Cuando los corderos corrieron al lobo

Qu¨¦ bueno y qu¨¦ raro que en Madrid coincidan dos montajes de un mismo cl¨¢sico del repertorio nacional, cosa frecuente en otras capitales europeas, y que ambos tengan p¨²blico abundante. Jos¨¦ Luis Arellano y David R. Peralto, directores de La Joven Compa?¨ªa, han puesto en pie Fuente Ovejuna, en versi¨®n de Juan Mayorga, pensando sobre todo en los adolescentes que abarrotan de martes a viernes las dos matinales diarias, sin olvidar al espectador adulto de las funciones de tarde. El Fuente Ovejuna de AlmaViva Teatro, concebido por C¨¦sar Barl¨® para p¨²blico m¨¢s versado, toca tambi¨¦n los corazones adolescentes por su lenguaje directo, netamente f¨ªsico. Su director y adaptador plantea la pugna entre los labriegos insurrectos y las huestes de Fern¨¢n G¨®mez como un pugilato grotowskiano: sus cinco int¨¦rpretes llevan rodilleras, tienen las mu?ecas y las manos vendadas y se emplean a fondo en combates cruentos o amorosos. Rara vez se ha visto una relaci¨®n entre Frondoso y Laurencia con la carnalidad que tiene la interpretada por Sergio Torres y Luna Paredes. Por sobre los caracteres, Barl¨® ha trabajado los v¨ªnculos entre personajes.

Tambi¨¦n el Fuente Ovejuna de Jos¨¦ Luis Arellano es muy f¨ªsico: el jovenc¨ªsimo actor Jaime Lorente marca la pauta cuando, nada m¨¢s tomar el papel de Comendador, mete la cabeza bajo el agua, aguanta as¨ª largos segundos y emerge para lanzar su primer parlamento con la agitaci¨®n y el ansia de ox¨ªgeno consiguientes. En este montaje, queda bien expresada la naturaleza de los dos estamentos en pugna y el papel de te¨®rico garante de los derechos de sus vasallos que el rey jug¨® durante la Baja Edad Media, ante los abusos de los se?ores feudales.

En su puesta en escena, Barl¨® hace de la obra de Lope un crisol de luchas (la que mantienen los reyes contra sus pares, la muy dulce de los amantes entre s¨ª y la que emprende el pueblo, una vez rebasada su paciencia), expresadas todas ellas con fuerza por cinco actores que encarnan todos los personajes sin mudar m¨¢s que ciertos detalles de vestuario. La interpolaci¨®n de textos actuales subraya lo oportuno de volver sobre el tema de la propagaci¨®n de una conciencia antise?orial entre los campesinos y los ciudadanos peninsulares, quienes, organizados en hermandades, dieron en asaltar castillos y fortalezas al grito de: ¡°Todos a una¡±. Dentro de la calidad y de la precisi¨®n de las interpretaciones del espect¨¢culo de Barl¨®, cabe consignar la violencia contenida, sin desgarro, con la que Luna Paredes corona su soberbio mon¨®logo de Laurencia.

En el montaje de Arellano, la acci¨®n corre como la seda, pero no el verso: una cosa es prosificarlo y otra despojarlo de musicalidad. A Carolina Yuste se le intuyen cualidades para decir el mon¨®logo de Laurencia con el alma y la palabra, sin golpes de pecho ni desplantes: es cuesti¨®n de reenfoc¨¢rselo. La pl¨¢stica de Silvia de Marta y la luz de Juanjo Llorens arropan el entregado trabajo colectivo. Prueba de que llega, es el aluvi¨®n de preguntas que los adolescentes formulan una vez lanzado el coloquio.