El sue?o de construir un continente
Una muestra en el MoMA sobre arquitectura latinoamericana da pie a una reflexi¨®n sobre los retos urban¨ªsticos de la regi¨®n
A mediados del siglo XX, Latinoam¨¦rica ejerc¨ªa una fuerte fascinaci¨®n en la imaginaci¨®n de los arquitectos europeos y estadounidenses. Era el lugar en el que la modernidad parec¨ªa estar cumpliendo su promesa de construir un mundo nuevo. Dos exposiciones celebradas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA, por sus siglas en ingl¨¦s) en las d¨¦cadas de 1940 y 1950 captaron ese entusiasmo. Ahora, 60 a?os m¨¢s tarde, una tercera muestra en la misma sede concluye la historia y nos lleva al punto en el que, te¨®ricamente, el optimismo lleg¨® a su fin.
?Latin America in Construction 1955-1980 (Latinoam¨¦rica en construcci¨®n, 1955-1980) abarca un cuarto de siglo en el que la zona produjo algunas de las obras arquitect¨®nicas y urban¨ªsticas m¨¢s ambiciosas del mundo. El ejemplo m¨¢s conocido es el plan maestro de Lucio Costa para Brasilia, pero se trata tan solo de uno entre muchos. Se levantaron gigantescos complejos residenciales de superbloques, como el 23 de Enero de Carlos Villanueva en Caracas o el Nonoalco-Tlatelolco de Mario Pani en Ciudad de M¨¦xico, a una escala nunca vista en Europa. Pensemos tambi¨¦n en los impresionantes campus universitarios de esas dos ciudades, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico, que en la actualidad est¨¢n catalogados en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El motor de los proyectos fue la voluntad modernizadora de todo el continente. Es probable que, cuando visiten la exposici¨®n, los arquitectos sientan nostalgia de una ¨¦poca en la que la arquitectura todav¨ªa estaba al servicio de la sociedad y en la que los proyectos p¨²blicos brindaban una oportunidad a las ideas audaces. Porque, con la llegada de los ochenta ¡ªpunto final de la muestra¡ª, el libre mercado acab¨® con todo ello. Transcurridas varias d¨¦cadas, ha quedado absolutamente claro que aquellos a?os dejaron un legado desastroso. El urbanismo del laissez-faire de las d¨¦cadas de 1980 y 1990 ¡ªen el que el Estado y los arquitectos abandonaron el inter¨¦s por dar alojamiento a los pobres de las ciudades¡ª coincidi¨® con una explosi¨®n del chabolismo. Hoy en d¨ªa millones de personas viven en los barrios marginales y en las favelas de S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro, Caracas y Ciudad de M¨¦xico, por citar tan solo algunos casos extremos. Esas ciudades est¨¢n profundamente divididas.
No obstante, como hemos dicho, Latinoam¨¦rica tiene una larga historia de innovaci¨®n urban¨ªstica y arquitect¨®nica. Y a ra¨ªz del desastre de su desigualdad urbana, se abri¨® un nuevo cap¨ªtulo de la arquitectura en la zona. En mi libro Ciudades Radicales: Un viaje a la nueva arquitectura latinoamericana sostengo que ha habido una nueva generaci¨®n dedicada a reinventar la arquitectura social. A principios de la d¨¦cada de 2000, los mismos pa¨ªses a cuya vitalidad de mediados de siglo rinde ahora homenaje el MoMA, los arquitectos y los pol¨ªticos volvieron a la idea de que las estrategias espaciales ¡ªel dise?o¡ª deber¨ªan ser un instrumento de la pol¨ªtica. Uno de los primeros ejemplos de este fen¨®meno fue el programa de regeneraci¨®n de barrios marginales Favela-Bairro en R¨ªo de Janeiro, que comenz¨® a mediados de la d¨¦cada de 1990. Consisti¨® en una iniciativa conjunta para mejorar la calidad del dominio p¨²blico en las favelas mediante la instalaci¨®n de redes de alcantarillado y de agua, la pavimentaci¨®n de las calzadas y la creaci¨®n de plazas. El programa, que marc¨® un giro radical en la pol¨ªtica urbana con respecto a la supresi¨®n de asentamientos precarios propia del siglo XX, constituy¨® la prueba de que las favelas ya no se considerar¨ªan zonas de ocupaci¨®n ilegal, sino partes importantes de la ciudad.
En la exposici¨®n del MoMA hay una peque?a pista de este cambio de actitud. Se trata del esbozo de un plano para la casa de una favela de finales de la d¨¦cada de 1960 que la mayor¨ªa de los visitantes no apreciar¨¢n en medio de toda esa maravillosa arquitectura. Es obra de Carlos Nelson, uno de los primeros pioneros de la participaci¨®n comunitaria, que anticip¨® la forma en la que actualmente se piensa que los arquitectos deben trabajar en los complejos de autoconstrucci¨®n. El objetivo ya no es eliminar el barrio chabolista y construir la ciudad moderna, sino un proceso de evoluci¨®n lento y comprometido.
Latinoam¨¦rica ha estado en la vanguardia de esta visi¨®n de la renovaci¨®n urbana. A menudo lo que se necesita no es ni siquiera arquitectura en el sentido tradicional, sino infraestructuras, y en particular, transporte. Una de las lecciones clave ha sido que las sociedades desiguales tienen que estar conectadas, que hay que construir puentes. As¨ª, por toda la regi¨®n han aparecido tranv¨ªas como medio de enlazar los barrios marginales de la monta?a con los centros de las ciudades, como en Medell¨ªn o Caracas. Es interesante el hecho de que muchas de estas iniciativas hayan estado encabezadas por los propios arquitectos. En vez de actuar por encargo de los Gobiernos o los Ayuntamientos, como en los d¨ªas de gloria, estos ¡°arquitectos activistas¡± presionaron a los pol¨ªticos para probar nuevas soluciones que mejorasen la vida en la ciudad informal.
Los pol¨ªticos latinoamericanos no han sido totalmente negligentes. Antanas Mockus y Enrique Pe?alosa, sucesivos alcaldes de Bogot¨¢, demostraron que las ciudades pueden experimentar cambios profundos si se instaura una conciencia de la cultura c¨ªvica y se mejora el transporte p¨²blico. De forma similar, el proceso de urbanismo social de Medell¨ªn transform¨® la que hab¨ªa sido la capital mundial del crimen construyendo nuevos espacios p¨²blicos y sembrando los barrios de escuelas y bibliotecas. La ¨²nica manera de restablecer el equilibrio en las sociedades desiguales es invertir en las comunidades m¨¢s pobres.
Estos son tan solo algunos ejemplos de c¨®mo Latinoam¨¦rica ha generado respuestas innovadoras a la crisis urbana en la primera d¨¦cada de este siglo. Es una manera de pensar la arquitectura y los centros urbanos diferente de las formas ¨¦picas que se exhiben actualmente en el MoMA. Pero con la r¨¢pida expansi¨®n de las ciudades informales puede que su influencia resulte mucho m¨¢s significativa.
Justin McGuirk es autor de Ciudades radicales: Un viaje a la nueva arquitectura latinoamericana (Turner Noema).
Babelia
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