El tema y las maneras
Tiene los planteamientos de la 'feelgood movie' y, sin embargo, uno tiene la sensaci¨®n de haber visto algo ¨²nico y extraordinario
Segundo largometraje de Maciej Pieprzyca y uno de los buques insignia de la cinematograf¨ªa polaca en el circuito de festivales en la misma cosecha que dio la valiosa y reconocida Ida de Pawel Pawlikowski, Life feels good es un interesant¨ªsimo caso de estudio. Su material de partida es pr¨¢cticamente el mismo que ha inspirado tantas bromas a lo?Tropic Thunder (2008) sobre el modelo de drama enaltecedor potencialmente oscarizable: es la historia de superaci¨®n de un h¨¦roe solitario condicionado por una discapacidad ¨Cla par¨¢lisis cerebral-, protagonizado por un actor ¨Cel joven Dawid Ogrodnik- que ofrece un exigente recital f¨ªsico-interpretativo y, por si el cuadro t¨®pico no fuera suficiente¡ basado en una historia real. Por otra parte, el mismo t¨ªtulo internacional de la pel¨ªcula parece apelar a un subg¨¦nero particularmente infecto ¨Cla feelgood movie-, del que cineastas como Todd Solondz no han tenido reparo en abominar p¨²blicamente.?Life feels good ni altera, ni pervierte los planteamientos de la feelgood movie y, sin embargo, despu¨¦s de verla, uno ¨Cpor lo menos este cr¨ªtico (en este caso convencido de no estar solo en esta batalla)- tiene la sensaci¨®n de haber visto algo ¨²nico y extraordinario.
El secreto de esta aparente contradicci¨®n reside en que quiz¨¢ no era el tema, sino las maneras lo que, a lo largo de los a?os, ha ido acumulando tantos ¨ªndices de rechazo cr¨ªtico sobre este particular. Life feels good cuenta la historia de Mateusz Rosinski, un joven con par¨¢lisis cerebral que crece, rodeado de afecto, en un entorno familiar que se resiste al dictamen m¨¦dico de que su condici¨®n es la de vegetal y que, por tanto, jam¨¢s ser¨¢ capaz de comunicarse, de devolver el m¨¢s m¨ªnimo grado de empat¨ªa a todos los esfuerzos comunicativos de los suyos. Las elecciones polacas de 1989 marcan un importante punto de inflexi¨®n en el desarrollo de esta historia, que no es sino la de la conquista de una identidad y de las herramientas para comunicarla.
LIFE FEELS GOOD
Direcci¨®n: Maciej Pieprzyca.
Int¨¦rpretes: Dawid Ogrodnik, Kamil Tkacz, Dorota Kolak, Arkadiusz Jakubik, Helena Sujecka, Anna Nehrebecka, Katarzyna Zawadzka, Timoteusz Marciniak.
G¨¦nero: drama. Polonia, 2013.
Duraci¨®n: 112 minutos.
Maciej Pieprzyca renuncia a los enf¨¢ticos recursos formales que hubiese utilizado una producci¨®n estadounidense de corte acad¨¦mico para contar todo esto: aqu¨ª prevalecen las tomas fijas y unos encuadres precisos, incluso r¨ªgidos, que revelan, sobre todo, una enorme capacidad de saber desde d¨®nde mirar algo que, contemplado de otro modo, hubiese convertido lo pudoroso y sensible en artiller¨ªa de gas lacrim¨®geno. A la hora de retratar los dos espacios principales del hogar familiar, el cineasta utiliza un modelo de plano sim¨¦trico que recuerda a los empleados por Jaime Rosales en?La soledad (2007). Avanzada la pel¨ªcula, una inc¨®moda cena familiar en la que una cuidadora utiliza a Mateusz como arma arrojadiza contra su entorno sostiene todo su potencial para la incomodidad en el implacable estatismo del plano e invita a recordar la naturaleza mucho m¨¢s heterodoxa de otro gran melodrama con discapacitados:?Oasis (2002) del coreano Lee Chang-dong. Otro plano general fijo resuelve el cl¨ªmax emocional de la pel¨ªcula, mientras una luz helada cubre as¨¦pticamente el tr¨¢nsito del llanto a la risa redentora que se da en la escena.
Cuando, en una residencia para discapacitados ps¨ªquicos, el protagonista recibe la bendici¨®n de un sacerdote que le dice: ¡°Dios te ama¡±, la voz en off del protagonista formula una reflexi¨®n que da la medida de la gran altura humanista y de la nada crispada inteligencia de este trabajo: ¡°?Y qu¨¦ pasar¨ªa si me odiase?¡±. Life feels good no duda en entrar con naturalidad en temas que siguen consider¨¢ndose tab¨² ¨Cla representaci¨®n de la sexualidad del discapacitado- y logra que su actor principal ¨Cmuy bien precedido, no obstante, por la entregada labor del ni?o Kamil Tkacz, que interpreta al personaje en el primer tramo- ponga en evidencia a tanta interpretaci¨®n galardonada en esta especialidad: mientras otros hacen gimnasia expresionista, ¨¦l se revela instrumento de sutileza y precisi¨®n. Dawid Ogrodnik consigue que palpemos las corrientes subterr¨¢neas de luz y reconocimiento que surcan su rostro cuando escucha el tema musical que le recuerda a un afecto ausente y riza el rizo en la escena en la que, directamente, se convierte en un discapacitado sobreactuando una discapacidad que no tiene ante el tribunal que quiere cambiarle de residencia. En efecto, no es el tema, son las maneras. Y las maneras de?Life feels good trascienden la correcci¨®n, renuncian a lo lacrim¨®geno y van al hueso de lo importante. Sin golpes bajos.
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