen Willats, conversando con las de Huang Ming-Chuan, Chen Chieh Jen o Ming Wong, prodigio del arte singapurense. Leviathan, un documental experimental a cargo de la pareja francobrit¨¢nica formada por V¨¦r¨¦na Paravel y Lucien Castaing-Taylor, coexiste con una obra del cineasta Huang Ran, presentada en el ¨²ltimo festival de Cannes. El tema que las engloba responde a un impreciso enunciado: ¡°La f¨¢brica social¡±. En otras palabras, el tejido formado por los ciudadanos y su transformaci¨®n en tiempos de consumismo desenfrenado y fausto para las masas. ¡°Despu¨¦s de a?os hablando del cambio chino en t¨¦rminos exclusivamente econ¨®micos, me interes¨® abordar el tema desde otro punto de vista¡±, apunta Franke, procedente de la Haus der Kulturen der Welt, prestigioso centro de vanguardia en Berl¨ªn. ¡°Es un pa¨ªs que ve su modernizaci¨®n como una forma de superar un siglo de humillaciones, y el arte tambi¨¦n forma parte de ese proceso¡±, a?ade frente a una taza de t¨¦ en un restaurante de la Concesi¨®n Francesa, controlada por Par¨ªs entre 1849, tras la victoria francobrit¨¢nica en la segunda guerra del opio, y 1946, despu¨¦s de los acuerdos de Nank¨ªn.
No es ning¨²n secreto que las autoridades locales pretenden servirse de la cultura para cambiar de imagen. Y no es casualidad que haga a?os que los museos, fruto de la iniciativa p¨²blica como privada, se multipliquen. Adem¨¢s de la Power Station of Art, la coleccionista Wang Wei inaugur¨® hace unos meses el Long Art Museum, de 33.000 metros cuadrados. El Rockbund Art Museum fue pionero en 2010. Dirigido por el franc¨¦s Larys Frogier, acoge un programa de exposiciones propias en un antiguo edificio colonial a pocos metros de ese malec¨®n al que los brit¨¢nicos rebautizaron como Bund. La ¨²ltima, dedicada al reputado artista suizo Ugo Rondinone, form¨® parte del programa off de esta Bienal. El Mingsheng Art Museum y el Yuz Museum, inaugurados en 2014, son las ¨²ltimas incorporaciones al panorama muse¨ªstico de Shangh¨¢i: dos recintos necesitados de contenidos que est¨¦n a la altura de su espectacularidad.
Sean Scully, gran figura de la abstracci¨®n pict¨®rica, protagoniza una gran retrospectiva en Shangh¨¢i y Pek¨ªn
¡°En Shangh¨¢i existe una voluntad de convertir el arte en soft power¡±, concede Franke. ¡°Pero siempre he cre¨ªdo que eso no funciona si uno evita enfrentarse a la pluralidad de opiniones¡±, sostiene el comisario, que ha escogido a un pu?ado de obras discretamente subversivas. ¡°No me interesaba mostrar el arte que las nuevas ¨¦lites puedan colgar en su comedor. Quer¨ªa ir m¨¢s all¨¢¡±. Franke asegura que cont¨® con libertad para sugerir temas y nombres, pese a ¡°algunas restricciones menores¡±. ¡°En mi contrato dec¨ªa, de manera imprecisa, que deb¨ªa respetar las circunstancias pol¨ªticas y no herir conscientemente sentimientos religiosos o hist¨®ricos, ni tampoco elegir a artistas sobreexpuestos¡±, asegura Franke. Abrirse a nombres internacionales es una manera de reafirmar la legitimidad de la esfera del arte local y exhibir apertura de esp¨ªritu. ¡°En toda escena art¨ªstica es importante contar con extranjeros, porque siguen normas diferentes y funcionan con otros c¨®digos. Especialmente en lugares como China, donde hay tantas normas y c¨®digos ocultos¡±, afirma Franke. ¡°Los extranjeros siempre pueden decir que no han hecho las cosas correctamente porque no saben hacerlas mejor. Aqu¨ª, ser un extranjero est¨²pido puede suponer un gran capital¡±, ironiza el comisario.
Doce kil¨®metros al oeste, cruzando el r¨ªo Huangpu hacia el distrito de Pudong, Sean Scully se encuentra sentado en el lobby de un nuevo hotel de lujo, donde suena una m¨²sica infantil y algo machacona. El artista irland¨¦s, gran figura de la abstracci¨®n contempor¨¢nea, acaba de protagonizar una extensa retrospectiva en el Himalayas Museum, otro nuevo centro pegado a uno de esos centros comerciales que florecen en cada esquina, antes de despegar hacia Pek¨ªn, donde se expone hasta el 23 de abril. Poeta de la geometr¨ªa¨Cy cintur¨®n negro de karate, como se esfuerzan en demostrar los paneles de la muestra para acercarlo al p¨²blico local¨C, Scully se muestra orgulloso de haber sido aceptado y celebrado por la escena china. La tarde anterior, pronunci¨® una conferencia ante un p¨²blico multitudinario e inusualmente joven. ¡°Han llegado a un punto en que pueden permitirse invitar a extranjeros. Ya est¨¢n preparados para entrar en esta fase¡±, afirma. ¡°Es emocionante formar parte de este momento, porque todo el gran arte surge en los lugares que est¨¢n a punto de convertirse en algo¡±.
Para Scully, el arte tiene la funci¨®n de superar las barreras mentales despu¨¦s de d¨¦cadas de opresi¨®n intelectual. ¡°El arte debe permitir el pensamiento libre. Debe ense?ar c¨®mo esquivar la autoridad, c¨®mo construirse una autoridad propia. No estoy hablando de la revoluci¨®n. El arte es mucho m¨¢s subversivo que la revoluci¨®n. El arte afecta e infecta. Y yo he querido inocular mi virus a China¡±, sonr¨ªe. Pero este tropismo aperturista tiene sus l¨ªmites. Uno de los artistas seleccionados no pas¨® la criba de la censura: Pak Sheung Chuen fue eliminado de la lista de artistas expuestos poco antes de la inauguraci¨®n por haber participado en el movimiento prodemocracia en Hong Kong.
?En octubre, el presidente Xi Jinping pronunci¨® un discurso ante grandes personalidades de la cultura, a las que inst¨® a servirse de la ¡°energ¨ªa positiva¡±. Una coletilla recurrente desde hace meses en el Partido Comunista, que insta a evitar toda cr¨ªtica al sistema en nombre de un supuesto optimismo existencial. ¡°Es una tendencia preocupante. El buen arte debe ser lo opuesto a la positividad y al positivismo¡±, plantea Franke. ¡°Adem¨¢s, es una estrategia contraproducente. Por ejemplo, la historia estadounidense demuestra que la obligaci¨®n de sonre¨ªr solo ha provocado depresi¨®n y desarraigo¡±. El comisario de la Bienal cree que el arte terminar¨¢ por provocar el cambio deseado. ¡°El arte nos comunica con las cosas que no tienen nombre, con lo que no sabemos sobre nosotros mismos, con lo que la sociedad no sabe sobre s¨ª misma. Ese contacto con lo desconocido es lo que nos mantiene vivos¡±.
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