Turandot como agente doble
Es un buen 'blockbuster' de acci¨®n, pero llama la atenci¨®n que sea tan fr¨ªo
Hasta ahora, dos hab¨ªan sido los intentos de integrar el vector del romanticismo dentro de la saga cinematogr¨¢fica basada en la serie que cre¨® Bruce Geller en 1966. Lo hizo John Woo en M.I. 2 - (Misi¨®n Imposible 2, 2000), entendiendo el desbordamiento tr¨¢gico-rom¨¢ntico como una prolongaci¨®n de su estilo visual pirot¨¦cnico. Y J. J. Abrams aplic¨®, en su algo expeditiva Mission: Impossible III (2006), la misma f¨®rmula que le hab¨ªa dado tan buen resultado en el medio televisivo: inventarle una intimidad dom¨¦stica y familiar al arquetipo del h¨¦roe, intoxicando el relato con recursos de culebr¨®n. Ninguno de ellos tuvo una idea tan brillante como la que ha tenido ¡ªy desaprovechado¡ª Christopher McQuarrie en Misi¨®n: Imposible. Naci¨®n secreta (2015): sostener un relato de esp¨ªas sobre ecos del Turandot de Puccini.
MISI?N: IMPOSIBLE. NACI?N SECRETA
Direcci¨®n: Christopher McQuarrie.
Int¨¦rpretes: Tom Cruise, Alec Baldwin, Rebecca Ferguson, Jeremy Renner.
G¨¦nero: thriller. Estados Unidos, 2015.
Duraci¨®n: 131 minutos.
Aqu¨ª, pues, Ethan Hunt es un poco el pr¨ªncipe Calaf, enamorado de un enigma femenino que habla en acertijos y podr¨ªa precipitar su muerte. Hay una set-piece que hace expl¨ªcito el v¨ªnculo: una revisi¨®n de la escena clim¨¢tica de El hombre que sab¨ªa demasiado (1956) que multiplica el n¨²mero de tiradores y que el cineasta ejecuta con una gran precisi¨®n, sin una nota de exceso y con apuntes de slapstick bien calzados, mientras en el escenario se desarrolla una representaci¨®n de la ¨®pera. A partir de ese momento, los ecos del Nessun Dorma en la banda sonora ser¨¢n recurrentes, pero casi como recordatorio de la gran pel¨ªcula rom¨¢ntica que pod¨ªa haber sido y McQuarrie, enfrascado, como sus personajes, en una misi¨®n exigente ¡ªen su caso, llevar a buen puerto un aparatoso blockbuster y lograr que su metraje pase como un suspiro¡ª, no ha tenido el tiempo ¡ªo la sensibilidad¡ª para hacer. En efecto, Misi¨®n: Imposible. Naci¨®n secreta es un buen blockbuster de acci¨®n, pero llama la atenci¨®n que sea tan fr¨ªo pese a tanto Turandot.
Una de las se?as de identidad de cada entrega de la saga es aquella imagen ic¨®nica que convierte a Ethan Hunt/Tom Cruise en una cifra heroica desafiando al vac¨ªo: McQuarrie cumple con el expediente en el muy eficaz, si bien demasiado breve, pr¨®logo de la pel¨ªcula. Guionista y mano derecha de Bryan Singer, McQuarrie se sumerge en el universo de Misi¨®n imposible con la misma vocaci¨®n cl¨¢sica que despleg¨® en la escena que abr¨ªa su segundo largo, Jack Reacher (2012). Aqu¨ª, por fortuna, el material de partida ¡ªla serie de Bruce Geller¡ª resulta bastante m¨¢s inspirador que una novela tosca de Lee Child y el cineasta se entrega a la labor de facturar una buena pel¨ªcula (o un buen s¨²per-episodio: de hecho, las mejores entregas de la serie eran como pel¨ªculas condensadas) de Misi¨®n imposible. McQuarrie afronta su deber sin aspavientos estil¨ªsticos, pero sabiendo que una buena elecci¨®n de encuadre puede suministrar un directo golpe de pertinente informaci¨®n.
El concepto de Naci¨®n Secreta que centra la trama parece reproducir punto por punto el modo en que, en el primer episodio de la serie El agente de CIPOL (1964), se defin¨ªa a la organizaci¨®n THRUSH. M¨¢s tradicionalista que renovador, tanto en lo est¨¦tico como en lo narrativo, McQuarrie cumple, pero no arrebata.
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