Triunfo de Sebasti¨¢n Castella en Gij¨®n con un ¡®juampedro¡¯ de vuelta al ruedo
Enrique Ponce y El Juli protagonizaron un decepcionante mano a mano en la feria de Huesca
El diestro franc¨¦s Sebasti¨¢n Castella sali¨® a hombros en el segundo festejo de la feria taurina de Gij¨®n, gracias a las dos orejas que cort¨® de un gran toro de vuelta al ruedo de la ganader¨ªa de Juan Pedro Domecq.
Con tres cuartos largos de entrada, se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de juego desigual. Los mejores, primero y tercero y, sobre todo, el quinto, premiado con la vuelta al ruedo.
Jos¨¦ Antonio Morante de la Puebla, oreja y ovaci¨®n; Sebasti¨¢n Castella, silencio y dos orejas, y Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, oreja y ovaci¨®n.
Empez¨® bien el segundo festejo de la feria gijonesa en honor a la Virgen de Bego?a, con una primorosa faena de Morante de la Puebla al primero de la tarde, al que cuaj¨® de principio a fin.
Brind¨® la faena a su compa?ero Castella, presumiblemente por sus ¨²ltimas declaraciones en defensa de la fiesta, y el torero hizo lo que quiso con el "juanpedro" para el deleite del tendido.
Toreo hondo, encajado, parsimonioso y de exquisito aroma, especialmente al natural, por donde extrajo muletazos de impecable trazo ante un toro noble y repetidor. Una media estocada fue suficiente para dar por finalizada una faena premiada con un trofeo.
No pudo, sin embargo, redondear la puerta grande Morante con el cuarto, un toro sin raza que se apag¨® muy pronto. El sevillano lo intent¨®, y logr¨® un par de tandas por el lado derecho de notable m¨¦rito, lo que le vali¨® para ser ovacionado al t¨¦rmino de su quehacer.
Castella se estrell¨® con su primero, un toro que se desfond¨® pr¨¢cticamente a las primeras de cambio, con el que el franc¨¦s apenas pudo pasar de detalles sueltos en una faena eclipsada tambi¨¦n por la lluvia que ca¨ªa en ese momento.
Se pudo resarcir Castella en el quinto, un gran toro de Juan Pedro Domecq, premiado, a la postre, con la vuelta al ruedo, y al que el de Beziers cort¨® las dos orejas. Cal¨® hondo el mayest¨¢tico toreo de Castella, que puso la emoci¨®n en los cites de largo para embarcar al astado en la muleta y torearlo con suma quietud, dominio y cadencia. Todo muy compacto y reunido.
Fue una faena de alto voltaje, que, pese al descabello que requiri¨®, no le impidi¨® pasear el doble trofeo de "Coca¨ªna", que fue como se llam¨® el extraordinario ejemplar de Juan Pedro.
Manzanares dio un recital de temple y buen gusto frente a su primero, un toro bonancible por el pit¨®n derecho, al que cuaj¨® entre el clamor de los tendidos gijoneses, que disfrutaron con el toreo del alicantino. Entr¨® a matar Manzanares desde muy lejos, y agarr¨® una gran estocada que hizo rodar al toro, lo que le granje¨® una oreja. En el sexto se cerr¨® la puerta grande por estropear con los aceros otra faena de buen nivel.
Un mano a mano de fiasco en Huesca
El mano a mano que dirimieron los diestros Enrique Ponce y Juli¨¢n L¨®pez El Juli en Huesca result¨® un espect¨¢culo de lo m¨¢s decepcionante, un fiasco en toda regla, sobre todo, por el petardo ganadero que protagonizaron las ganader¨ªas de Las Ramblas y Santiago Domecq.
Con lleno en los tendidos, se lidiaron tres toros de Las Ramblas para Enrique Ponce, y otros tres para El Juli de Santiago Domecq, desiguales de presentaci¨®n, inv¨¢lidos y descastados.
Enrique Ponce, palmas, una oreja y silencio; El Juli, silencio, palmas y silencio.
Corrida de expectaci¨®n, corrida de decepci¨®n. El mano a mano entre Enrique Ponce y El Juli, que se preve¨ªa lo mejor de la feria taurina de Huesca 2015, result¨® un aut¨¦ntico fiasco en todos los sentidos. Tan s¨®lo Enrique Ponce cort¨® una oreja. Los aficionados aguantaron estoicamente una tarde para olvidar.
Muy poco pudieron hacer los dos matadores. Ponce y El Juli estuvieron muy c¨®modos, sin riesgo, ni peligro. No hubo emoci¨®n, ni nada de nada.
Los dos matadores con sus respectivos toros y ganader¨ªas, los de las Ramblas para Ponce, y los otros tres de la ganader¨ªa de Santiago Domec para El Juli fueron un aut¨¦ntico desastre. Mansos de solemnidad, faltos de fuerzas, continuamente por los suelos y sin poder sacarles apenas nada, por lo que la corrida fue tan mala como breve.
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