Carol Rama, artista visionaria y provocadora
Cre¨® a Dorina y Appassionata, sus personajes m¨¢s ic¨®nicos, anticipo de las transformaciones en la representaci¨®n del cuerpo y la sexualidad a finales del siglo XX
Carol Rama falleci¨® el pasado 25 de septiembre, en su casa de Tur¨ªn, rodeada de ventanas tapadas por cortinas negras y recuerdos de amigos y admiradores como Calvino, Warhol, Picasso, Orson Wells, Man Ray, el poeta Edoardo Sanguineti, su gran amor plat¨®nico y Bu?uel, que la quiso para un cameo en Viridiana, entre muchos otros. Rama ten¨ªa 97 a?os y llevaba ya m¨¢s de una d¨¦cada sumida en las brumas de su propia mente.
Ser redescubierta y reivindicada por el establishment art¨ªstico internacional y las j¨®venes generaciones de artistas, cuando ya no se daba cuenta, fue tan solo la ¨²ltima paradoja e injusticia de una vida que con ella no fue f¨¢cil ni generosa y que sin embargo disfrut¨® hasta las ¨²ltimas consecuencias, sin compromisos ni quejas. Si hubiera nacido en Nueva York, ahora su nombre ser¨ªa tan conocido como el de Bourgeois o Pollock y su presencia ser¨ªa imprescindible en cualquier historia del arte del siglo XX. Sin embargo naci¨® en la burguesa y cerrada Tur¨ªn de 1918, a la que en los a?os oscuros de la posguerra abofete¨® con una obra dura, descarada, al l¨ªmite de la pornograf¨ªa, del todo ajena a cualquier hip¨®crita concesi¨®n comercial. Adem¨¢s, su padre era un industrial que no solo se arruin¨®, sino que manten¨ªa una doble vida homosexual y termin¨® por suicidarse, mientras que su mujer ingresaba en un hospital psiqui¨¢trico, dejando a Carol lidiar con sus fantasmas.
¡°Resulta inaudito comisariar la primera gran retrospectiva internacional de una artista totalmente olvidada, que ha perdido la memoria. La historia del arte es la historia de nuestra propia amnesia, del olvido de todo lo que no supimos mirar como la obra de Rama, tan magistral como subversiva, tan marginal como irrefutable¡±, aseguraba Paul B. Preciado con ocasi¨®n de La pasi¨®n seg¨²n Carol Rama, la retrospectiva que le dedic¨® el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) en 2014 y que posteriormente viaj¨® a Par¨ªs y ahora contin¨²a por Helsinki, Dubl¨ªn y Tur¨ªn.
La muestra, que incide en los momentos clave de una trayectoria larga y prol¨ªfica, que se desarroll¨® entre 1936 y 2006, representa la culminaci¨®n de un proceso de recuperaci¨®n que, tras un fallido intento de la cr¨ªtica italiana Lea Vergini en los a?os ochenta, finalmente cuaj¨® con la muestra del Museo Stedelijk de ?msterdam en 1998, comisariada por Rudi Fuchs y Cristina Mundici, que ahora lleva el Archivo Carol Rama de Tur¨ªn y trabaja en el cat¨¢logo razonado de su obra.
Sus pinturas er¨®ticas, delicadas y violentas a la vez, que remiten a una sexualidad contradictoria y a su complicada biograf¨ªa, rebosan de lenguas, penes, pechos y miembros despedazados, al punto que en 1945 su primera individual fue cerrada por obscena y las obras confiscadas. En la d¨¦cada de 1960 su fascinaci¨®n por la materia se tradujo en pinturas que incluyen garras de animales, pelos, ojos de vidrio e incluso dientes humanos como los siete que le regal¨® el music¨®logo Massimo Mila. Por su aproximaci¨®n creativa y el uso de materiales pobres, como las tiras de neum¨¢ticos que a veces parecen pinceladas y otras pieles arrancadas, lo l¨®gico hubiera sido que perteneciera al arte povera. Sin embargo era demasiado inc¨®moda, sucia y libre para la ortodoxia del movimiento que triunfaba en los a?os de plomo italianos y el ostracismo machista de sus miembros contribuy¨® a dificultarle el reconocimiento por parte de los c¨ªrculos art¨ªsticos e intelectuales. Nunca le perdonaron haber desafiado los grandes tab¨²s sexuales al pintar masturbaciones masculinas, un humano penetrando un ornitorrinco e incluso su madre defecando.
En su estudio oscuro cre¨® a Dorina y Appassionata, sus personajes m¨¢s ic¨®nicos, que anticipan las transformaciones en la representaci¨®n del cuerpo y la sexualidad que tendr¨¢n lugar en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX. A la luz de su obra es posible releer cr¨ªticamente la historiograf¨ªa dominante y cuestionar sus arquetipos, y su herencia, aunque no siempre consciente, se encuentra en las obras de muchas artistas, de Kiki Smith a Cindy Sherman, de Marina Abramovic a Tracey Emin.
Justo un d¨ªa antes de su muerte en Tur¨ªn, se inaugur¨® PanoRama, una muestra homenaje expandida en seis galer¨ªas, que exponen los trabajos de 18 j¨®venes artistas de diversas nacionalidades, inspirados por la cruel po¨¦tica de la inmensa Carol Rama.
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