El arte irrumpe en el Festival E?e
Will Gompertz y Fernando Castro Fl¨®rez buscan dar sentido a la creaci¨®n contempor¨¢nea
La culpa fue de Marcel Duchamp: pero tambi¨¦n la responsabilidad de darle sentido. ?A qu¨¦? A lo que desde hace m¨¢s o menos un siglo propiciara, para bien y para mal, la vanguardia. Eso que llaman arte contempor¨¢neo y que trataron de explicar de manera tan certera como brillante Will Gompertz y el cr¨ªtico Fernando Castro Fl¨®rez, en la segunda jornada del Festival E?e.
Uno es autor de obras entre divulgativas y de calado como ?Qu¨¦ est¨¢s mirando? 150 a?os de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos (Tusquets) y el otro, profesor de Est¨¦tica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y responsable del ensayo Mierda y cat¨¢strofe, entre otros, donde perfila y distingue entre la pertinencia de lo enjundioso y la volatilidad de lo execrable. Con ellos, el arte como concepto y reivindicaci¨®n de la inteligencia entr¨® de lleno en el C¨ªrculo de Bellas Artes, dentro de un encuentro m¨¢s volcado a la literatura pero que no por eso deja de abrirse a multitud de disciplinas.
Corr¨ªa un aire de revoloteo oto?al y el Festival E?e iniciaba a media ma?ana su intensa jornada de s¨¢bado. Gompertz, encargado de la informaci¨®n de arte en la BBC durante a?os, propon¨ªa el urinario de Duchamp para empezar el d¨ªa: ¡°Cuando lo present¨® a una muestra de artistas independientes y liberales en Nueva York, bajo el t¨ªtulo de La fuente y firmado por R. Mutt, no s¨®lo se lo rechazaron, sino que mandaron hacerlo a?icos. Lo que ¨¦l intentaba, aparte de retar a los organizadores, fue plantear tres preguntas cruciales: ?Por qu¨¦ el arte tiene que ser bello? ?Por qu¨¦ lo tienen que crear artistas? ?Por qu¨¦ debe ser ¨²nico?¡±. Aquella acci¨®n cambi¨® la creaci¨®n pl¨¢stica, escult¨®rica, pict¨®rica para siempre. ¡°Destrozaba la convenci¨®n de que el arte era aquello que se representaba sobre un lienzo, una tela o se esculp¨ªa con cincel¡±, coment¨® Gompertz.
Desde que Michel Foucault propuso que convirti¨¦ramos nuestras vidas en una obra de arte, hemos entrado en ese desaf¨ªo
Lo que Duchamp persegu¨ªa era apartarse de la acci¨®n meramente est¨¦tica y comenzar a pensar como un artista. Intelectualizar la provocaci¨®n sobre nuestro entorno, nuestro tiempo. As¨ª es como se urde el arte conceptual. En esa frontera nos seguimos encontrando hoy. Un l¨ªmite que se rebasa a menudo, una fina alambrada, dif¨ªcil y compleja de discernir, donde los cr¨ªticos deben cumplir el papel de otorgarle sentido.
Es lo que intenta Castro Fl¨®rez, tal como demostr¨® en di¨¢logo con Gompertz: ¡°Desde que Michel Foucault propuso que convirti¨¦ramos nuestras vidas en una obra de arte, hemos entrado en ese desaf¨ªo¡±. Sin evitar la confusi¨®n, como ha ocurrido en diversos montajes que simulando detritus y restos de fiestas, han sido convenientemente barridos por las limpiadoras de algunos museos.
Fue el caso de ?D¨®nde vamos a bailar esta noche?, instalaci¨®n de Sara Goldschmied y Eleonora Chiari en el Museo Bolzano, de Mil¨¢n, recordaba Castro Fl¨®rez. ¡°Tras la bronca pertinente, no se bajaron de sus trece e indicaron que los responsables les aclararan para hacer bien su trabajo qu¨¦ es arte y qu¨¦ basura¡±.
Hay artistas que en cambio no dejan lugar a dudas. Otros mueven a la risa. Inevitable. Uno de los soniquetes favoritos de nuestra era consiste en plantearse dentro de las exposiciones de algunos museos: ?Es arte o me tomas el pelo? Ante esto, Castro Fl¨®rez se atreve a distinguir: ¡°?Son s¨®lo los artistas quienes nos revelan verdades m¨ªsticas o sencillamente quienes nos descubren la materia de la que est¨¢ hecha el mundo?¡±. Quiz¨¢s no estemos hablando m¨¢s que de habilidosos encantadores de serpientes, aquellos que como sostiene el escritor Julian Barnes, ¡°se encargan de revelarnos una verdad exacta como si fuese una bella mentira¡±, a?ad¨ªa Gompertz.
Un ejemplo diario y contundente de arte en papel nos lo ofrece El Roto, con sus vi?etas en EL PA?S, apuntaba Castro Fl¨®rez. Andr¨¦s R¨¢bago y sus saltos al vac¨ªo, a los que dota de sentido gr¨¢fico, est¨¦tico, moral, como demostr¨® por la tarde en conversaci¨®n con otro escritor capaz de revelarnos multitud de claves en nuestro mundo de hoy, como Manuel Vicent, y un maestro de la modernidad en el periodismo, como ?ngel S¨¢nchez Harguindey.
Se entremezclaban en la fiesta E?e, con happenings entre po¨¦ticos y musicales a cargo de una musa de la movida como Ana Curra, que ofreci¨® una acci¨®n de verso urbano acompa?ada de la guitarra de C¨¦sar Scappa, al tiempo que Sergio Vila-Sanju¨¢n, Ignacio Elguero y Fernando Gonz¨¢lez Gonzo, debat¨ªan si resulta necesario revitalizar el periodismo cultural.
Por la tarde noche, venciendo la resaca del Real Madrid-Bar?a, un pu?ado de mujeres con poderosas voces literarias comparec¨ªan en los diferentes espacios del C¨ªrculo de Bellas Artes. Raquel Robles confesaba su desdoblamiento en ni?a cautiva de la dictadura argentina. La autora de Perder y Peque?os combatientes dialog¨® con Carmen Boullosa, poco antes de que Almudena Grandes y Gabriela Ybarra, dos autoras comunes tan s¨®lo separadas por la corriente de una distinta generaci¨®n, desgranaban las claves de sus m¨¢s recientes novelas: Los besos en el pan y El comensal.
Al tiempo, Marta Sanz, con el premio Herralde de este a?o bajo el brazo por su novela Far¨¢ndula, rend¨ªa merecido homenaje a Rafael Chirbes, acompa?ada de Jorge S¨¢nchez Cabezudo y su hermano Alberto, encargados de haber adaptado Crematorio a la televisi¨®n.
Babelia
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