La maternidad como campo de batalla
La Fundaci¨®n Trussardi analiza la iconograf¨ªa de la madre del siglo XX en 400 obras
A primera vista parece un tapiz, pero en realidad es una enorme vagina tejida en c¨¢?amo rojo por Magdalena Abakanowicz, la obra que introduce a los visitantes a La Grande Madre, una exposici¨®n que analiza la iconograf¨ªa de la maternidad a lo largo del siglo XX, a trav¨¦s de 400 obras de 139 artistas, de los cuales m¨¢s de 100 son mujeres. La muestra, organizada por la Fundaci¨®n Trussardi, se apropia de las 29 salas del Palacio Real de Mil¨¢n, convirti¨¦ndolas en la casa de mu?ecas evocada por Ibsen con un recorrido concebido como un gran ¨¢lbum de familia.
¡°La maternidad que surge de la muestra es ajena a la imagen edulcorada de la publicidad. Es un territorio de lucha, que las mujeres tuvieron que reconquistar, sobre el cual los hombres han reivindicado toda suerte de derechos. Parad¨®jicamente en el campo de batalla de la maternidad se ha construido el edificio del patriarcado¡±, asegura el comisario de la muestra Massimiliano Gioni, director art¨ªstico de la Fundaci¨®n Trussardi. ¡°Hemos preferido no tener una sede fija y trasladarnos a otros edificios de la ciudad, a menudo infrautilizados o abandonados, aunque en esta ocasi¨®n al tener obras de museo apostamos por un espacio dif¨ªcil, pero lleno de sugerencias como es el Palacio Real¡±, a?ade la presidenta de la Fundaci¨®n, Beatrice Trussardi, hija de Nicola, el estilista fundador de la casa de moda.
El recorrido arranca con las Venus paleol¨ªticas y las diosas del archivo di Olga Fr?be-Kapteyn, imprescindible por todo aquel que en los a?os 30 quisiera investigar el arquetipo de la grande madre y las culturas matriarcales de la historia, como Jung y Freud, inmortalizado con su madre Amelia. La parte hist¨®rica de la muestra, que se puede visitar hasta el 15 de noviembre, da la vuelta a movimientos de corte machista como el futurismo, el dada y el surrealismo, para sacar a la luz obras de artistas pasadas en segundo plano debido al protagonismo de sus colegas hombres. Una de ellas es Benedetta, ofuscada por la estela de su marido Tommaso Marinetti, autor del Manifiesto Futurista, que promov¨ªa, aunque nunca se saque a relucir, el desprecio de la mujer. De la misma forma las obras de Leonora Carrington, Dorothea Tanning, Remedios Varo y Frida Kahlo, que se autorretrata como un cervatillo herido, demuestran que el surrealismo no es un club s¨®lo para hombres, como sugerir¨ªan los desnudos de Magritte, las v¨ªrgenes de Eluard y las mujeres-ni?as de Breton. Las mujeres tambi¨¦n son representadas como m¨¢quinas, ¡°hijas sin madre¡± seg¨²n las defin¨ªa Picabia. En estas salas, entre el urinario de Duchamp, fotografiado bajo el disfraz de Rose S¨¦lavy y obras maestras de las vanguardias hist¨®ricas, destaca la M¨¢quina de la Tortura, imaginada por Kafka y construida por Harald Szeemann en 1975. En el claustrof¨®bico mundo kafkiano la m¨¢quina tat¨²a sobre el cuerpo del reo su pena con un crescendo de dolor que lleva al pecador a darse cuenta de su falta.
Condena biol¨®gica
¡°Una historia iconogr¨¢fica de la maternidad habla inevitablemente de la relaci¨®n entre las mujeres y el poder personal y pol¨ªtico del hombre¡±, explica Gioni, que fue comisario de la Bienal de Venecia 2013. Vivida m¨¢s como una condena biol¨®gica, tras la II Guerra Mundial la maternidad es rechazada a trav¨¦s de un recorrido de b¨²squeda y emancipaci¨®n a menudo doloroso, que pasa por la lucha por el derecho a los anticonceptivos y el aborto. Una monumental instalaci¨®n de carritos de beb¨¦ usados de Nari Ward enlaza la secci¨®n hist¨®rica de la muestra con la m¨¢s contempor¨¢nea, que se articula alrededor de un conjunto de piezas de Louise Bourgeois, acompa?adas por la Medeade Pasolini, la madre desnaturalizada y tremenda, que interpret¨® Maria Callas.
El gigantesco padre amenazante de Thomas Sch¨¹tte, que recuerda c¨®mo los reg¨ªmenes se han apropiado siempre de la maternidad, interes¨¢ndose m¨¢s por su aspecto funcional que por su sacralidad, da paso a obras que a menudo atraen y repelen con igual fuerza como la reinterpretaci¨®n de Rosemarie Trockel de El origen del mundo de Courbet y el grotesco v¨ªdeo de monigotes animados de Natalie Djurberg, en el cual una madre lucha contra cinco ni?os desalmados que quieren volver a su ¨²tero de cualquier manera. La relaci¨®n conflictiva con la historia se plasma en las fotos de Cindy Sherman, la performance en la que Carolee Schneemann saca de su vagina una hilera de preservativos atados, la divinidad celta reinterpretada por Nancy Spero y la diosa de hormig¨®n de la rumana Andra Ursuta, la artista m¨¢s joven de la exhaustiva selecci¨®n de Gioni. Todas ellas se vuelven a apoderar de la iconograf¨ªa hist¨®rica y religiosa, otorg¨¢ndole un significado nuevo, reivindicativo y a menudo incluso agresivo.
La maternidad cient¨ªfica con las primeras fotos de un feto en el ¨²tero sacadas en 1965 y la ya c¨¦lebre serie de Nicholas Nixon, que fotograf¨ªa cuatro hermanas cada a?o desde 1975, anticipan la traca final de la muestra. La ¨²ltima sala es un canto a la dolorosa ausencia de la madre, que se plasma en la pel¨ªcula que Warhol dedica a su progenitora, en la figura de Virginia Woolf con la ropa de su madre y en una Gillian Wearing oculta tras la m¨¢scara de su madre.
Madres interactivas
La Grande Madre tiene tambi¨¦n una vertiente interactiva a trav¨¦s de Internet y las redes sociales. Como aperitivo de la muestra, el pasado 10 de mayo, fiesta de la madre en Italia, Yoko Ono lanz¨® el proyecto #MyMommyIsBeautiful, que ya ha recogido miles de im¨¢genes en Facebook, Instagram y Twitter. Adem¨¢s hasta el 15 de noviembre, fecha de clausura de la exposici¨®n, se llevar¨¢ a cabo la performance de Roman Ond¨¢k, Teaching to walk, dedicada a un instante m¨¢gico e imprevisible, los primeros pasos de un ni?o. El artista ha elegido 86 madres (una por d¨ªa), para que ense?en a caminar a sus hijos en la sala presidida por la embarazad¨ªsima Balloon Venus de Jeff Koons, acompa?adas por la musiquita circense de Bocaccio 70de Fellini. Todos pueden compartir sus primeros pasos y los de sus seres queridos a trav¨¦s del Instagram #TeachingToWalk.
La inauguraci¨®n de La Grande Madre, ha sido precedida por una acci¨®n de Agnes D¨¦nes, que en febrero sembr¨® un campo de cinco hect¨¢reas de trigo entre los flamantes rascacielos de Porta Nuova.
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