Tres cr¨®nicas sin pijama
Alberto Arce, Francisco Goldman e ??igo Dom¨ªnguez escriben sus testimonios de guerra, conflicto y viajes
Algunos periodistas nunca se manchan; otros van todo el d¨ªa hechos un asquito. C¨®mo decirlo: yo preferir¨ªa que me devorara la cara una jaur¨ªa de dingos que inmiscuirme ¡ªgrabadora en ristre¡ª en una refriega entre narcos hondure?os. Manuel Jabois, en su pr¨®logo para Novato en nota roja, de Alberto Arce, le suelta al autor: ¡°En las universidades y congresos me llaman a m¨ª, que escribo en pijama, Alberto. A ver si es que te manchas demasiado¡±. Quiz¨¢s en esto del periodismo existen, en realidad, solo dos escuelas: la del pijama y la de la calle. Los limpios y los manchados.
Alberto Arce, gijon¨¦s que antes pase¨® por Gaza o Afganist¨¢n ganando trofeos gordos del periodismo freelance, ha firmado el libro de cr¨®nica period¨ªstica m¨¢s valiente de por aqu¨ª. Y en rigurosa primera persona. El porfiado Arce no solo se pasea por el horror de Tegucigalpa en plena guerra del narco, sino que se planta all¨¢ enarbolando un Yo que no es exhibicionista, sino testigo presencial. No una entidad abstracta, sin bagaje ni picores, sino un hombre, con sus querencias y atrofias.
Arce se rodea siempre de gente armada, criminales o v¨ªctimas. Naturalmente, tal compa?¨ªa le trastorna, y lo mejor de la obra es su combinaci¨®n de arrojo, testimonio y emoci¨®n
Arce se rodea siempre de gente armada, criminales o v¨ªctimas. Naturalmente, tal compa?¨ªa le trastorna, y lo mejor de la obra es su combinaci¨®n de arrojo, testimonio y emoci¨®n. Tras el asesinato de un taxista en San Pedro Sula (5.400 asesinatos al a?o), Arce escribe: ¡°Un ni?o est¨¢ detr¨¢s de [las mujeres]. Nadie le hace caso. No llora. Es el hijo. En cuesti¨®n de segundos ha crecido. Yo s¨ª lloro. Me hago a un lado¡±. Como en las mejores novelas, el detalle lo es todo. Arce apunta: ¡°Nunca entender¨¦ por qu¨¦ casi siempre los cad¨¢veres pierden uno o los dos zapatos al morir¡±, y con zarpazos as¨ª va destripando la capital ¡°m¨¢s peligrosa del mundo sin guerra declarada¡±. Arce lucha contra ¡°las adicciones, la tristeza y la depresi¨®n¡± a lo largo de su estancia en Honduras, suelto en un escenario ca¨®tico y violento donde la polic¨ªa ejecuta a los criminales y el ej¨¦rcito asesina a inocentes, donde la prensa delira y los pol¨ªticos se forran.
Francisco Goldman comparte con Arce carn¨¦ de corresponsal en Centroam¨¦rica y cubri¨® las guerras de los ochenta para Harper¡¯s. Tras pringarse de lo lindo all¨ª, este bostoniano hijo de guatemalteca y jud¨ªo americano se dedic¨® con gran ¨¦xito a la novela y la docencia. El circuito interior es a la vez cr¨®nica de la ciudad de M¨¦xico y narraci¨®n del duelo de Goldman tras la muerte de su joven esposa. Goldman ya hab¨ªa explorado el incidente en la novela Di su nombre, y aqu¨ª ahonda en el dolor y su estrategia para ahuyentarlo: aprender a conducir en el DF. Con admirable tino, Goldman enlaza ambas l¨ªneas para diseccionar el alma (y las cloacas) de la ciudad: el movimiento #YoSoy132, el barrio de Tepito, el culto a La Santa Muerte o el secuestro y ejecuci¨®n de los adolescentes del bar Heavens (clara premonici¨®n de Ayotzinapa). Aunque nunca aburrido, a ratos abruma el detalle: lo del Heavens resulta asaz intrincado, y las historias de corrupci¨®n del PRI y Pe?a Nieto se pormenorizan hasta el patat¨²s del lector. Lo mejorcito, claro, la primera persona. Muchos periodistas tienen la presencia de ¨¢nimo y el talante detectivesco para desentra?ar el ¡°narcomenudeo¡±, por ejemplo, pero no todos podr¨ªan relatar el ¡°tocar fondo¡± (en su caso, la paliza que le administran unos pijos) como lo hace Goldman; la ¡°sombr¨ªa y hueca desesperaci¨®n¡± que acompa?a al luto. La historia de c¨®mo este humano desatado consigue ¡°aferrarse¡± a s¨ª mismo es el gran triunfo de la obra.
??igo Dom¨ªnguez es el ¨²nico de esta selecci¨®n que no se jug¨® la vida escribiendo, aunque tal vez s¨ª dej¨® en ello parte de su inocencia
??igo Dom¨ªnguez es el ¨²nico de esta selecci¨®n que no se jug¨® la vida escribiendo, aunque tal vez s¨ª dej¨® en ello parte de su inocencia. Su Mediterr¨¢neo descapotable es un celebrable trabajo de cr¨®nica c¨®mica, a la altura del Resaca cr¨®nica de Pablo Zarracina o el Irse a Madrid de Jabois. Dom¨ªnguez es un cronista garboso y ¨¢cido que tambi¨¦n hace gala de una inopinada ternura. Dom¨ªnguez es ¡°el viajero¡±, protagonista de una vuelta a la costa espa?ola en plena ¨¦poca del despiporre (2008), cuando todo el mundo era (o se so?aba) rico y se constru¨ªa en met¨¢stasis. Es la funesta Espa?a del ladrillo al borde del precipicio, un ¡°paisaje moral¡± muy concreto que el autor aborda con la mirada del reci¨¦n llegado (Dom¨ªnguez llevaba siete a?os de corresponsal en Roma cuando le propusieron el periplo). Ah¨ª va ¡°el viajero¡±, de Colliure a Tarifa, a bordo de su Peugeot 207 descapotable y armado de una gu¨ªa del pa¨ªs (¡°en ingl¨¦s, para ver c¨®mo les cuentan las cosas a los extranjeros¡±), y lo que nos cuenta es hilarante y pavoroso a partes iguales. Todas las chifladuras y corruptelas, los aeropuertos fantasma y las urbanizaciones esperp¨¦nticas. Y todo ello tintado de vicisitudes-en-el-camino y entra?ables recuerdos del autor, y demasiadas frases memorables como para citarlas aqu¨ª (de acuerdo, ah¨ª va una: ¡°Se olvida lo que es la juventud si no se frecuenta¡±).
Tres cr¨®nicas de lectura o-bli-ga-da para este verano.
Novato en nota roja; corresponsal en Tegucigalpa. Alberto Arce. Libros del K.O. 212 p¨¢ginas.
El circuito interior; una cr¨®nica de la ciudad de M¨¦xico. Francisco Goldman. Turner. 282 p¨¢ginas.
Mediterr¨¢neo descapotable; viaje rid¨ªculo por aquel pa¨ªs tan feliz. ??igo Dom¨ªnguez. Libros del K.O. 285 p¨¢ginas.
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