Paradoja de la v¨ªctima verdugo
La pel¨ªcula sobre violencia adolescente evita las habituales mec¨¢nicas bienintencionadas
A la hora de afrontar un tema tan delicado como el ejercicio de la violencia en la edad adolescente, con elementos no menos espinosos como el acoso escolar en su tel¨®n de fondo, Los h¨¦roes del mal, ¨®pera prima del hasta ahora actor y cortometrajista Zoe Berriat¨²a, es, ante todo, una pel¨ªcula valiente. Un discurso que asume riesgos, enfrenta a sus espectadores a ideas muy poco tranquilizadoras y evita las habituales mec¨¢nicas bienintencionadas que suele conllevar el siempre vigente puritanismo progresista.
En Los h¨¦roes del mal, el primer d¨ªa de clase en un instituto se convierte, a los sones de The Young Person¡¯s Guide to the Orchestra de Benjamin Britten, en el ritual de adjudicaci¨®n de roles que condenar¨¢ a los tres personajes protagonistas a recibir el papel de figuras excluidas, marginalizadas y victimizadas en la estructura jer¨¢rquica presidida por los matones de turno. A partir de ese contundente arranque, Berriat¨²a no tarda en dejar claro que su propuesta va a alterar los lugares comunes reiterados en tanto cine espa?ol en torno a j¨®venes problem¨¢ticos. La capacidad de su protagonista para convertir su propio dolor en arma ofensiva e instrumento de agresi¨®n infiltrar¨¢ un componente transgresor y malditista en el relato. Todo eso llevar¨¢ a la cohesi¨®n de una suerte de tr¨ªo infernal, con trazas de revisi¨®n masoquista del m¨¦nage ¨¤ trois de?Jules et Jim (1962), dispuesto a enfrentarse con violencia a la violencia dominante.
LOS H?ROES DEL MAL
Direcci¨®n: Zoe Berriat¨²a.
Int¨¦rpretes: Jorge Clemente, Emilio Palacios, Beatriz Medina, Olvia Baglivi, Macarena G¨®mez, Paula Soldevila, Nacho Coronado.
Espa?a, 2005.
Duraci¨®n: 93 minitos.
El terceto protagonista es una de las grandes fortalezas de la pel¨ªcula: aunque, como figura central del relato, el actor Jorge Clemente no contiene en todo momento cierta tendencia a la crispaci¨®n interpretativa, la naturalidad de Emilio Palacios y la seductora extra?eza de Beatriz Medina completan un poderoso juego de contrastes que logra hacer veros¨ªmil esa, a priori, improbable comuni¨®n en los m¨¢rgenes. La pel¨ªcula no es redonda y a veces resulta grosera y algo descuidada en algunos de sus trazos ¨Cel enfrentamiento con la prostituta-, pero logra llevar su planteamiento hasta sus extremos m¨¢s irrespirables, sin amilanarse, sin ninguna concesi¨®n de cara a la galer¨ªa.
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