M¨¢s Disney que Pixar
En el programa de radio La ventana del ¨²ltimo mi¨¦rcoles llam¨® una oyente describiendo uno de los recuerdos m¨¢s gozosos e imborrables de su infancia. Consisti¨® en ver en Beta un d¨ªa s¨ª y el siguiente tambi¨¦n, durante varios a?os seguidos, la pel¨ªcula de Walt Disney Los tres caballeros. Y no porque fuera la ¨²nica pel¨ªcula de su videoteca (los cr¨ªos del orfanato en la preciosa Las normas de la casa de la sidra ve¨ªan todas las semanas King Kong, pero su asombro y su fascinaci¨®n ante la ¨²nica que hab¨ªan conocido en su existencia permanec¨ªan intactas) sino porque segu¨ªa haci¨¦ndola feliz.
Conozco a muchas personas cuya memoria de la ni?ez le agradecer¨¢ eternamente a Disney el placer que les otorg¨®. En mi caso, como siempre debo de haber sido rarito, no recuerdo con especial embeleso el cine de dibujos animados. Me gustaban las de piratas y espadachines, indios y vaqueros, las aventuras de gente de carne y hueso. Cuando me hice presuntamente adulto solo era espectador de dibujos animados si acompa?aba a ni?os. Y disfrutaba con su deleite, pero en general, yo me aburr¨ªa bastante. Me ocurri¨® hasta que hace veinte a?os volcaron su talento y su sensibilidad en este g¨¦nero un grupo de artistas, poetas, humoristas, t¨¦cnicos asombrosos que fundaron la productora Pixar. Y s¨¦ que los ni?os lo pasan bien con sus ofertas pero sospecho que los mayores aun mejor, que las emociones y los sentimientos que describen y las historias que cuentan le afectan a un p¨²blico masivo y de cualquier edad.
Consecuentemente, mis expectativas ante El viaje de Arlo son muy grandes. Y su est¨¦tica es grandiosa. Nunca he visto en el cine de animaci¨®n semejante despliegue art¨ªstico recreando los colores de la naturaleza. Monta?as y valles, tormentas y r¨ªos, bosques y barrancos, praderas y ¨¢rboles, amaneceres y ocasos, est¨¢n creados con un sentido de la belleza y una perfecci¨®n pict¨®rica que provoca hipnosis. Debe de haber exigido tanto esfuerzo como imaginaci¨®n, tanto dinero como inventiva.
Pero esta belleza estilista no est¨¢ acompa?ada de las se?as de identidad de Pixar. Durante todo el metraje tengo la sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu. Y en alg¨²n ligero bostezo llego a la conclusi¨®n de que lo que me est¨¢n contando se atiene fielmente a las viejas f¨®rmulas de Disney, que tiene mucho m¨¢s que ver con una narrativa y una forma de tratar los sentimientos que pertenece al pasado, a lo tradicional, pero que el toque, el tratamiento, el retrato de personajes y situaciones, la inmensa gracia que imprime Pixar a sus pel¨ªculas est¨¢n casi desaparecidas aqu¨ª.
Todo me resulta previsible y s¨¦ fatigosamente lo que va a ocurrir en el desarrollo de esta historia, la del dinosaurito que a diferencia de sus fogosos hermanos ha nacido con m¨ªnimo sentido de la supervivencia en un mundo muy duro, una criatura llena de miedos e incertidumbres, tambi¨¦n intuyo el destino de su protector y preocupado padre, su desamparo en medio de una intemperie para la que no est¨¢ preparado y los entra?ables amigos y peligrosos enemigos que va a encontrarse en su problem¨¢tico regreso a casa. Me suenan excesivamente los di¨¢logos, me molesta el abuso del ternurismo y la sensibler¨ªa, la machacona presencia de la m¨²sica subrayando los sentimientos, la blandenguer¨ªa amable como recurso infalible para manejar las emociones del receptor.
Y entiendo que aquel se?or tan meritorio, o genial seg¨²n sus m¨²ltiples y justificados admiradores, llamado Walt Disney, le hubiera otorgado su bendici¨®n a El viaje de Arlo. E incluso adivinado su taquillaje con un m¨ªnimo margen de error. Imagino que la van a disfrutar enormemente los ni?os. Todo ello me parece l¨®gico y venturoso. Mi problema es que siempre espero algo m¨¢gico de Pixar. Y aqu¨ª veo escasas huellas de la creatividad de John Lasseter, padre y m¨¢ximo responsable de los nuevos y brillantes tiempos del cine de animaci¨®n.
Es la primera pel¨ªcula que dirige Peter Sohn, se?or que antes hab¨ªa hecho de todo y al parecer extraordinariamente en la filmograf¨ªa de Pixar. Me ense?an un v¨ªdeo en el que le entrevista un amigo m¨ªo y siento inmediato afecto por su persona. Y entiendo en qui¨¦n se inspiraron f¨ªsicamente los creadores de esa preciosidad titulada Up para parir al ni?o explorador. Es id¨¦ntico a Peter Sohn, con treinta a?os menos. Y alguien me revela algo tan evidente como que el anciano de Up es igual que Spencer Tracy. Y es que con demasiada frecuencia, no me entero de nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.