Pseudosado

Aquel libro, Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James, no aspiraba a premios literarios pero desat¨® un fen¨®meno que vino a llamarse porno para mam¨¢s. Muchas (y muchos) se engancharon a ese relato calentorro que, se supone, conect¨® con sus fantas¨ªas. La discreci¨®n del libro electr¨®nico ech¨® una mano. La pel¨ªcula, de Sam Taylor-Johnson, lleg¨® al cine por San Valent¨ªn y ya la emite Canal + Estrenos. Quien espere algo muy morboso se llevar¨¢ un chasco.

El filme se sostiene en una digna actuaci¨®n de Dakota Johnson, no as¨ª la del insulso Jamie Dornan. Pero en vez de sacudirnos con una relaci¨®n salvaje, al l¨ªmite, durante la mayor parte del metraje aquello parece Pretty Woman, exitosa actualizaci¨®n del mito de Cenicienta: esa chica ingenua deslumbrada por el millonario que la pasea en helic¨®ptero o la recibe en su mansi¨®n a todo lujo.

Para no ser una obra rom¨¢ntica, sobra az¨²car y falta sexo. Como hab¨ªa que cuidar su distribuci¨®n masiva, las escenas son poco expl¨ªcitas. En vez del sadomaso anunciado predominan las ataduras (bondage para los iniciados) y otros juegos que solo asustar¨¢n a los pacatos. A a?os luz de la sordidez y brutalidad de Nymphomaniac, de Von Trier, por otro lado un tost¨®n. Puestos a buscar transgresi¨®n, perturba m¨¢s Las edades de Lul¨², de Bigas Luna (y novela de Almudena Grandes). Puestos a ver un dominio er¨®tico digamos que consentido, resulta m¨¢s sensual Nueve semanas y media.

Eso s¨ª: lo que no escandaliza el pseudosado lo hace la obsesi¨®n de Grey por controlar la vida de su pareja. El rico triunfador le pide que firme un contrato que regula lo que hace en la cama o fuera de ella (nada de copas); se enfada porque viaja a visitar a su madre y se planta all¨ª sin haber sido invitado; cambia su coche por uno nuevo sin consultar. Por mucha pasta que ponga, hay m¨¢s maltrato ah¨ª que en las m¨¢scaras de seda o los l¨¢tigos de sat¨¦n.

No lo olviden: tres asesinadas en dos d¨ªas?por el terror machista.