La eterna imaginaci¨®n de un ne¨®logo
El mexicano Felipe Ehrenberg presenta su primera exposici¨®n monogr¨¢fica en Espa?a
Un d¨ªa, tratando de ubicar a Felipe Ehrenberg (Tlacopac, Ciudad de M¨¦xico, 1943), su compadre Fernando del Paso dio con la clave: ¡°Ve¨ªa que editaba, que escrib¨ªa, que bailaba, que rascaba la espalda a las pulgas y me pregunt¨®: ¡®Oye, ?t¨² qu¨¦ eres?¡±. Del Paso, sin mediar, tambi¨¦n facilit¨® la respuesta: ¡°Ah, s¨ª, t¨² eres un ne¨®logo¡±. Ehrenberg no sab¨ªa de qu¨¦ se trataba ¡ª¡°¨¦l era el literato¡±¡ª, pero cuando le explic¨® el significado le pareci¨® correcto: ¡°Si la gente es demasiado t¨ªmida no va a preguntar:
¡ªPerd¨®n, se?or, ?usted qu¨¦ hace?
¡ªSoy ne¨®logo
¡ªAh...
Si es osado, s¨ª lo har¨¢, pero lo ¨²nico que tienes que decir es que estudias las cosas nuevas. De hecho, es lo que he me pasado la vida haciendo¡±, argumenta Ehrenberg en la galer¨ªa Freijo, de Madrid, donde por primera vez (hasta el 23 de mayo) muestra su obra en solitario en Espa?a, un recorrido por todas sus ¨¦pocas y corrientes de trabajo.
Aquella conversaci¨®n con Del Paso, en la Inglaterra que se asomaba a los a?os setenta, adonde llegaron cada uno sabiendo del otro pero por distinto camino ¡ªaquel desde Iowa, con una beca Guggenheim; Ehrenberg exiliado, como decenas de miles de mexicanos tras la matanza del Tlateloco¡ª sirvi¨® para que este se despojara del apellido de artista: ¡°Es una palabra pesad¨ªsima, el marketing le ha dado connotaciones positivas, pero demasiadas negativas¡±.
Al fin y al cabo, para Ehrenberg, el arte siempre fue solo una excusa. ¡°Mi vida entera fue trabajar bajo un preconcepto tal vez falso. Siempre pens¨¦ que el arte serv¨ªa para dialogar con tu pr¨®jimo m¨¢s cercano: tu mam¨¢, tus primos, tus amigos de la escuela, tus vecinos, la persona que te arregla el auto, la que te lo vende, tu vecino inmediato¡ tal vez no sea as¨ª, tal vez me equivoqu¨¦. Lo veo como una excusa para compartir tus pensamientos sobre lo que est¨¢ sucediendo¡±.
Para desarrollar ese di¨¢logo cercano, Ehrenberg ha abogado siempre por el ¡°h¨¢galo usted mismo y j¨²ntese con los dem¨¢s para hacerlo usted mismo¡± frente a las ayudas institucionales de las que se benefician los ¡°mendigos de atrio¡±. ¡°Como buen ne¨®logo, lo nuevo es lo que no planifico, no conozco el futuro. Primero empec¨¦ a socializar el conocimiento de la autopublicaci¨®n, que los artistas se publicaran a ellos mismos para poder contactar de inmediato con su pr¨®jimo y no tener que pasar por editoriales y galer¨ªas¡±, relata con una cadencia de voz lenta.
As¨ª surgieron publicaciones como Haltos Ornos, que usurpa el nombre, sin infringir la patente, de la empresa acedera de M¨¦xico. Una revista a la que siguieron editoriales que ya van por la tercera generaci¨®n. O El corno emplumado, previo a su exilio en Inglaterra, de Sergio Mondrag¨®n y Margaret Randalla, un puente para pensadores y creadores latinoamericanos en plena Guerra Fr¨ªa, ¡°una ¨¦poca en la que las artes, y muy espec¨ªficamente los llamados artistas de la ruptura, empezaron a mirar a Estados Unidos. La Guerra Fr¨ªa tuvo un fort¨ªsimo impacto en la cultura de la clase media mexicana y se nos olvid¨® que exist¨ªa Am¨¦rica Latina¡±.
Ehrenberg siempre ha reforzado los lazos con la regi¨®n. Lo hizo ya en aquel Devon (Inglaterra) setentero, cuando a trav¨¦s de Beau Geste Press/Libro Accion Libre edit¨®, entre otros, a Ulis¨¦s Carri¨®n. O estando en contacto con el uruguayo Clemente Pad¨ªn, impulsor de Ovum 10. Mantener esa vocaci¨®n latinoamericanista supon¨ªa una ¡°apertura ante el fracaso autoprogramado¡±. ¡°Tiene que ver con la sensaci¨®n que seguimos teniendo de ser ciudadanos de naciones colonizadas, de menospreciarnos al reconocer que somos perif¨¦ricos de las grandes capitales del mundo desarrollado, de descartamos de ser grandes artistas como un franc¨¦s, un norteamericano o un alem¨¢n. Yo nunca lo padec¨ª, porque me form¨¦ a la usanza tradicional como aprendiz de varios artistas y no ca¨ª bajo las redes de los maestros acad¨¦micos que duplican y multiplican los dogmas no escritos y absolutamente restrictivos¡±, explica Ehrenberg, quien pone como ejemplo ¡°el de los fot¨®grafos que solo piensan que la foto en blanco y negro es buena, o los que est¨¢n en contra del recorte¡±. ¡°Son reglas dogm¨¢ticas e in¨²tiles. Siempre me interes¨¦ por la imagen, no por c¨®mo fue hecha. Si fuera m¨¦dico, me interesar¨ªa la salud, no qu¨¦ instrumentos usar¨ªa para curar¡±.
Ehrenberg fue uno de los primeros artistas que abord¨® en M¨¦xico la violencia, en bloque. La muestra Violentus Violatus, en 1998, casi se vuelve algo obsesivo para ¨¦l. Pocos a?os despu¨¦s, en 2001, acept¨® ser diplom¨¢tico ¡ªagregado cultural en Brasil¡ª de un Gobierno de derechas, el del PAN, por encargo del entonces canciller Jorge Casta?eda, ¡°desde entonces solo hemos tenido ceros a la izquierda, no hay gente formada¡±. Un puesto del que fue fulminado al aparecer desnudo en la pel¨ªcula Crimen delicado, de Beto Brant.
14 a?os despu¨¦s ha vuelto a M¨¦xico, un pa¨ªs ¡°100 veces m¨¢s violento¡± que el que dej¨®. ¡°No estoy seguro si tener m¨¢s de 70 a?os te hace m¨¢s fuerte o m¨¢s vulnerable¡±, reflexiona ante la situaci¨®n actual y el papel que puede jugar el arte. ¡°As¨ª como puedo decir que no tengo ilusi¨®n para con la fuerza que pudiera tener el arte, digo que el pensamiento y la creatividad pueden ayudar a abrir los ojos, siempre que llegue de forma directa y no filtrada¡±. ?Y es eso posible? ¡°No creo que haya algo que sea imposible. Lo que es incre¨ªble es que los artistas, cuya primera herramienta es la imaginaci¨®n, no imaginen otras opciones que las que trabajar dentro del sistema. Se imagina menos¡±.
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