Excelencia hecha a mano

En el denso mapamundi de la animaci¨®n, las instalaciones de Aardman Studios en Bristol tienen algo de la numantina tozuder¨ªa y la perdurable nobleza de la aldea gala de Ast¨¦rix: una unidad de resistencia frente a la hegemon¨ªa industrial y est¨¦tica de la animaci¨®n digital y, tambi¨¦n, un feliz anacronismo consagrado a perpetuar, con no pocas dosis de romanticismo, la belleza artesanal de la animaci¨®n fotograma a fotograma con figuras de plastilina.

Ocasionalmente, los responsables de Aardman han dado su brazo a torcer (levemente) respecto al orden imperante y han lanzado sus propios experimentos de animaci¨®n de s¨ªntesis sin traicionar del todo su identidad est¨¦tica, con pel¨ªculas como Rat¨®npolis (2006) y Arthur Christmas (2011), pero su coraz¨®n, y sus mayores logros, est¨¢n en el ¨¢mbito de la stop-motion. Su po¨¦tica no habla el lenguaje de la globalizaci¨®n, sino que despliega con orgullo una sensibilidad inconfundiblemente brit¨¢nica y reivindica una suerte de exc¨¦ntrica domesticidad. En su popular personaje de la oveja Shaun, que protagoniza su primer largo tras una vida de 130 episodios televisivos de siete minutos de duraci¨®n, parecen sublimarse las esencias de la factor¨ªa.

Nacida como presencia secundaria, pero sobrecargada de carisma, en el oscarizado corto de Wallace y Gromit¡ªotros iconos de la casa¡ª Un afeitado apurado (1995), Shaun es ahora el alma keatoniana de este largo sin palabras que ampl¨ªa territorio ¡ªde la granja se pasa a una delirante aventura urbana¡ª, demuestra que el humor blanqu¨ªsimo a¨²n posee capacidad de sorpresa, aporta varias lecciones magistrales de caracterizaci¨®n precisa con elementos m¨ªnimos ¡ªlas maneras rufianescas del pato, la miop¨ªa del granjero¡ª y alcanza una excelencia en el tempo del gag digna de los cl¨¢sicos de la comedia silente. Con sus r¨®tulos traducidos al castellano con mimo de miniaturista, La oveja Shaun es un triunfo de las manualidades trascendidas.