La industria musical, salvada ¡®in streaming¡¯
Las compa?¨ªas discogr¨¢ficas y distribuidoras se encomiendan a las suscripciones tipo Spotify para salir del t¨²nel. Apple es la ¨²litma en sumarse
San Streaming est¨¢ aqu¨ª, san Streaming ya lleg¨®, y a ¨¦l se ha encomendado toda una industria que no terminaba de ver la luz al final del t¨²nel. Ese negocio que se iba a pique, que ve¨ªa c¨®mo las ventas en CD no hac¨ªan otra cosa que bajar, y las descargas de webs de enlaces, proliferar, ha encontrado en el modelo de suscripciones de algo menos de diez euros al mes (por un acceso ilimitado a gran parte de la m¨²sica que uno pueda imaginar) una tabla de salvaci¨®n. Eso s¨ª, los m¨²sicos no salen muy bien parados en el reparto del nuevo pastel. Claman que nos les llegan m¨¢s que las migajas; business as usual, por otra parte.
La luz la ofrecen algunos datos que invitan a un moderado y templado optimismo. Y la irrupci¨®n en el mercado del streaming de un gigante como Apple indica por d¨®nde puede ir el futuro (o casi, mejor, el presente) de un negocio que se abre a una mayor competencia: la firma de Cupertino inicia a partir del martes un movimiento que en la pr¨¢ctica supone frenar el auge de la plataforma sueca Spotify y facilitar la migraci¨®n de una parte de sus clientes, compradores en iTunes, a un modelo de pago mensual de 9,90 d¨®lares por acceso a escuchar m¨¢s de 30 millones de canciones.
Apple Music desembarca ofreciendo un periodo de prueba gratis de tres meses a quien se quiera apuntar. Transcurrido ese plazo, arrancar¨¢ la f¨®rmula de pago ?¡ªlos precios fuera de EE?UU a¨²n no han sido comunicados¡ª. Apuesta de este modo por el modelo de suscripci¨®n con el que ha abierto brecha Spotify, la plataforma sueca que ha conseguido el milagro de que la gente pague por escuchar m¨²sica y no por poseerla. Algo que parec¨ªa una entelequia cuando el sueco Daniel EK la present¨® en el a?o 2008 en un escenario donde las descargas de webs de enlaces y piratas eran moneda corriente (y en Espa?a, de manera m¨¢s que notable).
A vueltas con el 'streaming'
El debate del streaming recorre todos los estratos de la industria musical, de artistas a discogr¨¢ficas, de distribuidoras. A continuaci¨®n extractos de las entrevistas que realizamos con distintas personas para la elaboraci¨®n de este reportaje.
Santi Balmes, cantante de Love of Lesbian. "Como siempre, el m¨²sico ve como otros juegan con su pelota. No me extra?a que gente como Thom Yorke retire las canciones de este tipo de plataformas".
Paul Bridley, CEO de Music Ally, consultora de m¨²sica y tecnolog¨ªa: "Apple puede dominar el mercado. Puede acabar siendo lo que Amazon a los libros. Y el sector de los libros no est¨¢ entusiasmado con que una plataforma dicte los t¨¦rminos" .
Juanma Latorre, guitarrista de Vetusta Morla: "Sobre el papel, el modelo del streaming es una buena idea: la alternativa es no vender discos. Nosotros lo vivimos como una oportunidad, pero nuestro caso es particular, porque lo vivimos como artistas y como compa?¨ªa discogr¨¢fica [editan en su propio sello]. Hay otros artistas que no opinan igual. Es, a d¨ªa de hoy, una opci¨®n de futuro porque hoy representa poco con respecto a lo que recibimos por venta f¨ªsica. Pero la venta f¨ªsica no sube; y la digital, s¨ª".
Nando Luaces, CEO de la distribuidora Altafonte: "Los grandes artistas y sellos salen muy bien parados en el nuevo escenario. A los artistas y sellos peque?os no les va tan bien. A corto plazo, gana el artista global. Los artistas ahora est¨¢n en mala situaci¨®n porque el negocio es peque?o".
Mark Kitcatt, director de Everlasting Records, miembro de la UFI y de Merlin, asociaci¨®n de productores independientes: "El streaming va a crecer exponencialmente. A la larga, todo va a ser de pago. Apple necesitaba reconvertir el negocio de iTunes; sino, Spotify pod¨ªa acabar con ellos".
Manuel Torresano, del sello Siesta Records, y la distribuidora Music as usual: "El futuro va a estar en las playlist. En los prescriptores. A la gente le gusta que le recomienden m¨²sica".
Antonio Guisasola, presidente de Promusicae: "La gente se ha ido acostumbrando a que los contenidos est¨¦n disponibles. Lo que ocurre con la m¨²sica tendr¨¢n influencia en otros sectores culturales como libros, pel¨ªculas. La clave es encontrar el equilibrio en el precio. La demanda va a estar all¨ª".
Los consumos cambian, las industrias se adaptan. Hoy, la gente quiere llevar la m¨²sica en el m¨®vil, la vida gira en torno a este dispositivo, y san Streaming ofrece acceso ilimitado a la m¨²sica en cualquier sitio y sin necesidad siquiera de wifi. De ah¨ª surge su auge.
Unos 41 millones de personas en este planeta ya pagan para estar suscritos a plataformas como Spotify o Deezer (dato de 2014). En 2013 eran 28 millones. Hace cinco, en 2010, apenas 8 millones, seg¨²n indican las cifras de la IFPI (siglas en ingl¨¦s de la Federaci¨®n Internacional de la Industria Fonogr¨¢fica), que representa a 1.300 compa?¨ªas discogr¨¢ficas a lo largo y ancho del globo. Los ingresos por streaming crecieron un 39% entre 2013 y 2014 hasta alcanzar algo m¨¢s de 140.000 millones de euros.
Cerca de la mitad de los ingresos viene ya por la v¨ªa digital, y de ellos, entre el 50% y el 75%, seg¨²n los pa¨ªses, proviene del streaming. En Suecia, por ejemplo, este ya supone un 90% del mercado. ¡°Vamos a asistir a un crecimiento sostenido del streaming en los pr¨®ximos cinco a?os¡±, vaticina Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, que representa a m¨¢s de 131 discogr¨¢ficas en Espa?a, ¡°es un fen¨®meno imparable¡±.
El streaming crece y las descargas legales se estancan. De ah¨ª que Apple haya emprendido un movimiento que supone adaptarse al nuevo escenario. Los clientes tradicionales de iTunes tendr¨¢n la opci¨®n de pasarse a su servicio de streaming, muy apoyado en recomendaciones y prescriptores. Si consigue que un 10% de sus 800 millones de clientes est¨¦ dispuesto a migrar a la nueva plataforma, sus 80 millones de suscriptores multiplicar¨ªan por cuatro los 20 millones que acredita Spotify. Es el c¨¢lculo que realiza Nando Luaces, consejero delegado de la distribuidora independiente Altafonte, para ilustrar el nuevo panorama: ¡°El modelo digital no tiene marcha atr¨¢s¡±, resume, ¡°y el streaming es la clave¡±.
La irrupci¨®n de Apple, con su poderosa cuenta de resultados, cambia el tablero y supone una amenaza para Spotify, que casi ejerc¨ªa como un monopolio en pa¨ªses como Espa?a. La firma que comanda Tim Cook cuenta con buen m¨²sculo financiero ¡ªen el ¨²ltimo trimestre de 2014 bati¨® todos los r¨¦cords y gan¨® 6.040 millones de euros¡ª, con lo cual la compa?¨ªa puede asumir p¨¦rdidas en este pulso en el que la capacidad de aguante hasta la normalizaci¨®n del modelo es asunto clave. Spotify acaba de levantar 446 millones de euros en una ronda de financiaci¨®n, pero es una empresa en p¨¦rdidas ¡ª162 millones de euros¡ª: la firma sueca tiene que destinar el 70% de sus ingresos a pagar royalties a las discogr¨¢ficas (la mayor parte, a las tres majors, Universal, Sony y Warner, que, de hecho, participan en el accionariado de la compa?¨ªa).
Unos 41 millones de personas pagan ya una cuota mensual para acceder a m¨²sica. En 2013 eran 28 millones
Pandora, bien implantada en EE UU; Deezer, con gran presencia en Francia; Tidal, impulsada por el rapero Jay-Z con Madonna como aliada, y Google Play Music (a la espera de ver qu¨¦ ocurre con la plataforma de YouTube, Music Key) son algunos de los competidores del nuevo tablero.
Los equilibrios de poder del nuevo escenario se est¨¢n definiendo. Y el desembarco de Apple ha sido, en sus proleg¨®menos, el de un elefante en cacharrer¨ªa. La semana pasada, los sellos y artistas indies de todo el mundo estaban espantados (e indignados) ante la posibilidad de no cobrar royalties durante los tres primeros meses de prueba. La firma de la manzana hab¨ªa llegado a un acuerdo con las majors, pero no con los sellos peque?os. Las cr¨ªticas de la cantante norteamericana Taylor Swift (que ya retir¨® sus canciones de Spotify) forz¨® la marcha atr¨¢s de Apple, que pagar¨¢ tambi¨¦n a las indies. ¡°Pero, en cualquier caso, el movimiento de Apple me parece preocupante¡±, manifiesta Paul Bridley, cofundador y CEO de la consultora de m¨²sica y tecnolog¨ªa Music Ally.
?"Cambia el modelo y, al final, el m¨²sico es el pringao¡±, dice Santi Balmes, cantante del grupo catal¨¢n Love of Lesbian
El nuevo ecosistema no parece desterrar, por ahora, los viejos equilibrios entre fuertes y d¨¦biles. ¡°Spotify establece las tarifas con las grandes discogr¨¢ficas, pero nosotros no hemos intervenido¡±, se queja amargamente Santi Balmes, cantante del grupo catal¨¢n Love of Lesbian. ¡°Cambia el modelo y, al final, el m¨²sico es el pringao¡±. Juanma Latorre, guitarrista de Vetusta Morla, un grupo hecho a s¨ª mismo desde la independencia que ha conquistado altas cotas de mercado, incide: ¡°El artista siempre se ha llevado las migajas, que antes eran de un pan de hogaza y ahora son de un pan de molde¡±.
Vetusta Morla apost¨® por montar su propia discogr¨¢fica por eso: por no quedarse con las migajas. Y Latorre se muestra esperanzado con el nuevo modelo: m¨¢s del 60% de los ingresos digitales del grupo ya vienen v¨ªa streaming. Al ser ellos los due?os de la discogr¨¢fica, cobran m¨¢s que cualquier otro artista. ¡°Queda pendiente¡±, matiza, ¡°configurar un modelo justo en el que no se repitan las iniquidades del modelo anterior¡±.
Mientras la industria musical empieza a ver una tenue luz al final del t¨²nel, con sus claroscuros, otras industrias culturales y de proveedores de contenidos observan, atentos, la jugada. La m¨²sica fue la primera en darse de bruces con la revoluci¨®n digital. Y puede ser la primera en dar con el ansiado y cacareado modelo de negocio para la nueva era.
Babelia
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