De excursi¨®n por la Espa?a profunda
Escrito con prosa eficaz y un planteamiento con demasiado ruido, 'El Rey del Juego', de Juan Francisco Ferr¨¦, actualiza la tradici¨®n de retablos esperp¨¦nticos del pa¨ªs
Las opiniones ilustres que Ferr¨¦ pone al frente de su nueva novela son ap¨®crifas, por supuesto, pero ayudan a entender cu¨¢l era su pretensi¨®n: a Rafael Chirbes no le ha gustado, pero no querr¨ªa decirlo; a Juan Goytisolo tampoco, pero lo ¨²ltimo que har¨ªa es descalificar algo tan moderno; a Fernando S¨¢nchez Drag¨® le ha encantado, hasta el punto de que se cree retratado en uno de los personajes, el viejo y repugnante don Amaro: cada cual a su modo, esa es la opini¨®n de los aguafiestas. Jordi Gracia desde?a con vehemencia esta ¡°mascarada amarga¡± y piensa que ¡°tras la incorrecci¨®n pol¨ªtica, est¨¢ el cinismo¡±; Pablo Iglesias echa en falta ¡°una sola idea inteligente¡±: son la voz de la regeneraci¨®n cr¨ªtica.
?No tiene algo de inteligente autovacuna, por parte de Ferr¨¦, esta elecci¨®n de partidarios y contrarios? Porque su artefacto narrativo se instala, por un lado, en la veterana tradici¨®n de retablos esperp¨¦nticos del pa¨ªs, desde Quevedo a Arrabal, pasando por Valle-Incl¨¢n. Y, por otro lado, lo hace en los t¨¦rminos metaf¨®ricos que utilizan tambi¨¦n los relatos del ¨²ltimo Manuel Vilas: la presencia tot¨¦mica de los medios de comunicaci¨®n de masas, el coro destemplado de los personajes de actualidad, la burla de los mandamases y, en nuestro caso, la est¨¦tica convulsa del videojuego.
Pero tanto uno como otro conocen bien la alta cultura convencional. Y si Vilas suele tenerla presente en la caricatura de su ineficacia, Juan Francisco Ferr¨¦ la incorpora a la propia g¨¦nesis de su texto. La peregrinaci¨®n de Axel Bocanegra (que es un escritor para j¨®venes, ya sin mucha fortuna) comienza en el Bar de Bringas (marbete muy galdosiano) y acaba en un celtib¨¦rico viaje en autob¨²s de l¨ªnea, de regreso a su casa como si viniera de una excursi¨®n a Villar del R¨ªo. El Rey del Juego recuerda, aunque sea muy de lejos, la fantas¨ªa pedag¨®gica galdosiana de El caballero encantado, que fue la huida personal del viejo escritor de las pesadumbres de 1898. Axel y Ferr¨¦ huyen aqu¨ª de otro noventayocho m¨¢s reciente, la derrota de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol en el pasado Mundial de Brasil, y los compa?eros-truchimanes que les arrastran son dos hermanos, Willy y Dany, encarnaciones de la horterada hisp¨¢nica pero tambi¨¦n h¨¦roes de la nueva regeneraci¨®n: la soluci¨®n est¨¢ en el videojuego Espa?a profunda II que recibe Axel al final de su periplo. Incluso no le falta a la peripecia un toque cervantino, que Ferr¨¦ administra bien: hay novelas intercaladas que narran los personajes y comentan los oyentes; hay trueques de personalidad misteriosos y palos por doquier; hay un singular caballero ¡ªdon Amaro¡ª que act¨²a de encantador (y de espejo de todas las trampas y miserias de la pol¨ªtica profesional), y hay incluso una inmersi¨®n final en el mundo gitano de la vieja Sara (y de alguna gitanilla tentadora) que apunta a cierta oscura redenci¨®n por la v¨ªa matriarcal.
En 2007 Juan Francisco Ferr¨¦ y Julio Ortega publicaron una antolog¨ªa de la nueva narrativa bajo el t¨ªtulo Mutantes, no s¨¦ si jactancioso o autocompasivo. Algunos de los presentes en el libro se acogieron al emblema de generaci¨®n Nocilla, que fue la golosina de su ni?ez y que rescat¨® Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo. Les ronda el excesivo remoquete de ¡°literatura total¡± y, sobre todo, el prefijo ¡°pos-¡±, al que puede a?adirse toda clase de conceptos, de modo que flotar¨¢n sobre cualesquiera tendencias y quiz¨¢ las sobrevivan. Pero conviene no confundir la bulimia t¨¦cnica y la perplejidad est¨¦tica con la sensaci¨®n de ¡°final¡±, que es la m¨¢s enga?osa que conoce la historia de la cultura (que se lo pregunten a los at¨®nitos vecinos del a?o 1000 de nuestra era, o a los decadentistas de 1900). Lo digo porque El Rey del Juego es un libro que vale la pena y que est¨¢ escrito con prosa eficaz, pero cuyo planteamiento necesita m¨¢s nitidez y menos ruido. Sus sucesivas org¨ªas me han aburrido bastante a lo largo de muchas p¨¢ginas. Uno de los ap¨®crifos iniciales invoca el nombre de Don DeLillo, pero esta novela no es White Noise ni Underworld, por debajo de las que percibimos un arte de narrar y un conocimiento de la especie humana que no es s¨®lo de hoy mismo. Lo que me parece seguro es que Ferr¨¦ y alg¨²n otro mutante tambi¨¦n pueden hacerlo as¨ª¡
El Rey del Juego.? Juan Francisco Ferr¨¦. Anagrama. Barcelona, 2015. 280 p¨¢ginas. 18,90 euros.
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