¡°El reto del museo es sobrevivir en una sociedad miope¡±
El responsable del emblem¨¢tico museo nacional holand¨¦s aborda los desaf¨ªos a que se enfrentan las instituciones culturales en la era de la revoluci¨®n digital
Wim Pijbes es un hombre adelantado a su tiempo. O profundamente contempor¨¢neo, denodadamente inmerso en la era que le ha tocado vivir. El museo que dirige desde el a?o 2008 se ha convertido en toda una referencia, en vanguardia en la adaptaci¨®n de una instituci¨®n de los viejos tiempos a la disruptiva era digital. Durante su mandato, el Rijksmuseum se ha convertido en pionero en la puesta a disposici¨®n del p¨²blico de im¨¢genes en alta resoluci¨®n de las grandes obras que alberga, facilitando que se descarguen gratuitamente, que se compartan en la Red, que se transformen. Pijbes ha hecho de una filosof¨ªa muy de la Red su leit motiv: ¡°Compartir es el nuevo tener¡±, sostiene. Esta es la idea que vertebra su gesti¨®n.
En mayo de este a?o, adem¨¢s, la instituci¨®n que comanda, cuyos jardines exhiben desde el pasado mes de junio una veintena de esculturas de Joan Mir¨®, ha obtenido el premio al mejor museo europeo que concede anualmente el Foro Europeo de Museos.
Hombre de mirada directa e incisiva, de discurso claro, este gentleman nacido en Veendam en 1961 es un amante de la gastronom¨ªa que, en su tiempo libre, escribe libros para educar a los ni?os a aproximarse al arte. Le entrevistamos a su paso por Madrid para pronunciar una conferencia, invitado por la Fundaci¨®n de Amigos del Museo del Prado, titulada Viejos museos, nuevas audiencias. ¡°En esta sociedad medi¨¢tica donde todo est¨¢ conectado, el museo desempe?a una funci¨®n de ancla, permite que algunos valores sean asegurados, preservados y compartidos¡±, dice el director del Rijksmuseum en una sala del madrile?o Hotel Ritz.
Pregunta. Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sof¨ªa, dec¨ªa en un encuentro reciente con Miguel Zugaza, director del Museo del Prado: ¡°La historia del arte se va reescribiendo continuamente. En un museo, lo fundamental es crear modelos que permitan entender mejor de d¨®nde venimos, d¨®nde estamos y a d¨®nde podemos ir¡±.
Coordenadas
Un libro. El 'Decamer¨®n', de Bocaccio. "Es literatura 'slow', pero muy relevante para el mundo de hoy".
Una voz que deber¨ªa ser escuchada. "Me gustar¨ªa escuchar la de los refugiados que huyen de Siria y cruzan el Mediterr¨¢neo en una barcaza; solo o¨ªmos lo que dicen los pol¨ªticos. Quisiera conocer su versi¨®n" .
Una certeza. "Despu¨¦s de la lluvia, siempre sale el sol".
Respuesta. Estoy absolutamente de acuerdo. Un museo no es algo del pasado escondido en una caja. Es una instituci¨®n viva, un lugar para compartir valores. Los museos enciclopedia que hay en Europa y EEUU son lugares para saber m¨¢s sobre el ser humano. Mirando al pasado con los ojos de hoy podemos encontrar la inspiraci¨®n para definir nuestro futuro.
P. El trabajo de direcci¨®n de un museo ha cambiado sustancialmente; implica involucrarse cada vez m¨¢s en la parte del negocio. ?Eso lo convierte en un trabajo menos puro?
R. No. Cuanto m¨¢s trabajas en un museo, m¨¢s te das cuenta de que eres parte de una cadena, parte de una historia. Las instituciones tipo Rijksmuseum o el Prado tienen un amplio horizonte y eso hace que los directores tengamos que luchar contra las decisiones miopes o de corto plazo. Y eso, en nuestros d¨ªas, est¨¢ cada vez m¨¢s bajo presi¨®n, porque el mundo en el que vivimos va cada vez m¨¢s deprisa. Las cosas, ya sea la moda, los partidos pol¨ªticos o los programas de televisi¨®n, se acortan, duran cada vez menos. El reto del Museo es sobrevivir en una sociedad miope y acelerada. Los museos deben vivir en la fila lenta; no son fast food.
P. Muchas grandes?pinacotecas sufren de una masificaci¨®n que tal vez sea resultado de esa presi¨®n de mercado, de conseguir resultados. De hecho, hubo cr¨ªticas en este sentido en una de las ¨²ltimas exposiciones que organizaron en el Rijksmuseum, la dedicada a la obra tard¨ªa de Rembrandt¡
Las mejores cosas de la vida no se pueden reemplazar con algo virtual. Ya sea un cuadro, un concierto o un beso¡±
R. S¨ª, hubo cr¨ªticas. Esto lo he visto tambi¨¦n en el Prado, cuando la gente va a ver El Bosco. O se aprecia en el Louvre si vas a la sala donde se encuentra la Mona Lisa. Es verdad. Los museos tienen que hacer frente a un nuevo reto que es el turismo de masas. El turismo, en el mundo, crece entre un 4% y un 5% cada a?o. Te guste o no, es as¨ª, es el mercado. El turismo cultural crece a¨²n m¨¢s r¨¢pido: tal vez un 6% o un 7%. Los billetes de avi¨®n son de las pocas cosas que se han abaratado en los ¨²ltimos diez a?os. La clase media de Asia y Brasil tambi¨¦n viene a Europa. Y todo el mundo quiere ir a ver los mismos museos; y, en estos, las mismas diez obras que forman el top ten. Es uno de los retos a los que hacemos frente. Nosotros ya abrimos 365 d¨ªas al a?o. En t¨¦rminos log¨ªsticos, hay que hacer ajustes para estas nuevas audiencias. Yo estoy contento de que venga m¨¢s gente.
P. S¨ª, pero para adaptarse a esas nuevas audiencias, en ocasiones se abraza el espect¨¢culo.
R. No es nada nuevo. Hay una foto de la apertura del Rijksmuseum en 1795 con un texto que dec¨ªa: ¡°Hay tanta gente en el museo que te pueden aplastar¡±. Algunos museos siempre han estado llenos y han sido populares.
P. Lo que se critica es que se recurra a muestras f¨¢ciles para atraer a enormes audiencias en vez de preservar la calidad de las programaciones.
Proteger los derechos de los artistas mientras est¨¢n vivos est¨¢ bien. Pero hacerlo 70 a?os despu¨¦s de que hayan fallecido no es v¨¢lido"
R. ?Qu¨¦ quiere decir con esto?
P. ?Le parece que eso est¨¢ ocurriendo? ?Le parece correcto?
R. S¨ª, creo que es correcto; estamos abiertos a todo el mundo. No decimos: ¡°T¨² y t¨² pod¨¦is venir; t¨² tienes que ver esto y esto otro¡±¡ Est¨¢ abierto a todos. Y ayudamos a nuestros visitantes a entender los trabajos y les guiamos con tours, aplicaciones¡. Pero a¨²n as¨ª, la mayor¨ªa de la gente viene a ver los Vermeers, La ronda de noche de Rembrandt, Van Gogh.
P. Entonces, ?el problema son esas ¨¦lites culturales que piden algo que ya no es posible?
R. No s¨¦ si son las ¨¦lites culturales, veo lo que usted sugiere; pero el hecho es que el museo no es un lugar para un grupo en particular; es para todo el mundo.
P. Usted es un gran defensor del acceso abierto, tambi¨¦n en la Red. El mayor acceso en l¨ªnea a las obras no solo no impide que la gente vaya a los museos, como vaticinaban algunos, sino que hace que la gente acuda en mayor n¨²mero.
R. Exacto. Tarde o temprano, la gente quiere ver el objeto original. Yo, como director de museo, y como amante del arte, creo firmemente en lo aut¨¦ntico, lo real. Ya sea un concierto de cl¨¢sica, un cuadro, el beso de un ser humano, un apret¨®n de manos, o una cena. No se pueden reemplazar las mejores cosas de la vida con algo virtual. Nunca. Es lo que creo. La emoci¨®n real, el amor real, la belleza real son cosas que hay que sentir y de las que hay que formar parte. Y para ello hay que ir al original.
P. ¡°Compartir es el nuevo tener¡±, dice el lema del Rijksmuseum. ?Cree que ese esp¨ªritu de compartir que hay en la Red nos lleva a un mundo en que se comparte m¨¢s?
R. Todo el sistema de Internet se basa en compartir y en el acceso abierto. No soy un profeta, pero el poder de la Red es tan fuerte que est¨¢ provocando una gran disrupci¨®n en viejos modelos de negocio: peri¨®dicos, agencias de viajes, taxis, compa?¨ªas de telecomunicaciones, moda... Te guste o no, sea malo o no, es lo que hay. En el Rijksmuseum pensamos que era mejor adaptarse que luchar contra ello porque es algo imparable. Uber y Airbnb son dos modelos de negocio estimulados por la manera de pensar de Internet. Airbnb es un buen ejemplo: ahora estamos en un hotel, es algo que pertenece al viejo mundo; y a m¨ª me gusta el viejo mundo, tanto como el nuevo; pero as¨ª es el mundo en el que estamos viviendo, se comparte en la Red, se impone el hazlo t¨² mismo¡ La cuesti¨®n ya no es: ¡°Yo soy el museo y yo decido lo que es bueno o lo que es malo¡±; eso ya no funciona.
P. En el marco de esos cambios que est¨¢n experimentando nuestras sociedades, usted reclama una revisi¨®n de las legislaciones en materia de derechos de autor. ?Est¨¢ Europa equivocada en su aproximaci¨®n a este asunto?
R.?R. Hay cosas que deber¨ªan cambiar inmediatamente. Algunas legislaciones de derechos de autor est¨¢n manteniendo el viejo mundo intacto. Proteger los derechos de los artistas mientras est¨¢n vivos est¨¢ bien. Pero hacerlo 70 a?os despu¨¦s de que hayan fallecido, eso ya no es v¨¢lido. En China no es as¨ª; en el resto de Asia, tampoco; en Estados Unidos la legislaci¨®n es m¨¢s flexible. Picasso debe estar en los museos, es dominio p¨²blico, es patrimonio de la humanidad que debe ser preservado. Los museos que trabajan con dinero p¨²blico, y que forman parte de la esfera p¨²blica, deber¨ªan estar liberados de esos derechos de autor.
P. ?Qu¨¦ habr¨ªa que hacer?
R. Hace falta una nueva legislaci¨®n. En Holanda se llegaba hasta 50 a?os despu¨¦s de la muerte del artista; pero los lobbies franceses y alemanes consiguieron que en Europa fuera hasta los 70. Bastar¨ªa con que se protegiese hasta un a?o despu¨¦s del fallecimiento. Toda esta legislaci¨®n de los derechos de autor viene de la primera d¨¦cada del siglo XX, antes de que hubiera, c¨¢maras, faxes, computadoras¡ Ahora hay m¨¢quinas en todas partes que hacen copias de todo. El fen¨®meno de qu¨¦ es una copia y qu¨¦ es un original debe ser redefinido.
P. Los estudios dicen que los visitantes pasan entre 15 y 30 segundos frente a una obra de arte. ?Es eso as¨ª? ?Tiene sentido?
R. Es una pregunta muy personal [se r¨ªe]. Bueno, yo lo hago a veces, cuando voy a un museo o a una tienda de antig¨¹edades. Escaneo, tengo el ojo entrenado, y hago el zoom hacia lo que quiero. Pero 15 segundos para una obra arte es muy poco. Puedes decir que le has echado un vistazo, pero en realidad no la has visto. Recuerdo que cuando estudiaba Historia del Arte pod¨ªamos observar una obra durante dos o tres horas.
P. ?Vivimos demasiado deprisa?
R.?Hoy en d¨ªa vivimos muy deprisa. Pero uno tiene que otorgarse el lujo del tiempo cuando est¨¢ frente a la obra de un maestro.
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Babelia
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