Canciones alternas de amor

Los musicales sin di¨¢logos, en los que las emociones, las palabras y la acciones se representan exclusivamente a trav¨¦s de canciones cuya letra ejerce de hiperv¨ªnculo sentimental, parecen desterrados hoy en d¨ªa para el cine. Aunque s¨®lo sea por eso, el atrevimiento comercial de Los ¨²ltimos cinco a?os, traslaci¨®n de un musical de Jason Robert Brown, nacido en Chicago, triunfador en el off Broadway y adaptado en variados pa¨ªses, es bienvenido. Pero no por mucho m¨¢s.

La pel¨ªcula, lastrada por la falta de recursos en la puesta en escena del veterano Richard LaGravenese (?en qu¨¦ momento este poderoso guionista, de El rey pescador a Los puentes de Madison, se empe?¨® en querer ser director convencional?), queda en entredicho tambi¨¦n por una de sus esencias, uno de esos recursos narrativos tan de moda que de pura originalidad acaban cayendo en el absurdo: la historia de amor de la pareja protagonista se cuenta a trav¨¦s de las canciones, en orden alterno con uno u otro como protagonista, pero las de ¨¦l avanzan en el orden cronol¨®gico de esos cinco a?os del t¨ªtulo mientras las de ella van de adelante hacia atr¨¢s. ?Para qu¨¦ tanto l¨ªo? Se podr¨ªa decir que para dar una visi¨®n distinta de la verdadera naturaleza del amor, pero quiz¨¢ sea solo por epatar. Musicalmente, cuando se evita el pop m¨¢s facil¨®n y la balada meliflua con canciones m¨¢s aguerridas, la pel¨ªcula mejora, pero siempre da la impresi¨®n de que, al ser un musical de c¨¢mara, sin apenas bailes y puro combate a dos, las tablas del teatro y la cercan¨ªa emocional deb¨ªan sentarle bastante mejor que la pantalla.