Ai Weiwei triunfa a lo grande en Pek¨ªn
El artista inaugura su primera exposici¨®n individual en su pa¨ªs natal y mete un templo de cuatro siglos dentro de dos galer¨ªas
Ai Weiwei ha vuelto a lo grande a la escena art¨ªstica de Pek¨ªn. Un a?o despu¨¦s de que el artista disidente se retirara de dos exposiciones colectivas tras alegar censura, su nueva muestra es de tales dimensiones que no basta una sola galer¨ªa: necesita dos. En un alarde de ingenier¨ªa, el hombre que en 1995 convirti¨® en arte la destrucci¨®n de un jarr¨®n Han de m¨¢s de 2.000 a?os ha trasladado a la capital y reconstruido viga a viga el Pabell¨®n de la Familia Wang, un templo de m¨¢s de cuatro siglos en el sur del pa¨ªs.
El artista, que comenz¨® a interesarse por la arquitectura tradicional china en 1997, vio la construcci¨®n a la venta en una visita al hogar ancestral de su padre en la provincia de Zhejiang. Las galer¨ªas Tang y Continua, que ocupan espacios adyacentes en el centro art¨ªstico 798 de Pek¨ªn, le propusieron organizar una exposici¨®n. Y el enfant terrible del arte chino compr¨® el pabell¨®n Wang.
Otrora ese templo, como otros similares propiedad de una familia acomodada, se hab¨ªa empleado no solo para el culto, sino tambi¨¦n para hacer negocios o administrar justicia. Era el coraz¨®n de la vida social de su localidad. Pero tras la llegada del r¨¦gimen mao¨ªsta en 1949, se confisc¨® y poco a poco qued¨® en ruinas.
En la muestra el pabell¨®n, vac¨ªo y reducido a vigas y pilares, sirve de recordatorio de los cambios que ha sufrido la sociedad china desde 1949 y c¨®mo perdieron su sentido los s¨ªmbolos m¨¢s respetados de anta?o. Un gigantesco candelabro moderno aporta una nueva luz. O quiz¨¢ una cr¨ªtica sutil a la vulgaridad de los nuevos tiempos.
¡°Estos edificios antiguos pertenecen a un sistema cultural que ya ha desaparecido. Todo lo que queda de ese sistema y de ese edificio son fragmentos¡±, ha indicado Ai Weiwei al comisario de la muestra, Cui Cancan. ¡°No hay nada de la informaci¨®n que conten¨ªa esta casa, todo lo que queda son unos pocos huesos, como los restos de un avi¨®n¡±.
La reconstrucci¨®n necesit¨® tres meses, cuatro equipos de dise?adores, expertos en arquitectura antigua, tirar muros y desplazar ventanales. La estructura ahora est¨¢ a caballo entre las dos galer¨ªas, pero separada por un muro. ¡°Los visitantes no pueden completar la experiencia de una sola vez; deben guardar el recuerdo o la fantas¨ªa de una mitad para ver la obra en su totalidad. Si no, la experiencia est¨¢ incompleta¡±, explica Cui.
La complejidad de las obras oblig¨® a aplazar una semana la apertura de la muestra. Pero sus admiradores se vieron m¨¢s que compensados. El artista, tan querido por su arte como por sus cr¨ªticas al Gobierno chino, efectu¨® una rara comparecencia en p¨²blico el s¨¢bado para asistir a la inauguraci¨®n, algo que desat¨® la locura entre unos fans que se apresuraron a saturar las redes sociales de selfies con Ai.
Particularmente conocido en China por su participaci¨®n en el dise?o del estadio ol¨ªmpico de Pek¨ªn, cay¨® en desgracia por sus cr¨ªticas al Gobierno chino y en 2011 fue encarcelado 81 d¨ªas por ¡°incitar a la subversi¨®n contra el Estado¡±. Despu¨¦s ha sido acusado de evasi¨®n de impuestos y se le ha sometido a investigaciones por bigamia, pornograf¨ªa y cambio il¨ªcito de divisas. Aunque se le levant¨® el arresto domiciliario en 2012, las autoridades chinas no le permiten abandonar el pa¨ªs.
Ello no le ha impedido seguir exhibiendo sus obras en el exterior. Ha expuesto en Sevilla y Barcelona, y el a?o pasado su @Large, en la prisi¨®n de Alcatraz en San Francisco, constituy¨® un elocuente alegato sobre la libertad de expresi¨®n. La Royal Academy de Londres prepara una amplia retrospectiva sobre su obra para septiembre.
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