Fanzara, capital del grafiti
Un peque?o pueblo de Castell¨®n se convierte en referente del ¡®street art¡¯ El movimiento contra un vertedero de residuos peligrosos alumbr¨® la idea
Hubo un tiempo en el que los ni?os de Fanzara, un pueblo de 320 habitantes del interior de Castell¨®n, jugaban a manifestarse. Eran los a?os en los que el vecindario protestaba contra un proyecto de vertedero de residuos peligrosos. De eso hace casi una d¨¦cada. El vertedero no se hizo, pero de aquellas protestas qued¨® una conexi¨®n vecinal que ha sido la base para hacer de Fanzara un pueblo museo. ¡°Aquello nos sirvi¨® para que, cuando propusi¨¦ramos nuestra locura, la aceptaran casi a ciegas¡±, relatan Javier L¨®pez y Rafa Gasc¨®, que encabezaron aquellas marchas y que han desarrollado la idea que ha cambiado la localidad.
La locura consisti¨® en pedir a una poblaci¨®n envejecida que cediera sus paredes para que unos desconocidos grafiteros las pintaran, sin saber qu¨¦ iban a hacer. ¡°Pensamos que, con suerte, vendr¨ªa alg¨²n artista urbano a pintar un mural, pero nunca lo que hab¨ªamos so?ado: vivir como dentro de un museo¡±, dice Javier. El a?o pasado 23 virtuosos del street art como Deih, Hombrel¨®pez, Susie Hammer y Julieta Xlf convivieron con los vecinos durante cuatro d¨ªas, durmiendo donde pod¨ªan y comiendo lo que les preparaban. A su marcha dejaron 44 intervenciones. Es pr¨¢cticamente imposible caminar m¨¢s de un minuto sin ver un mural. Fanzara se ha convertido en el MIAU, el Museo Inacabado de Arte Urbano.
Virtuosos como Deih, Hombrel¨®pez, Susie Hammer y Julieta Xlf dejaron en la localidad 44 intervenciones
¡°No son conscientes de lo que han hecho, no solo por las firmas que han llevado, sino por conseguir que todos se hayan involucrado¡±, explica Bel¨¦n Garc¨ªa, investigadora de la Universitat de Val¨¨ncia y especialista en street art. Ella cuenta que lo de Fanzara es una idea original sin referentes previos. ¡°Es novedoso¡±, dice, ¡°porque ha nacido de un movimiento social alejado de otras formas de entender el street art o posgrafiti, como se llaman estos murales. Es diferente de lo que ocurre en ciudades como Valencia, donde los artistas invaden el espacio p¨²blico sin permiso [municipal]¡±. Y diferente de las ferias que organizan los Ayuntamientos para embellecer zonas degradadas. ¡°Una cosa es el lavado de calles, donde les pagan, y otra es esto. Aqu¨ª naci¨® como movimiento vecinal y sin un duro¡±, recalca la investigadora. El arte urbano propio de grandes zonas ha conquistado este peque?o entorno rural.
Pero el apoyo del Ayuntamiento es fundamental. Por los 2.000 euros de aportaci¨®n ¡ªel resto se sufraga con donativos y venta de productos¡ª y porque fue con el aval municipal c¨®mo se presentaron ante el colectivo Mur-murs para que contactaran con los artistas. En poco tiempo localizaron a 20 j¨®venes dispuestos a venir. El proyecto se dispar¨®. Los artistas llegaron, se pasearon, eligieron la pared que quisieron y se pusieron a dibujar. El resultado fue tan satisfactorio que otros vecinos acabaron pidiendo que pintaran sus casas.
Los artistas han dejado una huella que en Fanzara sienten propia. Algunos ejemplos: Hombrel¨®pez ha llenado las calles de expresiones t¨ªpicas, Pol Marban plasm¨® en un inmenso muro una foto antigua de ancianos del pueblo... La repercusi¨®n ha llegado a pa¨ªses como Italia. Un colectivo de artistas supo del pueblo y se desplaz¨® para agrandar el museo con tres intervenciones m¨¢s. ¡°Fanzara en unos a?os podr¨¢ ser un referente internacional, creo que ya lo es¡±, dice Joan Feliu, doctor en Historia del Arte en la Universitat Jaume I de Castell¨®n. El pueblo es objeto de estudio en ¨¢mbitos acad¨¦micos, apunta Bel¨¦n Garc¨ªa.
Ahora Fanzara prepara un segundo encuentro, del 16 al 19 de julio. ?No tem¨¦is quedaros sin paredes? ¡°Pues borramos y comenzamos de nuevo¡±, dice Javier.
Babelia
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